domingo, 8 de mayo de 2011

el cielo debe estar lleno de flores y tener un flamboyán encendido en medio del patio delantero del paraiso...

el cielo debe estar lleno de flores y tener un flamboyán encendido en medio del patio delantero del paraiso...

les digo porque lo se

mi madre no tenía mucho tiempo para dedicar a las matas

sin embargo en mi casa hubo limones, mangoes, acerolas y guayaba

en parte mis abuelos conspiraron trayendo semillas

pero desde el momento que eran sembradas

era la magia de mi madre que las cuidaba

porque mi madre no tenía mucho tiempo para cuidarlas

pero fueron sabrosos sus frutos

abundantes barrigas de colores todos los años tenían

aunque lloviera poco, aunque lloviera mucho

esa casa que dijeron que nos quedaba grande cuando mi padre no regresó

pero que mi madre se propuso pelear como quijotada

de verdes pintó sus alrededores

aunque lloviera poco, aunque lloviera mucho

a pesar que nadie regaba con agua sus tierras

porque mi madre no tenía tiempo para dedicarle a esas cosas que tanto amaba

porque tenía tanto tiempo que dedicarle a gente y otras cosas que tanto amaba

mi adultez empezó siendo un niño de tercer grado

eso mi madre me decía

pero me repetía que mi niñez siempre me acompañaría

si siempre de casi todo me reía

y que no me preocupara por las cosas que viera

que no me faltarían si de todo leía

y en mi casa los libros aparecían en todas las esquinas, cuartos y recovecos

como bíblicos panes se multiplicaban

era que mi madre de maestra de español

seguía estudiando mientras leía

seguía cantando mientas bailaba

aunque no tenía mucho tiempo para dedicarle a las matas, todo a su alrededor florecía

desde que en sus silencios comenzó a caminar a solas

rodeada de temores que con sonrisas escondía

la conocí en movimiento

trabajaba, cocinaba, estudiaba, leía, cantaba y bailaba

y aunque no tenía mucho tiempo para las matas

siempre tuvo tiempo para hablarme hasta cuando yo dormía

se iba temprano a sus compromisos

dejando las ollas y las cacerolas desde la madrugada calientes y tapadas

cosas de la vida que mi hermano mayor

hoy doctor experto en tantos procedimientos

desde niño ni calentar habichuelas sabía

y yo era encargado de alejar las hambres

atendiendo lo que mi madre desde temprano hacía

eran otros tiempos dicen y digo

y hasta cemento en los patios crecía

cuando en fines de semana se rejuntaban los vecinos

y hoy aquí, otro día allá

a trabajar de gratis para el amigo se dedicaban

hoy aquí, otro día allá

en el bonche me colaba

amarrando varillas, cargando cubos, mezclando tres de esto con dos de aquello

y aunque mi madre no tenía tiempo para las matas

en esos momentos sacaba de la cocina lo que le tocaba aportar

unos días refrescos, otros días guisados arroces

todos los días los buenos días

y nos fuimos criando

mientras ella trabajaba, estudiaba y luego volvía a trabajar otros días

cocinando de madrugada madrigales, cantando y bailando cuando podía

y sin mucho tiempo para regar las matas

todo a su alrededor florecía

y un día empezaron los rosales de diferentes colores

a crecer al lado de la casa

justo al lado en el que se sentaba a beber café y leer poesía

cada vez que podía


y un buen día trajo el flamboyán solo un infante era

y lo sembramos en medio del patio delantero

aunque muchos le dijeron que era palo que grande crecía

y grande creció

aunque mi madre tuvo poco tiempo para velar de su crecida

de repente florecía sus rojos ardían

igual que las rosas que en el lado de la casa con las poesías crecían

y en el patio de atrás, las frutas y los limones esperaban

a que yo cuando quería los recogía

porque mi hermano el doctor de hoy

que a tantas atenciones de tantas cosas se dedica

esperaba que yo le llevara los mangoes, las guayabas y acerolas

y que yo los limones le exprimía

para hacer refrescos con los cuales con hielo y abanicos y chistes, los calores combatía

las vidas se vivieron

las amistades nos acompañaron

y los vecinos ayudaban

los años maduraron como las guayabas

el flamboyán grande estaba


fuerte era

seguro y abundante florecía

pero la vida sigue su rumbo

y no todo queda como era

cosas cambian...

cosas de misterios y poesía

luego que mi madre se murió

las rosas dejaron de florecer

y el flamboyán ese año no tuvo rojos que encender

a los pocos meses moría

Doña Carmen se los llevó para el cielo dijeron

por eso se que en el cielo hay flores y un flamboyán justo en el centro del paraiso

aunque en sus nuevas encomiendas mi madre

no tenga mucho tiempo para dedicarle a sus matas

de seguro entre las nubes se cuelan los colores y las frutas

mientras lee poesía, canta y baila

a ella todo siempre le florecía...





Dedicado a Carmen Luz Feliciano Carreras,
mujer puertorriqueña,
hija, madre, hermana, amiga, maestra, enamorada de la vida, la poesía y la música...
-roberto 'pachi' ortiz feliciano
(08.05.11)

7 comentarios:

Ana E. Medina dijo...

En este momento ella debe estar cantando y bailando alrededor del flamboyán al leer y sentir como tú la amas y la recuerdas. Hermoso regalo.

Alberto Octaviani Irizarry dijo...

Pachi de seguro muy orgullosa de ti, te mira desde alla arriba.Hermoso homenaje a tu querida madre.

Ligia Rivera dijo...

Gracias por compartir esto. Yo también tenía esos arboles frutales en el patio cuando crecía. Te gané por uno pues tenía jobos también. Buenas frutas que eran fieles en su cosecho sin mano que las abonase o cuidase....solo la lluvia y el tiempo. Eso si...me ganastes por el flamboyán. En mi casa no lo había. Sin lugar a dudas fue un gran ejemplo en tu vida....tu mamá.

Cuqui Lopez dijo...

Desde el cielo te esta Bendiciendo y si se le sale alguna lagrima cuando te ve, de orgullosa que se siente de ti. Esta tu hermosa madre junto con la mia en el cielo, leyendo poesias y cantando...

Anónimo dijo...

Roberto, qué hermosa esta reseña de tu querida madre! Me encantó leerla porque me hizo recordad la vida sencilla, compartida con el vecindario, donde se compartía, además de comida, alegrías y tristezas. La amistad era la familia extendida, como un elástico que abarcaba la comunidad completa. No había mucho pero las ollas siempre se calentaban y preparaban comidas que sabían mejor que las de ahora. No se
necesitaban tantas cosas para darnos alegría, si no que el fabricarlas era lo que nos alegraba más. Me alegro de que guardes tan bellos recuerdos del ser que te dio la vida! Un abrazo

Frida Bethania dijo...

Hermoso honor!...muy hermoso y digno homenaje a la madre! Mil Gracias Roberto!

Alberto Octaviani Irizarry dijo...

Un muy emotivo homenaje a tu querida madre.