les digo porque lo se
mi madre no tenía mucho tiempo para dedicar a las matas
sin embargo en mi casa hubo limones, mangoes, acerolas y guayaba
en parte mis abuelos conspiraron trayendo semillas
era la magia de mi madre que las cuidaba
porque mi madre no tenía mucho tiempo para cuidarlas
pero fueron sabrosos sus frutos
abundantes barrigas de colores todos los años tenían
aunque lloviera poco, aunque lloviera mucho
esa casa que dijeron que nos quedaba grande cuando mi padre no regresó
pero que mi madre se propuso pelear como quijotada
de verdes pintó sus alrededores
aunque lloviera poco, aunque lloviera mucho
a pesar que nadie regaba con agua sus tierras
porque mi madre no tenía tiempo para dedicarle a esas cosas que tanto amaba
porque tenía tanto tiempo que dedicarle a gente y otras cosas que tanto amaba
mi adultez empezó siendo un niño de tercer grado
eso mi madre me decía
pero me repetía que mi niñez siempre me acompañaría
si siempre de casi todo me reía
y que no me preocupara por las cosas que viera
que no me faltarían si de todo leía
y en mi casa los libros aparecían en todas las esquinas, cuartos y recovecos
como bíblicos panes se multiplicaban
era que mi madre de maestra de español
seguía estudiando mientras leía
seguía cantando mientas bailaba
aunque no tenía mucho tiempo para dedicarle a las matas, todo a su alrededor florecía
desde que en sus silencios comenzó a caminar a solas
rodeada de temores que con sonrisas escondía
la conocí en movimiento
trabajaba, cocinaba, estudiaba, leía, cantaba y bailaba
y aunque no tenía mucho tiempo para las matas
siempre tuvo tiempo para hablarme hasta cuando yo dormía
se iba temprano a sus compromisos
dejando las ollas y las cacerolas desde la madrugada calientes y tapadas
cosas de la vida que mi hermano mayor
hoy doctor experto en tantos procedimientos
desde niño ni calentar habichuelas sabía
y yo era encargado de alejar las hambres
atendiendo lo que mi madre desde temprano hacía
eran otros tiempos dicen y digo
y hasta cemento en los patios crecía
cuando en fines de semana se rejuntaban los vecinos
y hoy aquí, otro día allá
a trabajar de gratis para el amigo se dedicaban
hoy aquí, otro día allá
en el bonche me colaba
amarrando varillas, cargando cubos, mezclando tres de esto con dos de aquello
y aunque mi madre no tenía tiempo para las matas
en esos momentos sacaba de la cocina lo que le tocaba aportar
unos días refrescos, otros días guisados arroces
todos los días los buenos días
y nos fuimos criando
mientras ella trabajaba, estudiaba y luego volvía a trabajar otros días
cocinando de madrugada madrigales, cantando y bailando cuando podía
y sin mucho tiempo para regar las matas
todo a su alrededor florecía
y un día empezaron los rosales de diferentes colores
a crecer al lado de la casa
justo al lado en el que se sentaba a beber café y leer poesía
cada vez que podía
y un buen día trajo el flamboyán solo un infante era
y lo sembramos en medio del patio delantero
aunque muchos le dijeron que era palo que grande crecía
y grande creció
aunque mi madre tuvo poco tiempo para velar de su crecida
de repente florecía sus rojos ardían
igual que las rosas que en el lado de la casa con las poesías crecían
y en el patio de atrás, las frutas y los limones esperaban
a que yo cuando quería los recogía
porque mi hermano el doctor de hoy
que a tantas atenciones de tantas cosas se dedica
esperaba que yo le llevara los mangoes, las guayabas y acerolas
y que yo los limones le exprimía
para hacer refrescos con los cuales con hielo y abanicos y chistes, los calores combatía
las vidas se vivieron
las amistades nos acompañaron
y los vecinos ayudaban
los años maduraron como las guayabas
el flamboyán grande estaba
fuerte era
seguro y abundante florecía
pero la vida sigue su rumbo
y no todo queda como era
cosas de misterios y poesía
luego que mi madre se murió
las rosas dejaron de florecer
y el flamboyán ese año no tuvo rojos que encender
a los pocos meses moría
Doña Carmen se los llevó para el cielo dijeron
por eso se que en el cielo hay flores y un flamboyán justo en el centro del paraiso
aunque en sus nuevas encomiendas mi madre
no tenga mucho tiempo para dedicarle a sus matas
de seguro entre las nubes se cuelan los colores y las frutas
mientras lee poesía, canta y baila
a ella todo siempre le florecía...
Dedicado a Carmen Luz Feliciano Carreras,
mujer puertorriqueña,
hija, madre, hermana, amiga, maestra, enamorada de la vida, la poesía y la música...
-roberto 'pachi' ortiz feliciano
(08.05.11)
7 comentarios:
En este momento ella debe estar cantando y bailando alrededor del flamboyán al leer y sentir como tú la amas y la recuerdas. Hermoso regalo.
Pachi de seguro muy orgullosa de ti, te mira desde alla arriba.Hermoso homenaje a tu querida madre.
Gracias por compartir esto. Yo también tenía esos arboles frutales en el patio cuando crecía. Te gané por uno pues tenía jobos también. Buenas frutas que eran fieles en su cosecho sin mano que las abonase o cuidase....solo la lluvia y el tiempo. Eso si...me ganastes por el flamboyán. En mi casa no lo había. Sin lugar a dudas fue un gran ejemplo en tu vida....tu mamá.
Desde el cielo te esta Bendiciendo y si se le sale alguna lagrima cuando te ve, de orgullosa que se siente de ti. Esta tu hermosa madre junto con la mia en el cielo, leyendo poesias y cantando...
Roberto, qué hermosa esta reseña de tu querida madre! Me encantó leerla porque me hizo recordad la vida sencilla, compartida con el vecindario, donde se compartía, además de comida, alegrías y tristezas. La amistad era la familia extendida, como un elástico que abarcaba la comunidad completa. No había mucho pero las ollas siempre se calentaban y preparaban comidas que sabían mejor que las de ahora. No se
necesitaban tantas cosas para darnos alegría, si no que el fabricarlas era lo que nos alegraba más. Me alegro de que guardes tan bellos recuerdos del ser que te dio la vida! Un abrazo
Hermoso honor!...muy hermoso y digno homenaje a la madre! Mil Gracias Roberto!
Un muy emotivo homenaje a tu querida madre.
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