martes, 24 de noviembre de 2009

hoy todavía, plantaría un árbol... nuevos retollos..


Jóvenes de Arístides Chavier lanzan nuevo vídeo


Protagonistas de cinta violenta aseguran que en los residenciales públicos “pasan cosas buenas todos los días”.
Por ELNUEVODIA.COM

Hace unas semanas acapararon la atención de los medios cuando se difundió un video en el que representaban los conflictos armados dentro de su vecindario.

Hoy, un grupo de niños del residencial Arístides Chavier, en Ponce, autodenominado el “El Combo de Chavier”, emplazó los mismos medios que en aquella ocasión los criticaron a que ahora reseñen en sus primeras planas un “vídeo positivo” que acaban de filmar.


“Queremos que todos se enteren, en los residenciales públicos de Puerto Rico pasan cosas buenas todos los días”, lee uno de los mensajes que aparece en el pietaje de unos 3 minutos.

La cinta inicia con una discusión entre los jóvenes sobre si filmar un vídeo positivo o uno negativo.

“Estábamos pensando hacer un video, sabes, como el de aquella vez bien safao, pero con un mensaje bien positivo”, dice uno de los menores. “Tiene que ser con mucha sangre, viste, y con muchas malas palabras, vez, para que llame la atención de los medios”, riposta otro de los compañeros.

Tras discutirlo con el “combo”, el grupo decide hacer cosas positivas. Unos aparecen bailando, abrazando a familiares, mientras otros entregan una flor a una joven o saludan a un policía.


“No más balas al aire, que nadie salga herido, alguien de tu familia o alguien de tus amigos”, rapea, a su vez, otro de los jovencitos.

“Ok, ya hicimos nuestro vídeo”, comenta uno previo al fin del pietaje. “Y es positivo, vamos a ver si los medios nos reseñan ahora”, reta otro de los chicos.

La compañía Homemade Video que realiza competencias artísticas de vídeos filmados por estudiantes del Departamento de Educación, asistió a los jóvenes en la edición y producción el vídeo.


El vídeo “Traición en Chavier”, de unos 10 minutos, muestra a varios menores del residencial Arístides Chavier, usando “armas” para eliminarse entre sí, en lo que simula una guerra por el control de un punto de drogas.

Tras su difusión por Youtube, las autoridades iniciaron investigaciones e incluso amenazaron con referir a los padres de los actores al Departamento de Familia.

http://www.elnuevodia.com/jovenesdearistideschavierlanzannuevovideo-641276.html

Se trata de un proceso propio de la era de las comunicaciones: cine de niños y jóvenes. El proceso de creación sui generis asistido por la accesibilidad de las tecnologías digitales (en formato casero) casi siempre comienza con una convocatoria de ideas de temática social luego a descubrir el trabajo que hay detrás de una película: fundamentalmente realizadas para el desarrollo y disfrute personal de trabajar en equipo y entre amigos. Lo más difícil es que mantengan silencio porque sus voces se encuentran alegremente ebullicientes: gozan narrando sus historias por más terribles que resulten sus temas y tramas sacados de su realidad cotidiana.


Historias surgidas de su imaginación, con poco presupuesto pero mucha creatividad joven aunque tal vez subdesarrollado o primitivo. Es una experiencia atrevida que llena un vacío en lo que respecta al desarrollo personal y creativo de los niños en el mundo audiovisual. Aunque su proyecto pasado generó mucha controversia, los profesionales de la industria: productores, actores y técnicos, han visto con buenos ojos estas iniciativas y reconocen el valor y la valentía que representa para un grupo de menores de un residencial asumir ese reto. Surge por su propia voluntad y plantea una senda pregunta: educar a los niños en el arte cinematográfico, y hacerlo en libertad, contribuye a que, en un futuro cercano, sean más críticos y más selectivos con lo que ven y hacen.


Jóvenes cineastas, actores y empresarios que tuvieron la iniciativa de emprender su negocio como un juego y divirtiéndose comunicar su mirada del mundo que los rodea: para mostrar cómo es su vida, que quieren que no se los discrimine y tener una vida digna. Cansados de los prejuicios, son chicos sanos, con anhelos de trabajar y de salir del ciclo vicioso de donde viven. Se convirtieron en realizadores de sus propias historias. El mundo de los olvidados contado por ellos mismos.

El cine ha conocido movimientos realistas, la idea del cinema verité era precisamente capturar la verdadera esencia de la calle. Solo puedo anticipar que el futuro puede traernos a un Godard o Buñuel en cierne, en otros países se hacen esfuerzos de apoyo a este movimiento esperamos que Puerto Rico sepa aquilatarlo debidamente. Tratar de encontrar el surgimiento de este tipo de cine es tarea imposible, ya que desde que se comenzó a filmar, siempre han existido cineastas o documentalistas empeñados en mostrar y denunciar la realidad que les toca vivir.


Jean Luc Godard para mencionar un ejemplo notable, tras el Mayo del 68, se decide a utilizar el cine como un guerrillero captando las historias de la calle, firme defensor de la cámara portátil y de la improvisación, usa con gran frecuencia la misma gente que se encuentra de frente o de fondo.

El exitoso actor norteamericano Ben Stiller a los diez años comenzó a hacer películas Super-8 con su hermana, Amy, y amigos.

Como dijera el que funge de productor del combo de Chavier: "[N]osotros sólo queríamos transmitir un mensaje. Nosotros somos los que vivimos en el residencial."

lunes, 23 de noviembre de 2009

La violencia doméstica: un reto para la investigación en salud pública. Rev. 29/11/09


Nota de ROF.- El 23 de noviembre de 2009 se inició el día con otra noticia fatal de violencia hacia un mujer justamente la semana del Día Internacional de No Más Violencia contra la Mujer:

06:54 a.m.
Muere mujer a manos de su ex pareja. Es la víctima número 16 de la violencia doméstica.

La violencia doméstica cobró anoche su víctima número 16, tras un incidente reportado en las Parcelas Martínez del Barrio Candelero Debajo de Humacao, informó el oficial de prensa de la Uniformada, Eduardo Andino.

