lunes, 16 de marzo de 2009

El sabor de la Pepa y las demencias del IVU...


Hasta ese momento era otro día como tantos, nada de aventuras, muy poco de emociones, bastante de lo mismo. Otra procesión de máquinas pobladas que nos alineamos con algo de nitidez involuntaria, porque siempre en mayor o menor grado, en la mentalidad del transportista urbano sobretodo, hay indicios de rebeldía individualista, de hacer ésta o aquella maroma que redunde en el elusivo avance de la agenda cotidiana, pero muchas, muchísimas más son las veces en que sucumbimos a la realidad ordinaria y frustrante de que nuestro destino automobilizado está en manos de una deidad suprema contra la cual, cuales prometeos del tapón de la era industrial, estamos condenados de por vida a estar encadenados a esta liturgia urbana.











Y aquí estoy otra vez, acontecimiento en nada insospechado, solo en el carro en una marcha lenta y profusamente acompañado de otros muchos, unos en grupos, otros en pareja y hasta más como yo, solos, viajeros rutinarios en, y valga el juego de palabras, viajes de rutina en coreografía aburrida sobre el tablado pavimentado del regreso a la casa. La radio tal vez el aspecto clave de mi estrategia para sobreponerme al tedio en FM empieza a ser dominada por las voces histéricas de disc jockeys en su alabanza comercial a la vida de happy hours y payola. Jumm... La tolerancia usualmente baja ante esta gritería y escapismo sexista hoy aguanta poco. Un breve paseo por AM y las opiniones consabidas de voces sin credibilidad que viven de buscarle la quinta pata al gato tampoco me atrae mucho. Resignado pongo el CD de jazz latino, volumen notable y dejo que la mezcla de ritmos y tiempos le sirva de transfondo a mis pensamientos y terapia de la espera; trombones en contravoz con trompetas con sordina y un guiro bien raspao me salvan un poco de la locura.





Observo a mi alrededor, derecha e izquierda cuadros de caras en las variantes del tema del tapón: la pareja enamorada, la pareja discutiendo, la carita del niño pegado a la ventana con sus ojos llenos de alegría me saca la lengua, la vetusta faz arrugada de la anciana mirando hacia la incertidumbre de un futuro abreviado… todos somos personajes de esta coreografía mecánica… mientras un saxo melancólico baila con una samba la boca se empieza a llenar de saliva y recuerdo hacia que voy.



La idea del arroz con pollo me había seducido desde temprano, coño.. casi lo podía oler con todo y que estaba en el carro. La sonrisa placentera acompañaba la llegada del jazz picante de Jorge Dalto a mi espacio mientras pensaba en lo bueno y rico que era tener gustos simples y sabrosos. La avenida estaba algo tupida pero ya me estaba acercando a la cuestita donde de seguro me esperaba el cómplice ideal, un buen aguacate madurito y a lo mejor dos, qué cará…



Pintado de colores brillantes rojo, amarillo, verde y azul, ahi 'taba, pa‘ estar de buenas con tol‘ mundo han dicho unos, pa llamar la atención piensan los otros, yo creo que hay algo de ambos, ya habían varios carros detenidos en la marginal, Yeyo echaba unos aguacates en una bolsa de papel mientras su esposa se despide de otros que se alejan. Al acercarse mi carro, ella se acerca. “Tengo que hablarte, digo si puedes bajarte..” Me dice. “Claro..” contesto mientras apago el carro.

Como tantas otras veces en que mi desprecio por la prisa, mi necesidad y gusto de hablar con gente normal o porque ellos deseaban preguntarme algo, busqué la vieja silla de aluminio y me ubiqué en la sombrita de la carpa que cubria el carretón. “Aquí te espero, ahh quiero dos aguacates pa’ hoy cuando puedas..” En eso Yeyo rápidamente se me acercó y me estrechó la mano: “Tenemos que hablar..” Pero diciendo eso se oye la bocina de una guagua llena de muchachos. “Dale, vete y atiéndelos..” La verdad que pensé que poder tener una conversación en esta hora de su ‘rush’ de ventas iba ser algo difícil pero eso lo saben ellos mejor que yo y si me pidieron que me parara algo importante sería…






'Las caras lindas, las caras lindas de mi gente...' No pude dejar de pensar que estampas como las que les narro son escenas inspiradoras de bombas, sones y plenas: 'Asi son las cosas compay, asi son las cosas...'

