lunes, 14 de septiembre de 2009
Entrevista con el censor. Dedicado a Ana Lydia Vega..
Entrevista con Adolfo Benito Franco, censor ‘free-lance’ que ha orientado la nueva política curricular del Departamento de Educación en su movida reciente de prohibir ciertos libros. El Sr. Franco es graduado del Instituto Torquemada de las Culturas Puras.
ROF.- ¿Podrías explicarnos porqué piensa que es necesario censurar libros?
ABF.- Claro hombre, censuramos precisamente porque esos libros se asocian a una conducta soez, peligrosa e inaceptable.
ROF.- Por ciertas palabras que hay en los textos…
ABF,- Bueno eso también, imagínate el habla popular claramente inaceptable, pero realmente el problema mayor es que son textos asociados a actividades subversivas…
ROF.- ¿actividades subversivas…?
ABF.- Si hombre, ves esos libros pueden impulsar a los estudiantes al pensamiento sin controles lo cual es netamente subversivo y peligroso.
ROF.- Pensamiento sin controles, ehh.. Ud. no cree que la libertad de pensamiento es un derecho…
ABF.- No existe la libertad de pensamiento, no existe el derecho al pensamiento sin controles porque lo que el derecho implica es orden, existe el pensamiento ordenado o existe el pensamiento desordenado, por lo tanto cualquier derecho de pensamiento si es derecho tiene que ser rigurosamente un derecho de pensamiento estrictamente ordenado, ves, es sumamente peligroso dejar que jóvenes piensen sin los debidos controles, ese tipo de conducta carece de disciplina y hasta podría degenerar en actividades delincuentes.
ROF.- Ud. entiende que esos libros promueven la delincuencia…
ABF.- Definitivamente, vea primero abunda el lenguaje del populacho lo que ciertamente es por naturaleza delincuente; segundo, los personajes viven en estado de insatisfacción con la sociedad, todos sabemos que la gente insatisfecha procura delinquir para, valga la redundancia, satisfacerse; y tercero, tal vez lo peor, no vemos personajes fuertes que sean portaestandartes de los roles oficiales del gobierno que dirijan al populacho lo cual es esencial en toda literatura oficial del Estado. Todo gobierno responsable tiene que prohibir la subversión en todas sus manifestaciones, hombre es la Ley por amor a Dios.
ROF.- Pero no es la democracia el gobierno del Pueblo..
ABF.- Seamos realistas, la democracia es el gobierno del voto cada cuatro años, luego de electos los gobernantes gobiernan y el pueblo debe obedecer… no pueden pedir lo imposible que los gobernantes escuchen a los gobernados…
ROF.- O sea que es falso que el pueblo es el soberano…
ABF.- Es una buena, digamos linda imágen, algo bonito e inofensivo que le llena la imaginación a la gente pero el poder es del Estado y el Estado no es imaginario.
ROF.- Volvamos a lo de la censura, al censurar los libros que se consideran creativos, ¿no le niegan a los estudiantes la oportunidad de conocer obras interesantes?
ABF.- Y quién dice que la escuela debe ser interesante, que los libros tienen que ser interesantes, la educación lo que tiene que ser es segura y disciplinada inclusive si es aburrida, de hecho es un peligro educar de manera divertida y entretenida porque le crea falsas impresiones a los estudiantes, la vida en sociedad no es una aventura, es cumplir obligaciones y responsabilidades, eso es disciplina, es orden, sin riesgos…
ROF.- Ese tipo de escuela luce como una experiencia militar.
ABF.- Exactamente, eso mismo, y los libros deben por lo tanto ser como manuales de instrucciones…
ROF.- ¿Dónde dejamos los sueños y los ideales?
ABF.- Donde mismo dejamos la impertinencia de estar con dudas e ideas alocadas, la literatura oficial tiene que ser aprender a base de discursos realistas y experiencias de trabajo duro, los libros en la escuela del Estado deben servirle al Estado y esto se logra cuando los estudiantes aprenden a servirle al Estado…
ROF.- La entrevista ha terminado, salgo apesadumbrado de la experiencia de ver esa mirada totalmente diferente a todo lo que estimo importante y necesario… solo logro concluir que debemos liberar a los libros… que liberando los libros podemos liberar los pensamientos… y liberando los pensamientos podemos ayudar a liberar a la sociedad…
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38 comentarios:
"La censura es el uso del poder, por parte del Estado o de algún grupo influyente, para controlar la libertad de expresión. La censura criminaliza ciertas acciones o su comunicación. En un sentido moderno, la censura consiste en cualquier intento de prohibir la información, los puntos de vista o formas de expresión como el arte o el habla vulgar. La censura se lleva a cabo con el fin de mantener el status quo, controlar el desarrollo de una sociedad, o suprimir la disconformidad de un pueblo sometido. "
http://es.wikipedia.org/wiki/Censura
amigo en realiadad la libertad no existe todo esta controlado.