La víctima fue identificada como Mabel Merced López, de 29 años. La mujer recibió múltiples heridas punzantes en diferentes partes del cuerpo, según el informe de novedades.


El supuesto agresor, identificado como Luis Alberto Cruz, se internó en un monte aledaño para intentar huir de la Policía. Sin embargo, en horas de la madrugada puedo ser atrapado. Éste se encuentra en la región policiaca de Humacao en espera de la radicación de cargos.

Se indicó que la hija menor de la víctima presenció los hechos e intentó defender a su madre.

Por Frances Rosario/END
http://www.elnuevodia.com/mueremujeramanosdesuexpareja-640843.html


En el marco del Día Internacional de lucha contra la violencia hacia la mujer, declarado por la Asamblea General de la ONU, afirmo que es una flagrante violación a los derechos humanos, un imperdonable delito criminal y una causal de discriminación dicha conducta: argumentos compartidos por activistas, ONG, y hasta Naciones Unidas.


La violencia masculina hacia las mujeres es una situación grave e intolerable en Puerto Rico, se ha convertido en un problema prioritario de salud pública.


Es fundamental evitar que la violencia de género siga pasando de una generación a otra.


Es un imperativo moral del mayor rango que el sistema de justicia se asegure de que no se tolere la reincidencia y se esfuerce en lograr hacer efectiva y eficiente el sistema de protección de las víctimas de violencia de género. (Favor ver: '“Salvaje” mata mujer frente a su hija' y otras notas de prensa relacionadas en comentarios donde se revela que el agresor tiene un largo historial de actos violentos.)


Pregunta triste pero obligada: en qué momento un acto de la llamada violencia doméstica (prefiero usar el término violencia de género) se puede considerar un crimen de odio como por ejemplo "Luis Alberto López Cruz..con un largo historial de violencia contra las mujeres, -incluyendo un asesinato previo.." (END), quien ...mata a puñaladas a una mujer (frente a su hija) porque ella lo rechaza...


Me uno a la jornada que realiza esfuerzos de incrementar la conciencia sobre la problemática de la violencia contra la mujer en Puerto Rico. Basta ya.


Exhorto a que visites:

Apuntes para no más violencias institucionales contra las mujeres y nuevas relaciones de poder. Érika Fontánez Torres; catedrática asociada de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico

http://poderyambiente.blogspot.com/2009/11/apuntes-para-no-mas-violencias.html



Igualmente el tema fue abordado previamente en:

Violencia contra la mujer

http://ortizfeliciano.blogspot.com/2007/07/violencia-contra-la-mujer.html


Unamos nuestra energías e iniciativas para dar al traste con este grave problema de discrimen y agresiones.
ROF





La violencia doméstica: un reto para la investigación en salud pública

Introducción
La violencia doméstica está considerada como un problema de salud pública que afecta a muchas mujeres y a sus familias tanto en Estados Unidos, como en el ámbito mundial. En los países en los que se han realizado estudios sobre su prevalencia se reportan cifras alarmantes. La violencia doméstica tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales, entre las que se pueden mencionar: homicidio, lesiones graves, enfermedades de transmisión sexual y VIH/SIDA, vulnerabilidad a las enfermedades, suicidio, problemas de salud mental, efectos en los niños derivados de haber presenciado actos de violencia, costos agregados de atención de salud y efectos sobre la productividad y el empleo (1).


En 1985, el ex Cirujano General de los Estados Unidos General C. Everrett Koop catalogó la violencia doméstica como problema de salud pública, estimulando a las comunidades a desarrollar programas de intervención. Desde entonces, varias organizaciones como el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) se han dedicado a crear programas para tratar de prevenir y controlar este problema. En 1993 el CDC estableció el "Family and Intimate Violence Prevention Team'' como parte del Centro Nacional de Prevención y Control de Traumas cuyo propósito principal es analizar los problemas de abuso familiar (2). Algunas de las actividades y proyectos patrocinados por el CDC incluyen el desarrollo de definiciones uniformes de violencia doméstica, y de programas comunitarios con el propósito de evaluar la respuesta comunitaria para reducir la violencia doméstica.


El CDC tiene un sistema de vigilancia en siete estados para el monitoreo de heridas por armas de fuego y las conductas de riesgo relacionadas. Esta agencia además realiza encuestas nacionales telefónicas para estimar la incidencia y la prevalencia de abuso físico y sexual, al igual que los costos que conllevan. Estos evalúan la relación entre la experiencia de violencia, factores de riesgos y estrés psicológico entre los niños, factores de riesgo asociados a la violencia interpersonal entre los adolescentes y los efectos del abuso psicológico y físico en las mujeres (3). En Puerto Rico, sin embargo, no se han desarrollado estudios similares.











En Puerto Rico la violencia doméstica es usualmente tipificada como un comportamiento delictivo pero esta constituye además un serio problema de salud para la familia puertorriqueña. Según la Ley 54 del Código Penal de Puerto Rico Artículo 103 del 15 de agosto de 1989, la violencia doméstica es un "patrón de conducta constante de empleo de fuerza física o violencia psicológica, intimidación o persecución contra una persona, por parte de su cónyuge, ex cónyuge, una persona con quien cohabita o haya cohabitado; con quien sostiene o haya sostenido una relación consensual o una persona con quien se haya procreado, para causarle daño físico a su persona, sus bienes o a la persona de otro para causarle grave daño emocional". En Puerto Rico, entre 1989 y 1998, este delito representaba el 21,89 por ciento del total de delitos cometidos en ese período (4).


El costo social que la familia tiene que pagar por la violencia doméstica es muy alto, las marcas emocionales que deja este problema son imborrables y continuarán afectando las futuras generaciones. Por tal razón, es necesario investigar este fenómeno que está afectando tanto a la familia puertorriqueña.


Magnitud de la violencia doméstica
La violencia doméstica ataca el fundamento de toda sociedad, la familia. El Departamento de Justicia de Estados Unidos estimó que el 95 por ciento de los ataques de esposos o ex esposos son cometidos por hombres a mujeres (5). En Estados Unidos durante 1992, 3.9 millones de mujeres casadas o que convivían con su pareja fueron abusadas físicamente por sus cónyuges (6). Se estima que entre 8.3 y 11.3 de cada cien mujeres en los Estados Unidos son maltratadas por sus esposos o novios anualmente (7).