Nuestra amistad había incrementado más allá de un mera relación comercial pasajera aunque frecuente, les era leal porque la verdad que siempre tenían de los mejores aguacates del patio y eran totalmente honestos en cuanto a si estaban o no estaban, mucho más allá de la acostumbrada tocada o apretaita que tanto exige de las destrezas de cateo aguacatero de alguien como yo.



Había, en una época de inocencia previa, ido a otros sitios donde la experiencia había sido en ocasiones no necesariamente satisfactoria, hubo algo de trucos y hubo su aguacate importado. Las tradiciones nacen de esta manera, de la seguridad, de la tranquilidad y los resultados de sabor probado, una y otra vez, y si hubo instantes en que escaseaban.. o por alguna razón la calidad no era de primera, la sinceridad de decirte lo que fuese, y no la actitud de vender comoquiera... Una cosa lleva a la otra, del sencillo intercambio se abonaba una amistad, auspiciado por el trato amable, y sin pensarlo mucho, empezaron a suscitarse pequeñas charlas, chistes y el omnipresente comentario sobre el clima.

Asi las cosas, fue cuando anunciaron el Impuesto a la Venta y Uso, el famoso IVU, que impuso la obligación a todos los comerciantes y profesionales independientes de registrarse en el Departamento de Hacienda, todos sin importar el tamaño o el volumen del negocio, que la amistad floreció. Esa obligación la anunciaron enérgicamente acentuando las posibles repercusiones negativas a todo aquel que fuese encontrado violando dicha reglamentación de multas cuantiosas y el cierre de los establecimientos delincuentes. Una tarde comprando aguacates Yeyo me dijo que le habían dicho que tenía que inscribir el carretón y cobrarle a los clientes $1.07 en vez del peso que usualmente cobraba. Que los siete centavos los tenía que guardar pa’ cada mes mandarlos a Hacienda. Jamás olvidaré la expresión de sus rostros ese día, le habían dicho que tenía que ponerle un nombre comercial al carretón. En aquella ocasión como de hecho yo tenía que sacar mi certificado, me comprometí a ayudarlos.



Lo que empezó como ‘Aguacates Yeyo’, la primera sugerencia que le hizo un amigo, luego un estudiante de mercadeo le sugirió que lo cambiara por ‘Aguacate Express’; este muchacho recién casado y muy buena gentón hasta le dijo que le pusiera el ‘slogan’: “Jamás llegue a su casa sin haber pasado por Aguacate Express”. Yeyo me lo dijo cuando llegué con los formularios de inscripción pero siendo Yeyo un hombre de tierra adentro noté que el asunto del nombre no le cuadraba de ninguna manera con su verdadera forma de ser, con quien era. Como tenía que explicarle con calma y ayudarlo a llenar el formulario y nuevamente era la hora de ‘rush’ de las ventas, quedé en regresar a la hora en que cierran el carretón. Mientras hablaba con el noté a su esposa que al terminar una venta cogía siete centavos y los echaba dentro de una lata de galletas, ‘Pal IVU’ me dijo Yeyo.

Antes de irme me invitó a que fueramos a la casa cuando volviera y que me tenía un bacalao guisao’ pa’ acompañarnos durante el asunto de los papeles. De primeras pensé excusarme pero, ¡¿bacalao..?!!!.. pregunté con un tono que me salió del alma. ‘Si hombre con yautía blanca y unas panas que parecen mantequilla…’ Ahora díganme ¿cómo diantre podría negarse alguien que se precia y jacta de ser tan puertorriqueñista como yo…? digo, y además el poco de tiempo extra me permitiría ehh.. digo, explicar todo con más detalle. “Claro que si, hombre, para mi va ser un.. un placer..” Yeyo contento me contesta mientras me monto en el carro: “Eso es verdad ya vas a ver lo que es el sabor de la Pepa…” Ahh, no les había dicho que el nombre la esposa de Yeyo, digo el apodo, es Pepa. Mientras me alejaba su frase llena de orgullo y amor no se me salía de la cabeza:“…ya vas a ver lo que es el sabor de la Pepa…”



Esa noche en los campos de Aguas Buenas, en su casa humilde pero llena de amor, no solo llenamos el formulario y nos llenamos nosotros con un bacalao guisao’ que sabía a gloria sino que inspirados en la escena le sugerí el nombre de su negocio, sentados en el balcón, oyendo los coquís y tomando un cafesito le dije: ‘Oye Yeyo y ¿porqué no le pones ehh El sabor de la Pepa..” En eso Pepa se empieza a reir, Yeyo estuvo de acuerdo y así lo bautizamos.