Es excelente, me encantó. Te juro que no dudaría que una entrevista real con un Augusto Adolfo Benito Franco de Pinochet se diera en la más alta oficina del Departamento de Analfabetismo político Inc. de este país.
Excelente..el camino esta abonado.el pueblo dormido..las quejas minimas..las acciones ninguna..el Fascismo avanza rampantemente..mejor no se pudo decir!
¡Me gusta ese título!
SÍ, GRACIAS..
gracias...
http://alexsamuelvelez.blogspot.com/2009/09/despotricando-contra-la-censura-de.html
le invito a leer..
Este es un escalon mas en la encomienda por la erradicacion de nuestra cultura. Tambien se logra con esta medida, borrar en cierta manera, el recuerdo historico que estos textos literarios mantienen vigente. Somos nuestra historia. Somos cultura. Nuestra identidad nace parcialmente de textos como los censurados.
Luchemos una vez mas por censurar al censor y lograr que un dia, nuestros hijos lleguen a casa hablando sobre lo que leyeron en la escuela sobre Pedro Albizu Campos, Filiberto Ojeda, la masacre de Ponce, las luchas de la universidad, la lucha de Vieques, Betances, Hostos y nuestros priosioneros politicos... Hasta la victoria.
El DE evalúa dar un reversazo
Sopesa si reintegra al currículo algunos de los libros prohibidos
Por Sandra Caquías Cruz / End.scaquias@elnuevodia.com
La trama más reciente en la novela sobre censura literaria en el Departamento de Educación tuvo ayer un desenlace inesperado cuando la agencia informó que evaluará la posibilidad de devolver al currículo cuatro de los cinco libros que había ordenado eliminar el viernes.
Sólo el libro “Mejor te lo cuento, Antología Personal”, de Juan Antonio Ramos se mantendrá fuera, de forma permanente, de la lista de lecturas suplementarias de Español de grado 11, según informó ayer el Departamento de Educación (DE). Su secretario, Carlos Chardón, dijo que su agencia contratará a un profesor de Literatura para que evalúe los libros y recomiende cuáles se quedarán. Reveló también que constituirá un comité de padres y maestros para que también evalúen los libros.
“Quiero que se evalúen porque tienen algunas expresiones las cuales muchos padres y maestros han encontrado objetables”, dijo el funcionario.
¿Pudieran regresar otra vez al cu-rrículo? “Todo depende”, respondió Chardón, quien dijo haber escrito dos noveles que espera publicar en el futuro. También escribió un libro sobre economía. Si no regresaran al currículo, las obras serían sustituidas por otras publicaciones de autores puertorriqueños, indicó.
¿Usted se considera un puritano? “A mí edad uno no es ni puritano ni liberal”, dijo minutos antes de entrar a La Fortaleza donde se reuniría con el gobernador Luis Fortuño.
La acción de Chardón fue catalogada como una censura por académicos que incluso creen que la prohibición podría ser la secuela de los vínculos del Gobierno con sectores fundamentalistas.
Reaccionan los autores
“Los funcionarios del DE, al censurar nuestros libros, se asemejan a las dictaduras que reprimen, amordazan y aniquilan a la disidencia en nombre de las buenas costumbres, la decencia y de Dios”, dijo Juan Antonio Ramos, autor de “Mejor te lo cuento”, el libro que fue vedado por el DE. La lectura en controversia incluye el relato gráfico de un niño que sorprende a sus padres mientras tienen relaciones sexuales.
Aval de Fortuño
El gobernador Luis Fortuño avaló la decisión de Chardón y aclaró que los libros no están prohibidos, sino que sólo se estableció a qué nivel deben leerse.
“Como padre te tengo que decir que hay libros que son adecuados cuando el niño tiene cinco años, otros que son adecuados cuando tiene 12 ó 13 años, y otros cuando llega a tener 18 ó 20 años. Los que son de 18 a 20 años no los debe estar leyendo el de 12 ó 13 años”, agregó. ¿La censura es parte de lo que usted promueve como política pública?, se le preguntó a Fortuño. “Por supuesto que no. Me parece que fue bien claro, y todos los padres y madres allá afuera entienden perfectamente que un libro que debe leer alguien de 18 años no lo debe leer alguien de 12”, dijo.
(continua en la siguiente)
(sigue de anterior)
Aunque luego de estas expresiones el DE circuló una comunicación anunciando su intensión de dar un reversazo y considerar reintegrar cuatro de los cinco libros, en la tarde Chardón volvió a reiterar su postura contra las publicaciones. El funcionario llegó a la oficina del presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, y al ser confrontado con la prensa sobre el asunto, pidió en tono molesto a una reportera que leyera en voz alta fragmentos de la lectura que causó la controversia. “Hazme el favor lee esto en voz alta. Yo no lo voy a leer porque es una grosería”, dijo al tiempo que insistía en que una reportera leyera la palabra vulgar para referirse el órgano sexual masculino tal y como aparece en el libro “Mejor te lo cuento”. Los otros libros son, “El entierro de Cortijo”, de Edgardo Rodríguez Juliá; “Antología personal”, de José Luis González; “Reunión de espejos” de José Luis Vega y “Aura”, de Carlos Fuentes.