En uno de cada tres incidentes de violencia doméstica se han utilizado armas de fuego y una de cada tres mujeres ha resultado herida (8). Una de las formas de identificar personas que han sufrido este tipo de maltrato es mediante las visitas a las salas de emergencia de los hospitales. En Estados Unidos de 7 por ciento a 30 por ciento de las mujeres que visitan dichas salas lo hacen por motivo de incidentes de violencia doméstica (2).












En Puerto Rico con la creación e implantación de la Ley Nº 54 se ha intentado brindar apoyo, protección y orientación a las víctimas de violencia doméstica. A pesar de dichos esfuerzos el aumento de casos de violencia doméstica es alarmante. La Comisión para los Asuntos de la Mujer indicó que una de cada tres mujeres será víctima de violencia doméstica en algún momento de su vida y que el 52 por ciento de las mujeres asesinadas en Puerto Rico han muerto a mano de sus esposos o compañeros (9). Los casos de violencia doméstica en San Juan representan el 75 por ciento de los casos que maneja la Oficina de Asuntos de la Mujer (10). Según datos de la Policía de Puerto Rico, en 1993 se registraron 17.873 casos de violencia doméstica, 18.079 en 1994, 19.411 en 1995, 19.132 en 1996 y 21.217 en 1997 (10). Los asesinatos a mujeres por motivo de estos incidentes para 1993 fueron 42, para 1994, 30, en 1995, 38, en 1996, 34, en 1997, 34 y en 1998, 29 (10).


En Puerto Rico se han realizado pocos estudios y existen pocas estadísticas sobre violencia doméstica. Sólo existe un estudio en el ámbito nacional (11) en el que se recopilan datos de violencia doméstica. En él se incluyeron tres preguntas relacionadas al tema. Aunque estas proveen un marco general de la problemática en Puerto Rico, es claro que se necesitan más estudios para conocer mejor los subgrupos de la población con alto riesgo y/o prevalencia de violencia doméstica.









En los hallazgos de la encuesta reproductiva realizada en Puerto Rico entre 1995 y 1996 se menciona que del total de mujeres entrevistadas entre las edades de 15 a 49 años (las que tienen o tenían pareja) el 48,19 por ciento reportaron haber sufrido maltrato. De las 438 mujeres de 25 a 34 años el 52,75 por ciento reportan haber sufrido maltrato físico y emocional por parte de sus esposos o compañeros, les siguen las edades de 15 a 24 años que de 210 entrevistadas el 47,28 por ciento reportó maltrato y finalmente de las 620 mujeres de 35 a 39 años el 41,51 por ciento reportó maltrato (11).


Las estadísticas de violencia doméstica no representan la realidad de la magnitud del problema debido al sub-reporte de casos. En la encuesta nacional del crimen realizada en Estados Unidos, casi la mitad de los casos encontrados (48 por ciento) no fueron reportados a la policía (6). Las estadísticas oficiales que existen, subreportan la condición por falta de detección, debido a que la mujer no busca ayuda de servicios policiales o sanitarios posiblemente por vergüenza, temor, o por factores culturales y socioeconómicos. Muchas veces la mujer no reporta los actos de violencia por la naturaleza privada de esos eventos, el estigma social asociado y la creencia de que no sirve de nada informarlo (12). Otra posible razón para el sub-reporte está en las limitaciones de la definición legal de violencia doméstica, en la que ofensas que deberían ser catalogadas como actos de violencia doméstica no sean contabilizados como tal, por ejemplo, muchos eventos de maltrato emocional pasan desapercibidos. Además, si la mujer tiene un diagnóstico psiquiátrico, podrían enfrentarse a la pérdida de la custodia de sus hijos y que su esposo alegue que los problemas son causados por la condición de la esposa (13).


La violencia doméstica no solo afecta a la mujer también afecta a sus hijos. El abuso de niños se ha reportado en un 33 por ciento a 55 por ciento de las familias en que ocurren episodios de violencia doméstica (2). Cuando el maltrato surge o se agudiza durante el embarazo aumenta el riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer, daño y muerte fetal. El abuso durante el embarazo está asociado a depresión mayor de la madre, intentos suicidas, utilización de alcohol, tabaco y drogas ilícitas (14). La prevalencia de maltrato en la mujer embarazada es de 3.9 a 8.3, mayor que entre las mujeres no embarazadas (15). Existe además un riesgo cuatro veces mayor en las mujeres embarazadas maltratadas de tener niños bajo peso al compararlas con mujeres embarazadas no maltratadas (16).


Impacto de la violencia doméstica
Algunos estudios proveen evidencia sobre las dimensiones de la violencia doméstica que pueden tener impacto en la salud de las víctimas así como sobre la influencia que pueda tener en sus vidas y en su salud mental. Estos estudios abordan el impacto de la violencia doméstica, el cual va mucho más allá de ser un mero incidente y se refleja en el estado de salud de la víctima. Estas consecuencias pueden incluir desórdenes gastrointestinales, desórdenes psiquiátricos, intervenciones quirúrgicas y en muchos casos hasta la muerte (18, 19, 20, 21).


La violencia doméstica es la principal causa de lesiones en las mujeres de 15 a 44 años en Estados Unidos (22). Es además una de las mayores causas de pérdida del hogar, crímenes violentos entre los jóvenes y abuso de substancias controladas. El 93 por ciento de las víctimas de violencia doméstica son mujeres (23) Las mujeres abusadas físicamente, frecuentemente enfrentan lesiones severas y el 22-35 por ciento de las mujeres que visitan la sala de emergencia de algún hospital lo hacen debido a lesiones relacionadas a abuso por parte de su pareja (24).


