domingo, 20 de diciembre de 2009
De lo que puede pasar cuando ves un retrato de una poeta. Paseo entre los colores de Rafael Alberti.
Empezó con el retrato de una poeta cuya mirada me llevó a un verso:
"Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra"
...el verso conspirador trajo consigo a sus imágenes hermanas 'recuerdos del cielo'
y de repente una brisa salada soplaba las velas de colores de Alberti en un conjuro de caricias,
los vuelos apalomados surcaban mares...
siendo ambos criaturas marineras en tierra nuestras proas bailan oleajes similares...
los cabos sueltos, las palabras navegando juguetonas, el ancla levado, el timonel alegre y las risas ligeras...
-roberto 'pachi' ortiz feliciano
Madrigal al billete de tranvía
Adonde el viento, impávido, subleva
torres de luz contra la sangre mía,
tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.
Huyes, directa, rectamente liso,
en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.
Y no arde en ti la rosa, ni en ti priva
el finado clavel, si la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta. Rafael Alberti
Ahh y puedes ver 'Tres Recuerdos Del Cielo' de Rafael Alberti en
http://www.facebook.com/note.php?note_id=210897928057&id=607415538&ref=mf
o en la sección de comentarios. ROF
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3 comentarios:
QUE LINDO REGALO ROBERTO!! ME HAS HECHO EL DIA Y APARTE MI MADRE ERA TREMENDA ARTISTA QUE EVOCABA LA ESENCIA BORICUA SIENDO GRIEGA Y ME DA NO SE QUE VER ESTOS TRABAJOS HERMOSOS - GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS!!
La poesía para Alberti se convierte en un arma necesaria para sacudir conciencias...para no olvidar jamás. Gracias por recordar
Tres Recuerdos Del Cielo de Rafael Alberti
Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer
Prólogo
No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.
Todo, anterior al balido y al llanto.
Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña.
Cuando el viento soñaba melenas que peinar
y claveles el fuego que encender y mejillas
y el agua unos labios parados donde beber.
Todo, anterior al cuerpo, al nombre y al tiempo.
Entonces yo recuerdo que, una vez, en el cielo...
Primer recuerdo
... una azucena tronchada...
Gustavo Adolfo Bécquer
Paseaba con un dejo de azucena que piensa,
casi de pájaro que sabe ha de nacer.
Mirándose sin verse a una luna que le hacía espejo el sueño
y a un silencio de nieve que le elevaba los pies.
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia y a las palabras.
No sabía.
Blanca alumna del aire,
temblaba con las estrellas, con la flor y los árboles.
Su tallo, su verde talle.
Con las estrellas mías
que, ignorantes de todo,
por cavar dos lagunas en sus ojos
la ahogaron en dos mares.
Y recuerdo...
Nada más: muerta, alejarse.
Segundo recuerdo
... rumor de besos y batir de alas...
Gustavo Adolfo Bécquer
También antes,
mucho antes de la rebelión de las sombras,
de que al mundo cayeran plumas incendiadas
y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio.
Antes, antes que tú me preguntaras
el número y el sitio de mi cuerpo.
Mucho antes del cuerpo.
En la época del alma.
Cuando tú abriste en la frente sin corona del cielo
la primera dinastía del sueño.
Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra.
Entonces, nuestro encuentro.
Tercer recuerdo
... detrás del abanico de plumas de oro...
Gustavo Adolfo Bécquer
Aún los valses del cielo no habían desposado al jazmín y la nieve,
ni los aires pensado en la posible música de tus cabellos,
ni decretado el rey que la violeta se enterrara en un libro.
No.
Era la era en que la golondrina viajaba
sin nuestras iniciales en el pico.
En que las campanillas y las enredaderas
morían sin balcones que escalar y estrellas.
La era
en que al hombro de un ave no había flor que apoyara la cabeza.
Entonces, detrás de tu abanico, nuestra luna primera.
(Tomado de Sobre los ángeles, 1927-1928)
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