EL génesis de la controversia
La zaga de eventos comenzó el jueves pasado cuando El Nuevo Día preguntó al DE acerca de los libros, ya que hacía dos meses que la agencia tenía una carta que informaba de la situación. La misiva fue enviada por Ana María Marqués, directora del Centro Educativo para Ciegos e Impedidos de Puerto Rico, Inc., una empresa que se dedica a producir estos libros al sistema braille y a letra agrandada para la población con impedimentos visuales. Otra carta similar había sido enviada a La Fortaleza. Nunca recibió respuesta.
“De lo que estamos hablando no es de un vocabulario soez, sino de justificar que un estudiante que hubiera leído los textos pensara que es correcto que una persona tenga sexo con un animal, expiar o imaginarse cómo un hombre y una mujer tiene sexo, con descripciones específicas, por la forma en que los autores describe el acto de manera animal, sin amor, ni respeto. Las descripciones aberrantes de los cinco libros bajan las relaciones humanas a un nivel muy bajo”, dijo Marqués ayer.
http://www.elnuevodia.com/XStatic/endi/template/nota.aspx?n=615370
Leer para reconocernos en el espejo…
Asunto: Ante la censura y prohibición de los textos “Antología personal”, de José Luis González; “El entierro de Cortijo”, de Edgardo Rodríguez Juliá, “Mejor te lo cuento: antología personal”, de Juan Antonio Ramos, “Reunión de espejos”, una recopilación de ensayos por José Luis Vega y “Aura”, de Carlos Fuentes, porque atentan contra la moral y la ética por utilizar un lenguaje que, de acuerdo a Carlos Chardón y la presente administración del Departamento de Educación, es “inaceptable, por ser extremadamente burdo y soez”, invitamos a estudiantes, maestros, escritores, a la comunidad lectora y a todos aquellos que estén interesados en el bienestar cultural del país a participar en la VIGILIA “Leer para reconocernos en el espejo…”
Día: viernes, 18 de septiembre de 2009
Hora: 6:00PM
Lugar: La Rogativa, Viejo San Juan
Les solicitamos vestirse de blanco, llevar velas y libros.
Se me ocurre que la literatura por la literatura o el arte por el arte son cosas fenomenáles
Escritores del patio piden explicaciones a Fortuño sobre política educativa
Critican censura de cinco obras literarias en las escuelas públicas del País
Por The Associated Press
SAN JUAN - Una decena de escritores puertorriqueños, entre ellos dos de los censurados por el Departamento de Educación, le enviaron una misiva al gobernador Luis Fortuño rechazando la eliminación de obras literarias de cuatro autores puertorriqueños y el mexicano Carlos Fuentes del currículo de las escuelas públicas.
“Nosotros, escritores puertorriqueños, rechazamos la política de censura del Departamento de Educación de Puerto Rico que, bajo ridículas acusaciones impropias de una sociedad democrática, elimina del currículo de las escuelas públicas prestigiosas obras de autores de Puerto Rico y del extranjero perfectamente adecuadas para la enseñanza a nivel superior”, indica la misiva.
Los libros prohibidos son del currículo del undécimo grado.
Educación emitió el jueves un memorando en el que advierte que, por contener lenguaje “extremadamente burdo y soez”, queda “terminantemente prohibido” el uso de los textos “Antología personal”, de González; “El entierro de Cortijo”, de Edgardo Rodríguez Juliá; “Mejor te lo cuento: Antología Personal”, de Juan Antonio Ramos; la colección de cuentos “Reunión de espejos”, editada por José Luis Vega, y “Aura”, de Fuentes.
“Una decisión de esa naturaleza, que condena por alegado lenguaje burdo y soez obras tan meritorias... es una afrenta a la cultura y una movida propia de sociedades represivas, con gobiernos dictatoriales e ignorantes”, indicó el grupo de escritores, firmantes que incluye a Ramos y Rodríguez Juliá.
“(La censura) Motivada por un puritanismo trasnochado, que demoniza las referencias sexuales y los vocablos del habla cotidiana usados con fines estrictamente literarios, la determinación del Departamento de Educación margina y penaliza a voces críticas y comprometidas que abogan por la justicia y la libertad”, agregaron.
El grupo de escritores —Ana Lydia Vega, Mayra Montero, Magali García Ramis, Mairym Cruz-Bernal, Mercedes López Baralt, Elsa Tió, Ana María Fuster y Marcos Reyes Dávila— le exigió a Fortuño que le explique al pueblo si la política educativa del país “va a seguir respondiendo a criterios oscurantistas que, en épocas no tan lejanas, justificaban la persecución del pensamiento disidente”.