Otra dimensión que merece igual evaluación al estudiar la violencia doméstica es el impacto que ésta causa en la economía de los países, que tienen que afrontar grandes gastos tanto en cuidados médicos directos, como en refugios para las víctimas, en programas de orientación y prevención, en el mantenimiento de sistemas de vigilancia y de base de datos y en líneas telefónicas para el reporte de casos y consultoría. Estos esfuerzos, en unión a la de organizaciones de base comunitaria, al diseño de legislación dirigida a la protección de las víctimas y al procesamiento del agresor, responden a un enfoque salubrista para solucionar el problema de violencia doméstica (25). Además se ha recomendado la política de desarrollar protocolos para la identificación, tratamiento y referido de víctimas de violencia doméstica en las salas de emergencia de los hospitales (26).


En Estados Unidos los costos relacionados a la violencia doméstica alcanzan cifras muy elevadas. Estos costos se dividen en diferentes áreas como servicios médicos, servicios legales, educación, prevención y líneas telefónicas de emergencia, entre otros. En términos generales, se cree que se gasta de 5 a 10 billones de dólares anualmente en Estados Unidos en problemas relacionados a la violencia doméstica (23). De éstos, alrededor de $3-5 billones se usan en la atención médica requerida a consecuencia de incidentes de violencia domestica. La Organización Mundial de la Salud indica en un informe de 1998 que la atención ambulatoria para mujeres con historial de agresión sexual o física cuesta 2.5 veces más que la atención a otras mujeres (1). Esto es así ya que según los estimados del "National Violence Against Women Survey", el 18-30 por ciento de las mujeres víctimas de abuso físico reciben más de un tratamiento médico, tales como hospitalización y terapia física, y también reciben tratamiento más de una vez (27).


El Instituto Nacional de Justicia (INJ) y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CPE) patrocinaron una encuesta telefónica con una muestra representativa de la nación americana (8,000 mujeres y 8,000 hombres) sobre violencia en contra de la mujer durante los meses de noviembre de 1995 a mayo de 1996. Esta encuesta reveló además que, en promedio, las mujeres víctimas de abuso físico pasan 8.5 noches en el hospital y tienen 18.5 sesiones de terapia física (28). En promedio, se facturan $1,633 por persona por año, por servicios médicos ofrecidos a niños, mujeres y personas mayores abusadas (28).


En Estados Unidos los incidentes de violencia doméstica traen también pérdidas causadas por ausencias al empleo y baja productividad, que significan otros $100 millones (29). En Canadá, mediante una encuesta nacional, el Centro de Investigaciones de Violencia contra la Mujer y Niños, encontró que el 30% de los incidentes de agresión a esposas que les fueron notificados consumieron tiempo de las actividades regulares del trabajo y el 50 por ciento de las mujeres que fueron lesionadas tomaron licencia por enfermedad (1).

Factores de Riesgo
La mayor parte de los factores de riesgo estudiados con relación a la violencia doméstica son de carácter sociodemográficos. Estos incluyen: sexo, edad, grupo étnico, estado marital y factores de carácter socioeconómico. Otros factores de riesgo para la violencia doméstica, que se incluyen en los estudios son el embarazo y conceptos sociopsicológicos, como lo son la distribución del poder en la relación y la calidad y la capacidad de manejar problemas dentro de la relación.


1. Factores Sociodemográficos

a. Sexo
Según los resultados de la encuesta del INJ y el CPE mencionada anteriormente el 18 por ciento de las mujeres en los Estados Unidos reportaron haber sido violadas, mientras que el 52 por ciento reportaron haber sido abusadas físicamente, en algún momento de sus vidas. Este evento abusivo se pudo haber dado ya sea, en la niñez de la mujer, o en su vida adulta.


En la encuesta del INJ y el CPE, el 25 por ciento de las mujeres reportaron que fueron abusadas físicamente y/o violentadas por sus esposos actuales o compañeros de convivencia, comparado con un 8 por ciento de los hombres. Del total de las mujeres que reportaron ser abusadas físicamente, el 32 por ciento reportaron trauma físico, comparado con el 16 por ciento de los hombres. La encuesta también reveló que la mayoría de los actos violentos fueron llevados a cabo por hombres, ya que el 93 por ciento de las mujeres y el 86 por ciento de los hombres fueron violentados por personas del sexo masculino (27). Además Bachman (12) reporta que comparado con los hombres, las mujeres experimentan 10 veces más abusos de violencia doméstica por sus compañeros íntimos.


El factor de riesgo más importante para ser víctima de violencia doméstica es ser mujer, ya que aproximadamente el 95 por ciento de las víctimas de violencia doméstica son mujeres (30). Las estadísticas del Departamento de Justicia de Estados Unidos revelan que dos terceras partes de los abusos en contra de las mujeres fueron cometidos por personas allegadas a ellas (28 por ciento esposos o novios, 35 por ciento conocidos y 5 por ciento otros familiares) (31). Este dato es parecido al reportado por el INJ y el CDC, donde el 76 por ciento de las mujeres fueron abusadas físicamente o violadas por su esposo o compañero consensual, el 17 por ciento por conocidos, como amigos, vecinos o compañeros de trabajo y solo el 14 por ciento fueron abusadas por un extraño.


b. Edad
La violencia doméstica es más prevalente en mujeres de edad reproductiva. En la encuesta del INJ y CPE realizada por teléfono en Estados Unidos se obtuvieron los siguientes resultados: del total de mujeres que reportaron haber sido violentadas, el 21,6 por ciento tenía menos de 12 años, el 32 por ciento de 12 a 17 años, un 29.4 por ciento tenía de 18-24 años y las que tenían más de 25 años representaban un 16,6 por ciento (27).


Según Olson (32) las víctimas de violencia doméstica tienen un rango de edad de 15 a 61 años (media 28.5 años). Estos datos fueron obtenidos de un estudio prospectivo en un grupo de mujeres de 15 a 70 años de edad, quienes se presentaron a un centro de trauma urbano durante un período de tres meses en 1994, reportándose un total 4,073 casos de violencia doméstica.

La diferencia de edades entre la pareja se asocia a un mayor riesgo de cometer homicidios contra la mujer. En un estudio realizado por Mercy et al, se evaluó una muestra de 16,595 homicidios cometidos por cónyuges y se encontró que las mujeres que eran de 5-9 años más jóvenes que sus esposos tenían más riesgo de ser víctimas de homicidios por sus esposos que las mujeres 5 años menores que sus esposos (33).