De eso hace más de un año, de buenas a primera llegó hasta un rótulo cooperación de un artista del barrio. Ahh, sobre la lata de los centavitos del IVU, un día Yeyo cambió el sistema, era tanta la gente que no le quería dar cambio y para un negocito de vender aguacates tener que estar cambiando pesos, peso tras peso, para devolover el menudo se volvió una verdadera tragedia. Pepa me explicó que sacaron cuenta y a la larga perdían más cobrando los siete centavos por el problema del cambio y el retraso en poder hacer la venta lo que hacia que gente se fuera y que por eso decidieron mejor volver al 'aguacates a peso' y pues a base de lo que vendieran sacaban la cuenta aunque fuera en parte perdiendo, aunque no ganaban, dejaban de perder algo, clientes que se iban y clientes que no aceptaban los aguacates que no fueran a peso...

Yo no dejé de pensar y pienso todavía acerca de cuántos de esos comerciantes de las que llaman microempresas deben estar pasando lo mismo que Yeyo y si de verdad el gobierno que tanto malgasta debe estar haciéndole la vida imposible a personas humildes y honestas, nada que sin ser especialista en el tema, uno piensa que para actividades económicas, digamos, de poco volumen, tal vez sea justo que opere solo una tarifa básica fija.



La voz de Yeyo me sacó de los recuerdos: “Chacho cógete estos dos, mera que lindos, están que se comen solos..” Una señora que regresaba a su carro dice: “Ajá.. Así mismo, con pan de agua..” Pepa riéndose, se nos acerca mientras se despide de la señora amante del pan con aguacate: “Y ¿qué me dices del gringo Dave que dice que se los come como postre..?”













Mientras reaccionaba, Yeyo me dice: “Tu que estas al tanto de to’ lo que se mueve, hazme el favor de averiguar si es verdad que al embeleco del IVU le van a meter que uno tiene que tener la maquinita pa ATH obligao’.. imagínate..” “Ajá” fue lo único que me salió porque la verdad que la idea de una ATH en un carretón de aguacates, un carrito de piraguas, el muchacho que lava carros, el jardinero…

Y en mi conciencia nace un coro de plena:

Que cosa ma' loca,
que barbarida'..
lo que se le ocurre al gobierno
no tiene lógica...

Que cosa ma' loca,
que barbarida'..
lo que se le ocurre al gobierno
no tiene lógica...



5 comentarios:

Unknown dijo...

!gracias por estas notas!

Anónimo dijo...

Excelente! Excelente!

Anónimo dijo...

Oye Robert..Donde es el carreton de esos aguacates?? Muchos saludos..tenemos que reunirnos pronto en el Refugio..

Anónimo dijo...

Felicitaciones... Por eso es que me gusta tanto como escribes, eres un hombre con un talento increible, tan comprometido siempre con las causas que defiendes y tan enfatico y apasionado cuando lo haces... A nuestra burda cotidianidad la transformas en algo bello, al mismo tiempo que informas, educas y denuncias, posees una inteligencia sagaz y asi lo demuestras en tus escritos...

Anónimo dijo...

¡Te felicito! Me hago eco de las palabras del texto de Norma Santiago. Además, mientras leía ; la cocina rica del sabor de la Pepa los aromas inundaron mi imaginación y de momento sentí...
"Huele el ambiente a pacholí y albahaca, a ruda, a yerbabuena, toronjil, a salvia y a romero, a tomillo, a sáuco y verbena.Son aromas del campo de mi tierra, que como incienso, en devoción se entregan, en cada Navidad al Cristo Niño, cuya morada señaló una estrella..." (Navidad Puertorriqueña de Carmen Alicia Cadilla de Ruibal).¡Felicidades Pachi, por ese texto tan aromático!Marie Ramos Rosado, La Libre Pensadora.