“La excusa de que no son libros apropiados para grados superiores, pero sí para universidad no se sostiene. Los jóvenes necesitan estar expuestos al estímulo intelectual y la riqueza imaginativa que les provee la buena literatura”, destacaron.
“Que los escritores tengan que salir en defensa de su propio trabajo es una vergüenza para cualquier país que se respete. La quema de libros simbólica avalada por el gobierno pretende convertir en cenizas no sólo las obras prohibidas, sino también la cultura puertorriqueña que ha difundido, con tanto brío, nuestra literatura”, puntualizaron.
Mientras, la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro), el Pen de Puerto Rico, un grupo de escritores, la Asociación de Maestros y el Frente Amplio en Defensa de la Cultura protestarán leyendo en voz alta los textos prohibidos el miércoles de 12:30 a 2:00 de la tarde frente a la sede del Departamento de Educación en Hato Rey.
“Como defensores del derecho a la libertad de expresión, esta acción no nos puede pasar por nuestras caras y quedarnos silenciosos”, indica el comunicado de prensa de la Asppro.
http://www.elnuevodia.com/escritoresdelpatiopidenexplicacionesafortunosobrepoliticaeducativa-615600.html
La censura de libros en los siglos XV y XVI
Dr. Luis Veres
Universidad CEU Cardenal Herrera
Valencia-España
No hay nada que indigne más a un escritor que la amenaza de la censura. José María Blanco White advertía a principios del S.XIX que quien deseara formar una buena biblioteca debería escoger exclusivamente sus libros en el Índice de libros prohibidos. Y ello es cierto si se tiene en cuenta que buena parte de la literatura española estuvo censurada, expurgada, abreviada y cortada por las acciones de la censura. Por tanto un buen conocimiento de la historia literaria exige un conocimiento de aquellas obras que no pudieron circular en su momento o cuya presencia se retrasó a causa de las contravenencias propiciadas en las instancias censoras.
...sumar el gran número de seudónimos que se adoptaron por estos motivos. Nada se ha escrito sobre ellos a pesar de las abundantes menciones que a ellos se realizan en los índices. Además de los autores mencionados por Bataillon hay otros como los del Lazarillo, La Celestina, Góngora, Quevedo en los que manda y ese impone la ley del silencio. Góngora, por ejemplo, muere sin haber publicado una sola obra.
...
El impacto de la censura es más claro cuando una obra o un autor es prohibido en su totalidad, in totum, como señalan los censores.
...
Menéndez Pelayo creía que muchas de estas obras habían ganado con el expurgo. Difícil de entender resulta dicho beneficio. La intención de los censores era privar a dichas obras de su sentido más crítico y, en principio, parece que el expurgo fue efectivo y que los autores o llegaron a su público muy tarde o se les desposeyó de la acción progresista que su obra un día tuvo. Es más, la censura supone siempre un impedimento para la creación artística, que puede haber dado honrosas excepciones en periodos muy concretos de nuestra literatura. Como dice Coetzee, “bajo la censura no florece la literatura”, sino que más bien posibilita lo que Isaac Babel llamó “el genero del silencio”...
http://www.ucm.es/info/especulo/numero40/censura.html
"...
Si escribo estos renglones es para manifestar mi repudio a todo tipo de prejuicios lingüísticos y culturales. He experimentado personalmente la mojigatería cultural que reina entre algunas técnicas y técnicos de currículo en el Departamento de Educación de Puerto Rico. Recordemos la ocasión en que una novela de Olga Nolla fue censurada por ese mismo departamento. Aducían que había palabras eróticas de mal gusto. Con la ayuda de un ordenador conté palabra por palabra, llegué a la conclusión que del corpus léxico total, solo aproximadamente el .007% era de palabras eróticas, pero generalizadas y cultas. ¡Qué no sabrán decir nuestros maestros y nuestros estudiantes a estas alturas donde la pornografía está por todos lados! ¿ Por qué no censuran a la TV, a la corrupción oficial?
Y ahora, recientemente, con juicios falaces y baladíes, se censuran libros de autores puertorriqueños e hispanoamericanos. Una censura a nuestra literatura es un ataque frontal a nuestra cultura. Todavía soy de los que creo que hay esperanzas y que las personas comprenderán que NO HAY BUENAS NI MALAS PALABRAS, SINO BUENAS Y MALAS INTENCIONES. Una vez más los orondos funcionarios de Instrucción pública demuestran su ineptitud y desconocimiento, por no decir “incultura”."
Tomado de
La cultura local de la mojagatería
Por Marcelino J. Canino Salgado, Ph.D
http://www.letraypixel.com/blog/la-cultura-local-de-la-mojigateria
Peor que coñ... y puñ...