En la Encuesta de Salud Reproductiva de Puerto Rico constituida por una muestra de 5,944 mujeres en edades entre 15-59 años un 48,19 por ciento de las mujeres reportaron haber sido agredidas físicamente. De éste (48,19 por ciento) el 16 por ciento de las mujeres alguna vez casadas o unidas, entre las edades de 25-34 años, reportaron haber sido empujadas, golpeadas o insultadas y un 34 por ciento entre 15-24 años y un 48 por ciento entre las edades de 35-49 años informó algo similar (11).


c. Grupo étnico
En la encuesta telefónica realizada por INJ y CPE entre mujeres de diferentes razas y trasfondo étnico, en la que se tomó una muestra representativa de mujeres en los Estados Unidos, la prevalencia que se reportó de violencia y abuso físico fue estadísticamente diferente por grupo étnico. Las mujeres indias nativas americanas e indias nativas de Alaska fueron las que más reportaron violaciones y abuso físico (64,3 por ciento), mientras que las mujeres de las islas del Pacífico y Asia son las que menos reportaron violencia doméstica (51,9 por ciento). Las mujeres hispanas reportaron menos incidentes de violencia doméstica que las no hispanas (54,9 por ciento, 55,9 por ciento; respectivamente) (27).

En un estudio de prevalencia efectuado por investigadores del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Texas se encontró un riesgo menor de abuso físico en mujeres no hispanas que en mujeres negras usuarias de alcohol (OR=3.0 y OR= 6.0 respectivamente) y drogas (OR=2.1 y OR=3.7 respectivamente). La población estudiada fue de 501 mujeres embarazadas de tres culturas distintas: hispanas, no hispanas y negras (34).


Los hallazgos encontrados por Wagner et al (35), revelaron que la exposición de abuso se mantiene similar entre negras, blancas, mujeres que residen en zonas rurales y urbanas. Sin embargo, la manera de enfrentar el problema es diferente entre cada grupo. Las mujeres de raza negra responden con violencia a los abusos físicos de su pareja, mientras que las de raza blanca no responden con violencia a los abusos físicos a los que son sometidas. Estos resultados fueron obtenidos a través de un estudio retrospectivo utilizando una muestra de 407 mujeres en una clínica de medicina de familia de la Escuela de Medicina de Georgia.










De 290 mujeres embarazadas seleccionadas al azar de clínicas públicas y privadas de Texas, se encontró que el 78 por ciento eran latinas y el 22 por ciento eran de raza negra, de este total 24 por ciento mujeres fueron abusadas durante su embarazo. La distribución observada en cuanto a etnicidad en violencia doméstica en este estudio fue el siguiente: 29.2 por ciento negras, 33,3 por ciento latinas, 33,3 por ciento blancas y 4,2 por ciento otras (36).


d. Nivel Socioeconómico y Educativo
La relación entre nivel socioeconómico y violencia doméstica no está claramente establecida en la literatura. En cuanto al nivel socioeconómico del agresor, en un estudio realizado en 602 mujeres casadas residentes de Maryland a través de una encuesta aleatoria, se reportó una asociación entre nivel educativo bajo y la violencia doméstica. En este estudio solo el 14 por ciento de los hombres abusivos tenían un octavo grado de educación o más comparados con el 86 por ciento de los que nunca abusaron de sus esposas las cuales tenían una educación mayor. Se reportó además que el 16 por ciento de las mujeres casadas de bajo ingreso (menos de $10,000) fueron abusadas alguna vez en su vida comparadas con el 6 por ciento de las mujeres que tenían un ingreso mayor de $10,000 anuales (37).


En Puerto Rico se llevó a cabo un estudio con 225 mujeres que recibían asistencia del programa especial de alimentos suplementarios para mujeres e infantes en 1995. En éste se encontró que en cuanto a nivel socioeconómico, las mujeres que aportaron salarios de $100-$199 semanales tenían una puntuación promedio más alta de maltrato físico, en comparación con los restantes subgrupos de mayor aportación económica. El hecho de que la entrevistada recibiera asistencia pública se encontró asociada a una mayor incidencia de maltrato físico. (38)






e. Zona Residencial
La diferencia por zona urbana o rural en las prevalencias de violencia doméstica no se ha estudiado frecuentemente en la literatura. Un estudio efectuado en Nicaragua reveló que las mujeres que vivían en zonas urbanas experimentaban más violencia doméstica que las que residían en zonas rurales. No obstante se especula que estos resultados podrían deberse a un subreporte de casos en la zona rural.


f. Otros Factores de Riesgo
Varios otros factores se han estudiado con relación a la violencia doméstica. Entre éstos, el embarazo es uno importante. Según estudios descriptivos en Estados Unidos del 4 por ciento a 17 por ciento de las mujeres embarazadas han sido atacadas por su pareja durante y después de su embarazo (2). Otro estudio señala que del 10 por ciento al 32 por ciento de las mujeres que buscan cuidado prenatal han tenido historial de abuso (40). En este estudio se utilizó el diseño de caso-control, se escogió una muestra de 742 mujeres embarazadas de la población total y se realizó en la clínica de obstetricia de la Universidad de Virginia. Los datos fueron recogidos a través de un cuestionario (40). Otro estudio (41) de carácter prospectivo entre mujeres áfricoamericanas, hispanas y blancas reveló que el 17 por ciento de las mujeres entrevistadas habían sido abusadas durante su embarazo. De este 17 por ciento; un 52 por ciento eran negras, 32 por ciento eran hispanas y el 36 por ciento eran mujeres blancas. El estudio se realizó en clínicas públicas prenatales de Houston y Baltimore utilizando un cuestionario para detectar abuso.