Por Luis Rafael Sánchez
¿Qué es una mala palabra? Aquella por cuyo uso se nos regaña, a grito pelado, cuando somos niños: ¡Eso no se dice! Como el regaño furioso de los padres nos aperpleja, como tardamos en reaccionar ante la furia, nuestros padres aprovechan la perplejidad y la reacción tardía para amenazar. Una amenaza que duplica la participación repentina del odioso dedo índice: -Si repites esa barbaridad te hacemos carne para pasteles.
No obstante el mal rato, ascendido a tragedia griega por los padres exagerativos, el niño acaba de confirmar la existencia de un mundo ajeno a las inocencias de acceso controlado, tales como Santa Claus y los Reyes Magos. Y es la confirmación que, efectivamente, existe un mundo de “barbaridades”. Mejor, un mundo que suele abrirlo una llave obtenida de repente: la llave de la mala palabra.
Los padres se horrorizan de tener que aceptar ante los hijos la existencia de las malas palabras. Mas, los condiscípulos, los amiguitos y la vida tumultuosa fuera de las inocencias de acceso controlado, hubieron de descubrírselo muchísimo antes. Nunca olvidaré el sonsonete que repetía un compañero de segundo grado, en la escuela Antonia Sáez de Humacao: -Teatro Oriente, La mujer sin diente. Teatro Victoria, Diplo y Juan Boria. Teatro Llona, La mujer tet….
Conocer la palabra que nomina la ubre en las hembras de los mamíferos, aumentada de volumen por el sufijo ona, nos supuso despojar a la exclusividad adulta de una mala palabra. Tanto así que, cuando llegaba la inspectora de nuestro dominio del idioma inglés, ocurría un sainete mudo. Una sonrisita se atornillaba en las bocas de los niños mientras observábamos las dos malas palabras de Mrs. Colbergh llegarle hasta la cintura.
¿Qué es una mala palabra? Aquella cuya enunciación zafia permite al abusador atacar a su víctima por partida doble: por un lado la demoledora golpiza, por el otro los insultos demoledores. En boca del agresor la mala palabra se emplea como arma de combate. De ahí que, con preferencia, se la enuncie en voz alta, se la grite, se la proclame. Canto de cabr… le gritaba un bandido, tan reciente como la semana pasada, a la mujer a quien golpeó, mordió, dislocó la mandíbula, canto de put…
(continua en la siguente)
(sigue de anterior)
Sobra decir que el bandido recurría a las malas palabras con el propósito ruin de liquidar la autoestima de la mujer, de criminalizar su moral, de ensuciarla en el fuero interior. En resumen, de estigmatizarla y debilitarla de pies a cabeza, mente y alma incluidas, asegurándose así de que el ataque sería “exitoso”.
Después se ha sabido por la prensa que abusar de las mujeres es el hobby preferido de esta gran estrella de la violencia doméstica. Un fulano a quien, paradójicamente, toda mala palabra le quedaría chiquita. Porque hay miserias que se escapan a las nominaciones del mismísimo lenguaje. De ahí que, ante su ocurrencia, el hablante sólo consiga balbucear: -Me quedé sin habla, Me quedé mudo, Me quedé sin palabras.
¿Qué es una mala palabra? La que por remitir, en su gran mayoría, a las partes del cuerpo que realizan funciones de índole sexual o excrementicia, se tacha de vulgar, bajuna, obscena. Y por ello se prohíbe su uso en sociedad.
¡Con la prohibición hemos topado!
Toda prohibición interesa al artista. Si se trata de un escritor será natural verlo desmontar los mecanismos de lo vulgar, bajo y obsceno; de escucharlo interrogar las posibles claves sociales contenidas en la vulgaridad, la bajeza y la obscenidad. De ahí que, si una mala palabra le sirve como síntesis explicatoria de un mundo en proceso de descomposición o transformación, no hay que correr a avisar que el cielo se está cayendo y que principia la condena al fuego de los libros malditos. Tampoco hay que corear Jesú Manífica si una segunda mala palabra le vale al escritor como ventana abierta hacia universos precarios, cuya existencia podría ignorarse aunque jamás negarse.
A fin de cuentas, más allá de las malas palabras aprendidas en la edad tierna, más allá de las apocopadas en la prensa y que recuperan la agresión verbal de un canalla contra una mujer, más allá de las que la literatura canibaliza, levanta su sombra la peor mala palabra de todas. Incluso una peor que coñ…y que puñ… Por supuesto que dicha mala peor palabra es censura.
http://www.elnuevodia.com/columna/615257/
Declaraciones de escritores:
Ana Lydia Vega
Tradicionalmente, la censura oficial de una alegada "obscenidad" literaria ha sido pretexto fariseo para la supresión de ideas incomodantes. Desde esa perspectiva, mueve a sospecha el proceso de saneamiento moral que ha emprendido el Departamento de Educación de Puerto Rico a fin de excluir libros asignados de escritores reconocidos. ¿Disimulará el argumento de las "malas palabras" alguna torpe maniobra de purificación ideológica? No se puede olvidar el historial de persecución y marginación que, en nuestro país, ha sido la maldición continua del pensamiento disidente.
Elsa Tió
recuerda las palabras de Carlos Fuentes " la censura es como una hiedra venenosa que se arrastra por el suelo, sube por las paredes, invade las ventanas y las fachadas y nos deja sin luz." La literatura es un referente para entender la sociedad , el mundo en que vivimos. La censura tiene un efecto desvastador sobre la literarura , la educación y la libertad. La calidad debe ser el criterio, no un fundamentalismo, sin fundamento. Pero nadie se llamé a engaño la pasión del gobierno por silenciar a nuestros escritores, no es nueva, y disfraza la verdadera intención de ir eliminando poco a poco una literatura que nos afirme como puertorriqueños, y latinoamericanos, por entender que es un obstáculo para la estadidad.La censura es una especie de remolino que pretende tragarse la imaginación, y el derecho de los pueblos, a pensar y crear con libertad.
Mayra Santos Febres
El principal deber de un maestro es educar. Educar no es proveer datos y reglas de moral sino despertar en el estudiante la curiosidad por saber. ¿Qué curiosidad por el saber van a desarrollar los estudiantes si se les priva de textos contemporáneos, de textos de probada
excelencia literaria, textos controversiales, difíciles, que nos presentan "el bien y el mal" de manera fácil, predigerida?¿Cómo van a aprender a pensar nuestros estudiantes, si no tienen en su currículo libros -es decir, material de reflexión- qué conectar con su vida?
Luce López-Baralt
Deseo por medio de estas líneas mostrar mi más férrea oposición al intento por parte del Departamento de Educación de censurar y de eliminar del currículo obras literarias de primera importancia debido a su alegado contenido sexual impropio. El desconocimiento literario que esta medida implica es lamentable pero evidente: de seguir fielmente estas directrices, tendríamos que retirar del currículo las obras más importantes de nuestras letras, pues, leídas por un lector avisado, todas tienen, de un modo u otro, alusiones sexuales que el Departamento de Educación consideraría "impropias". Me refiero al "Libro de Buen Amor" del Arcipreste de Hita, a "La Celestina", al "Lazarillo de Tormes", y al mismísimo "Quijote", que los censores de antaño, y hablo literalmente, consideraron inaceptable por "lascivo". Un maestro que enseñe con madurez y con conocimiento literario auténtico todas estas obras sabrá dirigir al alumnado en la lectura y estudio de las mismas sin crearle escándalos falsos ni mucho menos fomentarle actitudes represivas y fundamentalistas. De no ser así, ninguna obra literaria válida podría ser enseñada a los alumnos puertorriqueños, que quedarían reducidos a textos "recortados" de cualquier expresión o símbolo amoroso o erótico considerado por los censores como escandaloso. Reitero mi oposición a tales medidas represivas.
Mario R. Cancel
Siempre llaman la atención los resortes que se mueven en el momento en que una autoridad oficial ejecuta un acto de censura. La acción demuestra el poder del censor, pero también manifiesta sus miedos, sus pesadillas y su flaquezas. La impresión que dejan situaciones como esta es que estamos sentados sobro un barril del pólvora a punto de explotar. Confirma, por otro lado, el poder subversivo de la palabra. Las reservas morales manifiestas por las autoridades de educación no les permiten comprender que los problemas que reconocen en las generaciones jóvenes dependen menos de lo que leen -o podrían leer- que de lo que ven cotidianamente en la vida pública. Censurar las presuntas inmoralidades de unos cuantos libros mientras se tolera la inmoralidad en los nichos del poder es injusto.
Marta Aponte Alsina
La censura es un indicio de los miedos de los censores. Paradójicamente logra lo contrario de lo que se propone: despertar el interés en textos que de otro modo se leerían a regañadientes por cumplir con un requisito escolar. Ha sucedido antes, no es nuevo el debate sobre la “pertinencia” y la “moralidad” de los libros que se asignan como lecturas obligatorias. Hay que cuestionar minuciosamente a los burócratas actuales del DE sobre los valores, gustos y criterios que aplican para seleccionar unos libros y censurar otros. Después de todo son empleados gubernamentales, y los libros se compran con fondos públicos. Al mismo tiempo se abre una oportunidad para debatir, con la mayor amplitud, el lugar de los libros y la lectura en los procesos de formación social y personal.
Arturo Echavarría
La iniciativa tomada por el DE tiene consecuencias gravísimas, y, como tal, merece nuestro repudio más enérgico. Se trata no sólo de una intervención indebida que coarta el derecho que tiene el estudiante puertorriqueño a conocer su propia tradición literaria, sino que atenta contra la libertad en que se fundamenta toda expresión artística.