2. Factores socio-psicológicos





a. El poder en la relación
El balance del poder en la relación marital o "empowerment" es un concepto multidimensional que se ha investigado en la literatura como un factor de riesgo para la violencia doméstica (42). Babcock et al. (43), divide el poder en la relación en tres aspectos básicos: bases, procesos y resultados. Las bases del poder son las características personales, los recursos que una de las partes aporta a la relación e incluye aspectos económicos, de conocimiento, destrezas y virtudes. El control que uno de los componentes de la pareja pueda ejercer sobre otro es una de las bases del poder en la relación, las cuales incluyen definiciones culturales o roles ligados al género, recursos afectivos, como el nivel de envolvimiento o independencia, recursos personales, como la apariencia física y recursos cognoscitivos (43,44). Los procesos del poder son las técnicas interaccionales de la pareja como la asertividad, la persuasión, las técnicas de resolución de problemas o las demandas que utiliza el individuo para obtener el control. El resultado del poder en la relación está relacionado con quien toma la decisión final, o quien gana. Por otro lado, el poder decisional en un área (por ejemplo, sexual) no necesariamente implica tener poder en otras áreas (por ejemplo, económico) (42).


Para medir poder en la relación marital varios investigadores (38, 42, 43) utilizan desigualdades en la toma de decisiones de la pareja. Una medición efectiva debe cumplir con cuatro condiciones: que el tema sea de importancia para toda la familia, incluir áreas decisionales balanceadas entre decisiones de la mujer y del hombre, que la decisión afecte a la familia por completo y que sea aplicable para los distintos tipos de familia. En el estudio de Centers et al (42), se utilizó este concepto, incluyendo preguntas acerca de decisiones tales como: qué cenará la familia, qué programa de radio o televisión sintonizar, qué carro comprar, si se debe adquirir seguro de vida, el tipo de casa o apartamento que deben elegir, la elección del tipo de trabajo del hombre y/o la mujer y si ésta debía trabajar, la elección de médicos y el lugar dónde vacacionar, entre otras. Se encontró que el poder del marido disminuye con la edad, con la duración del matrimonio y cuando hay segundas nupcias, pero aumenta con el nivel de ocupación y de educación. Además se encontró que el tener personalidad autoritaria (variable de personalidad utilizada) está relacionado significativamente con el ejercicio de poder en el matrimonio.


En la literatura se ha examinado el poder económico como base para la violencia doméstica, y se ha encontrado que mujeres con trabajos de mayor remuneración y mayor nivel de educación que sus esposos, experimentan mayor amenaza de violencia (de por vida), que las esposas con ocupaciones similares a sus compañeros. En dicho estudio se midió el poder en una escala y se encontró relación entre el poco poder en la toma de decisiones en la pareja masculina y el alto grado de violencia de parte del hombre hacia su pareja (42).


En todas las teorías psicoanalíticas y sociológicas acerca de la violencia doméstica, las explicaciones están centradas en relaciones con desigualdad en el poder (20). En términos del resultado del poder, se ha encontrado que el poder decisional está asociado con la satisfacción marital. En la literatura se reporta que en las parejas donde el marido dominaba la toma de decisiones, la esposa era abusada tres veces más que en las relaciones de parejas donde ambos deciden, contrastando con ocho veces mayor la frecuencia de violencia en relaciones en donde la mujer dominaba la toma de decisiones (44). Al tomar en consideración parejas donde hay pocos desacuerdos maritales, no hay diferencias entre la violencia hacia la mujer con esposo dominante, mujer dominante o ambos. Cuando se añade la tensión de mucho desacuerdo entre la pareja, en las relaciones dónde la mujer es dominante, se reporta más violencia hacia la esposa (45).


De acuerdo con Leonard & Senchak (44), la creencia de que ambos en la relación tienen igual poder, aparenta ser factor protectivo contra la violencia marital. Otro aspecto, que sirve tanto como base y como parte del proceso del poder, son las destrezas de comunicación marital (déficit de comunicación). Cuando la esposa es más competente verbalmente que el marido, la única forma de expresión efectiva del esposo suele ser la agresión física. Las diferencias por género en este patrón de conducta se pueden atribuir a los estereotipos, donde el hombre tiene mayor control para obtener lo que quiere, mientras que la mujer, con menor poder, utiliza presión psicológica para influenciar en el comportamiento de su pareja. Además, el hombre mantiene el poder que tiene sobre la mujer utilizando los recursos que ella desea, como el envolvimiento, acercamiento, o un cambio en su comportamiento (43). Muchas normas culturales y políticas y prácticas sociales también limitan las posibilidades que tiene la mujer para dejar la relación y apoyan la violencia doméstica.



b. Barreras para denunciar la violencia doméstica
Las barreras para denunciar abuso y recibir atención médica a las que se enfrentan las víctimas de violencia doméstica son complejas y variadas. Una agravante del problema de violencia doméstica es que las mujeres que son víctimas de maltrato tienden a permanecer calladas sobre su situación y a no acusar a su pareja por miedo a ser nuevamente violentadas (47). Existen una serie de factores los cuales influyen en las mujeres y provocan que esta permanezca callada y no busque ayuda, tales como: miedo a que se intensifique la violencia, vergüenza, baja autoestima, factores sociales como obligación con su familia o pareja y factores relacionados con el sistema de salud como dependencia económica, los costos elevados del cuidado de salud y largo periodo de espera (47).


La mayor barrera para el acceso a cuidado médico manifestada por las mujeres maltratadas que participaron en un grupo focal, es que su pareja no les permite buscar ayuda médica. Las barreras relacionadas al sistema de cuidado médico incluyen la falta de tiempo, miedo de ofender a la paciente por preguntarle acerca del abuso, creencia de que no pueden ayudar, falta de continuidad con la paciente y falta de educación acerca del tratamiento y detección. Entre las barreras de la paciente se encuentra la vergüenza el miedo a la reacción de los demás, negación, miedo de las posibles repercusiones con su pareja, miedo a la policía, falta de recursos financieros y miedo a que la familia se separe (48).

En un estudio realizado por Hamberger, et al. (48), se entrevistaron 115 mujeres que fueron agredidas por su pareja. Estas mujeres fueron reclutadas tanto de grupos de apoyo como de otros grupos que le ofrecen ayuda a mujeres maltratadas en el sur este de Wisconsin. Más de la mitad (54 por ciento) de las participantes informaron haber visitado a un médico por alguna lesión física resultado de maltrato, de estas 53 por ciento utilizó la Sala de Emergencia y un 43 por ciento visitó al médico en su oficina privada. El 56 por ciento de las mujeres en este estudio reveló que los médicos aceptaban con suma facilidad cualquier explicación falsa sobre cómo ocurrió la lesión y un 45 por ciento indicó que los médicos trataban las lesiones sin preguntar como ocurrieron. Al examinar el aspecto emocional un 10 por ciento manifestó que los médicos las atendían como si estuvieran molestos con ellas y un 3 por ciento comentó que su médico hacía chistes relacionados a la violencia doméstica durante el examen médico.