Aurea María Sotomayor
Los burócratas de la educación en Puerto Rico se autorizan primero como ignorantes para ejercer su función. Distinto y peor a aquel juez que reconocía la obscenidad cuando la veía, éstos no tienen que leer para reconocer que todo podría ser obsceno, y por tanto, no apto para "menores". Como no saben, porque no han leído, es imposible argumentar con ellos absolutamente nada. Paradójicamente, el propósito de estos promotores de la educación es regar la ignorancia sistemáticamente y obstaculizar el pensamiento.
Néstor Barreto
toda censura es deleznable. en su afán de ocupar todos los espacios de poder posibles este gobierno muestra características protofascistas que ya debían ser obvias para los que en su rol de intelectuales velan por no perder y en todo caso ampliar las modestas conquistas de nuestros productores culturales en el ámbito editorial y educacional.esas características son obvias para mí.por lo que deploro y condeno las acciones del departamento de educación usando como excusa valores y mores puertorriqueños supuestamente comunes y que terminan siendo al final muestras de un auto-odio feroz, inflamado por una idea de mandato que empaña su visión y deforma demasiadas de sus acciones.parecen estar en un momento frenético de desconstrucción que requiere de concertaciones a las que habíamos perdido costumbre.
Tina Casanova
Es con gran estupor e indignación que me entero de la censura del DE a las obras literarias de compañeros escritores utilizadas en los currículos de nuestras salas de clase. ¿Qué más esgrimirán contra nosotros escritores en esta bendita patria? No basta con reducir los espacios literarios en los medios de comunicación. Tampoco con que las pequeñas librerías hayan sido devoradas por Borders y no tengamos dónde vender nuestras obras. Ya han comenzado a desmantelar el programa Lee y Sueña donde nuestras obras infantiles se hacían accesibles a los lectores jóvenes de los pueblos que no tienen librerías. Y ahora esto. Nos acorralan, nos eliminan con superfluos argumentos hipócritas. La literatura no tiene cabida en un sistema mediocre. Y todavía nos preguntamos, ¿qué nos pasa Puerto Rico?
Si fuésemos más conscientes de identificar la verdadera obscenidad, tal vez fuésemos más efectivos al tratar de combatirla. Entonces tal vez podríamos sentarnos tranquilamente frente a una pantalla de televisión, con toda la familia alrededor. Y solo taparles los ojos y los oídos a nuestros chicos y chicas cuando se muestren imágenes de cuerpos destrozados por las bombas, acribillados por la violencia de género o callejera y los niños de algún punto del planeta descalzos, con vientres hinchados y ojos de miseria, adelantando una escudilla vacía a ver de dónde les cae un pedazo de pan aunque sea viejo. Entonces una obra literaria donde los personajes se expresen coloquialmente como toda persona normal y corriente no le quitaría el sueño a algún oficial puritano de nuestro casto sistema de gobierno.
Etnairis Rivera
Censura es sinónimo de tiranía. Trágicamente, en Puerto Rico impera la ideocracia que tan bien definió y discursó Don Miguel de Unamuno: “de las tiranías todas, la más odiosa, es la persecusión en nombre de unas ideas.” O será que también censurarán al ilustre y preclaro filósofo, humanista Unamuno, censurado ya en su propia época.
Lilliana Ramos Collado
Curiosamente, los libros suprimidos son obras dirigidas a la crítica social del presente histórico, y el uso de “malas palabras” es apenas indicador de ese interés en reflexionar sobre el aquí y el ahora. Sabemos que las “malas palabras” siempre pertenecen a su época. Lo que se censura aquí no es hablar “malo”, sino hablar del presente, como si el presente fuera inmencionable e inhistoriable. Como si el presente no fuera nuestro. Si bien los libros censurados hoy no son de historia, sí interpelan al lector —sobre todo al joven lector— a pensar en su situación vital en el presente. Los jóvenes no son tontos, y en una isla familiarizada con la vulgaridad mediante la radio y la televisión (local y extranjera), nadie se llama a engaño. Esta censura tardía nada tiene que ver con la moral, sino con el gesto torpe de acallar la reflexión acerca de los que nos rodea.
Marie Ramos Rosado
La censura de obras literarias en pleno siglo XXI nos hace retroceder en tiempo y pensar que volvimos a los tiempos de la Inqusición. Además, entre los objetivos primordiales del siglo XXI, en el sistema educativo están el desarrollo de un pensamiento crítico, para poder instaurar una sociedad más liberadora. Por otro lado, escuchamos por radio y televisión a líderes políticos y desarrolladores gubernamentales como el Sr. José "Cheo" Madera tildar al pueblo con palabras como: "crápulas, garrapitas y vividores"; palabras que resultan ofensivas para la autoestima e identidad nacional. Pues estos motes afectan más que nada a la "psiquis" maltrecha de nuestro pueblo. Sin embargo, el Departamento no censura estas acciones de nuestros líderes. Mientras los escritores y artistas de las palabras utilizan esas llamadas "malas palabras" como imágenes poéticas y metáforas queirradian belleza a sus textos literarios. Nos oponemos enérgicamente a esa actitud fundamentalista e inquisitoria del Departamento de Educación Pública de Puerto Rico.