El género del médico puede determinar la actitud hacia las pacientes de violencia doméstica (50). Los médicos varones, están menos interesados en asuntos de violencia doméstica que sus colegas mujeres. Los médicos del género femenino evitan diagnosticar víctimas de violencia doméstica entre sus pacientes femeninas. Este mecanismo de protección es más común con pacientes blancas de clase media alta que reflejan un status racial y socioeconómico parecido al de las médicas del género femenino.

Robert I. McAfee, antiguo presidente de la AMA, expresó que: "Menos de un 10 por ciento de las veces no nos tomamos el tiempo extra para ir más allá del mero tratamiento de los problemas médicos y quirúrgicos de la violencia doméstica y de esa manera tratar de prevenir el próximo episodio" (51). Las restricciones de tiempo pueden ser una barrera para realizar trabajos eficientes con pacientes maltratadas. Muchos médicos sienten que el tiempo para intervenir efectivamente es inadecuado cuando la paciente revela abuso (52). Los proveedores primarios frecuentemente son penalizados (por sus jefes) por pasar demasiado tiempo con sus pacientes (13).






Conclusión
Definitivamente la violencia doméstica es un problema de salud pública que se expresa en todas las culturas, razas. ocupaciones y niveles económicos. Requiere de soluciones inmediatas disponibles para las víctimas además de acciones que a largo plazo logren disminuir la prevalencia de esta conducta en nuestra sociedad.


El entender la conducta de violencia doméstica en diversas comunidades de la población es un paso importante para la erradicación de la violencia doméstica en contra de la mujer. En Puerto Rico existe solo un estudio con una muestra representativa de la Isla que provee alguna información sobre la prevalencia de este problema en la Isla. Se necesitan más estudios que identifiquen los subgrupos de mujeres que están más a riesgo y que ayuden a identificar mejor los factores de riesgo asociados a esta conducta. Es importante la participación de médicos y de investigadores de comunidades minoritarias en estas investigaciones. En investigaciones sobre prácticas clínicas se observa que el fallo en la detección de la información necesaria sobre la violencia, se agrava por factores socioeconómicos y culturales, que no se pueden separar de la violencia doméstica.


Para minimizar las barreras que le surgen a las víctimas de violencia al momento de buscar ayuda (como por ejemplo el silencio), son necesarios estudios que enfocados en los orígenes del silencio de las mujeres y en el establecimiento de mejores relaciones de paciente-proveedor, ayuden a romper ese silencio. Se deben incluir en el currículo de los médicos estudios sobre los factores que afectan la violencia doméstica tales como desigualdades en nivel socioeconómico y educativo y entender mejor las barreras que existen para reconocer el problema para poder realizar una mejor detección de los casos que se presentan en las clínicas.


La educación a médicos y a profesionales de la salud es un paso importante, pero no es suficiente para la prevención y erradicación de la violencia doméstica. Para lograr calidad en el cuidado se requieren cambios en la educación de los proveedores médicos, cambios en la estructura de cuidado de salud, recursos comunitarios y cambios en las fuerzas sociales que permiten que las mujeres sean abusadas.


Carmen N. Vélez, PhD, Catedrática; Janice Vega, MPH; Diana Torres, MPH; Zulema E. Martínez, MPH; María del Carmen Sánchez, MPH; Ángela E. Fumero, MPH; Elsa Ríos, MPH; Sonia M. Cardona, MPH;
Luz V. González, MPH; Adis Umpierre, MPH; Ayleen Godreau, MPH.
Departamento de Bioestadística y Epidemiología, Escuela Graduada de Salud Pública, Recinto de Ciencias Médicas, Universidad de Puerto Rico


Referencias












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Este trabajo forma parte de la investigación: Conocimiento y actitudes hacia la Violencia Doméstica de mujeres que reciben servicios de salud en dos hospitales del área metropolitana, realizada como parte de los requisitos del grado de Maestría en Salud Pública con Concentración en Epidemiología. 1999. Departamento de Bioestadística y Epidemiología. Escuela Graduada de Salud Publica. Recinto de Ciencias Médicas. La Dra. Carmen N. Vélez, PhD. Catedrática del programa dirigió la investigación. El trabajo fue editado para esta publicación.

Fuente:
Mujer y Salud. Año 4, número 2-3, pp. 12.19, mayo-septiembre 2000.

Tomado de
http://www.isis.cl/temas/vi/reflex5.htm


Ultima hora.- Mientras se conmemora el Día Internacional de lucha contra la violencia hacia la mujer: Rebajan cargo de asesinato a hombre que mató a puñaladas a esposa por celos en Trujillo Alto frente a sus dos hijos...
lunes, 23 de noviembre de 2009/ Primera Hora


Hombre cae a batazos a madre de sus hijos mientras dormía. Las autoridades policiales presentaron cargos criminales contra Edison Arias Varela, de 46 años, por la agresión contra su separada esposa en la madrugada del viernes (27 de noviembre) en su residencia de la urbanización Pepino, en el municipio de San Sebastián...a la 1:53 de la madrugada del viernes, cuando irrumpió en la residencia de su esposa, logrando acceso a la habitación de la víctima de 46 años, quien se encontraba durmiendo, y la agredió con un bate de madera en diferentes partes del cuerpo.


Ella ya dormía en su cama cuando de repente su esposo, del que está separada, irrumpió en la casa, le gritó que la iba a matar y le dio una paliza de no menos de 50 batazos que por poco la convierte en otra víctima fatal de violencia doméstica.


Con todo y lo gravemente herida que resultó, Luz se levantó, forcejeó con su atacante, que también agredió a los hijos menores cuando trataron de socorrer a su madre. El agresor...la emprendió a batazos contra su hijo de 14 años de edad, cuando junto a su hermano de 12 años intentó socorrer a su progenitora. El muchacho, al igual que su hermano producto del matrimonio de la pareja, recibió un golpe en el hombro izquierdo.

[F]ue atendida por el doctor Pablo Rivera, quien le diagnosticó heridas abiertas en el área de la frente, parte posterior de la cabeza, oreja y antebrazo izquierdo, hematomas en diferentes partes del cuerpo...24 puntos de sutura en las heridas...[h]oras más tarde el agresor...fue sorprendido mientras intentaba quitarse la vida ahorcándose con una soga. Allí, agentes cortaron la misma y el hombre fue llevado al hospital Buen Samaritana, de Aguadilla.


"Lo único que quiero decirle a otras mujeres que estén pasando por lo mismo, que en el momento que vean episodios de maltrato, griterías, abuso o amenaza, que tomen precaución y no lo dejen llegar hasta donde llegué yo —que por poco me matan y me quitan la vida—, muchas veces porque los hijos no se críen sin el papá", dijo Luz, de 46 años.

Editado por ROF a base de informaciones de las siguientes partes de prensa:
http://www.elnuevodia.com/presoporpegarbatazosaesposa-642650.html
http://www.elnuevodia.com/agredeasuesposaeintentasuicidarse-642215.html
http://www.notiuno.com/2009/11/hombre-cae-a-batazos-a-madre-de-sus-hijos-mientras-dormia/
http://www.primerahora.com/XStatic/primerahora/template/content.aspx?se=nota&id=347457


Addendum que se impone.-

Herida difícil de cicatrizar
Necesaria la intervención temprana con los hijos de la violencia doméstica
Por Antolín Maldonado Ríos / arios@elnuevodia.com
Así como la niña de ocho años que presenció la muerte de su madre Mabel Merced López en el barrio Candelero Abajo de Humacao el domingo pasado, los menores que presencian el asesinato o maltrato en cualquier acto de violencia doméstica deben recibir apoyo sicológico y emocional de inmediato, aun cuando esa ayuda de primera mano no sea la de un profesional.











Aunque sí es necesaria la intervención de un experto, los familiares o allegados deben ser esa fuente primaria en caso de que no haya accesible un profesional de inmediato. Así opinó la sicóloga académica investigativa, Blamaris Falcón Mulero, quien indicó que el primer paso es proveerle al niño o la niña el calor humano que le haga sentirse seguro y amado por el resto de las personas.

“Uno debe conducirlo a que esa experiencia pueda ser de fortaleza y hacerlo ver que dentro de todo, puede identificar personas de apoyo que sean de la familia o amistades. Es importante trabajar en ese momento con el niño, sea el sicólogo o la ‘titi’”, dijo Falcón Mulero, quien trabaja en el área de consejería y terapia del proyecto comunitario PECES.


De hecho, aunque el crimen de Humacao no fue tipificado como un caso de violencia doméstica al no poderse establecer que la víctima y el acusado Luis A. López hayan mantenido una relación sentimental, la trabajadora social clínica Rita Córdoba aclaró que sigue siendo una experiencia traumática para la niña.


En lo que va de año, 16 mujeres y un hombre fueron asesinados en incidentes de violencia doméstica, según la División de Estadísticas de la Policía de Puerto Rico.

La directora de prensa de la Uniformada, Hilda Rivera, dijo que no hay estadísticas que indiquen en cuántos de esos casos hubo niños presentes, pero la sicóloga Cora Arce Rivera, directora ejecutiva de la Casa Protegida Julia de Burgos, estima que en casi todos los casos los menores son testigos, ya sea en incidentes con desenlace fatal o en los que se manifiesta un maltrato verbal o físico sistemático de uno de los dos padres hacia su cónyuge.

“Siempre les afecta. Casi el 100% está presente o por lo menos escuchan los ruidos, las palabras soeces del padre hacia la madre, los gritos... de una manera u otra siempre están participando de la situación de violencia doméstica”, dijo Arce Rivera.


Ese porcentaje es alarmante si se considera que la cifra de casos reportados de violencia doméstica en lo que va de año es de 16,430, según datos de la División Especializada de Violencia Doméstica de la Policía de Puerto Rico. A esta fecha, en el 2008, los asesinatos en incidentes de violencia doméstica iban por 25 de acuerdo con Jessica Pizarro, agente en esta División.


A menor escala, Arce Rivera tiene las estadísticas de su centro, que muestran el impacto adverso en la niñez. Informó que en el año fiscal 2008-2009 Casa Protegida Julia de Burgos recibió en sus dos albergues de San Juan y Ponce a 106 mujeres maltratadas de toda la Isla, de las cuales 84 (80%) llegaron con sus hijos. Allí, estos reciben ayuda sicológica al igual que sus madres.


Como parte del tratamiento, las terapias de juego y de arte son las más usadas en niños según coincidieron por separado, Córdoba y Falcón Mulero.

Pero la trabajadora social subrayó que aunque parezca cruel pedir al menor que reviva ese capítulo traumático de su vida, es realmente un mecanismo saludable para que exprese su dolor, se desahogue en lugar de reprimirlo, y al mismo tiempo entienda que lo que vio, en este caso de parte del atacante, no es una conducta normal ni buena.

“No sólo es experimentar la emoción del miedo sino expresarla a nivel cognoscitivo y que llegue a la conclusión de que eso estuvo mal hecho y que así no son las relaciones”, añadió Córdoba.


“Tiene que ser una terapia intensiva, en que pueda (al niño o la niña) darle coraje, llorar y conectarse con otras figuras que lo protejan en adelante”, puntualizó Córdoba, directora del Instituto de Terapia Familiar en Santurce.

posdata- Favor ver: 'La violencia contra la mujer es delito' por Vilma S. Martínez/ embajadora Estados unidos en Argentina en comentarios. ROF

Recomiendo- Acabado de salir (27 de enero de 2010) y baja gratis en PDF...

LA TRAMPA DEL GÉNERO. MUJERES, VIOLENCIA Y POBREZA

http://www.amnesty.org/es/stay-informed/publications/books/la-trampa-del-genero