Alberto Martínez-Márquez
La decisión del Secretario de Educación concerniente al retiro de varias obras sobresalientes de la literatura puertorriqueña, debido a su lenguaje burdo y soez, no es sino la puesta en práctica de un nuevo puritanismo que pretende complacer al sector anti-intectual del PNP, a los fundamentalistas cristianos y a los sectores moralistas del país. Las declaraciones del Sub-secretario para asuntos académicos del DE, Juan J. Rodríguez va en detrimento de la pertinencia y excelencia de los libros que han sido censurados. Lo expresado por Rodríguez deja mucho que desear viniendo de una persona que ostenta el grado de académico de la primera institución universitaria del país, demostrando así una crasa ignorancia por la producción e historia literarias de nuestra nación boricua. Con respecto a la censura de libros de autores/as puertorriqueños/as hay que destacar que es parte de una agenda de los gobiernos anexionistas que han gobernado nuestra isla. Es necesario señalar que durante el romerato se censuraron libros de Juan A. Corretjer y de René Marques y que durante el rosellato se censuró una novela de Olga Nolla. El Secretario de Estado, Kenneth McClintock, ha hecho unas declaraciones muy desafortunadas para justificar la acción del DE de censurar los libros de José Luis González, Juan A. Ramos y Edgardo Rodríguez Juliá, entre otros. Denunciamos la errada determinación del DE de privar a nuestro estudiantado de una literatura de gran calidad que forma parte de nuestro acervo cultural.
Ana María Fuster
La censura es uno de los recursos del miedo fundamentalista.Ignorancia retrógrada y mezquina unida al poder es la peor receta. Si el pueblo recibe un tapabocas gubernamental, tiene que gritar aún más fuerte, protestar y defender la libertad de expresión, la cultura y la identidad. La juventud no es bruta ni ciega. No dejemos que los buitres del poder nos conviertan en robots, por decirlo de una forma elegante. Tenemos derecho a crear, a deleitarnos de nuestra cultura, de todas las culturas; a pensar y pasar juicio sobre el arte, pero aún más sobre los actos de quienes disfrazan de vulgar paternalismo, unas estrategias para matar lo que somos y lo que podemos ser. La literatura es la sangre de la cultura.
Pepo Delgado-Costa
El irónico contapunteo de esta absurda censura es que es el censor a quien se le debe pedir silencio, darle un gorrito de alto pico y enviarlo a la esquina del salón. Es burdo, y cómo, la manera en que el censor falla, una y otra vez, de diestra y honestamente ocuparse por desarrollar y mantener escuelas dignas, cómodas, con alcance tecnológico y visiones pedagógicas competitivas. Me cuesta decirlo pero, a falta de real liderazgo, en estos momentos son una minoría las escuelas en nuestro país donde los profesionales, estudiantes y padres trabajan al unísono para el bien común de la sociedad. Lo irónico aquí es que quienes han realizado una pésima labor por demasiado tiempo se han arropado de una posición moral que no tienen. Irónico, que los responsables del problema educativo en PR ahora atentan barrer idiosincracias del producto que ellos han ayudado a concebir. Irónico, que "las malas palabras" de esa potente literatura censurada embellecen las escuelas de endeble infraestructura y espíritu.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
Es absolutamente intolerable lo que pretenden los doblados, los que pretenden destruir nuestra conciencia de patria, los que pretenden fundirnos con USA y hacernos desaparecer como Pueblo. La censura normalmente se revierte, y espero que el resultado sea el despertar de la curiosidad entre nuestros jóvenes. Puerto Rico es fuerte, pero no podemos permitir ni un minuto más estos atropellos. La libertad de palabra es sagrada.
Beatriz Mayte Santiago-Ibarra
El DE censurando la literatura universal y por consiguiente, la puertorriqueña. Tan excelente literatura la nuestra. Mientras otros países han destronado sus tiranías de extrema derecha, el DE retrocede en el tiempo. No censuran estos sistemas y estos gobiernos, la atrofia mental a la que someten a nuestros niños a través de los programas televisivos que ven diariamente de todas las guerras que existen en la actualidad, incluyendo la de Puerto Rico (el narcotráfico) y todas las armas las llamadas “oficiales” de las guerras de esa misma oficialidad; para esas no hay censuras, pero sí para el arma de la palabra – arma-conciencia, arma-símbolo, arma-imagen, arma-concepto, arma-idea, armas-palabras de una quinta esencia, que nos lleva solo a la construcción, a la reflexión y al amor. Es por ello que no las quieren, a las palabras bien pensadas y estructuradas para conspirar contra la inconciencia y la ignorancia. Un pueblo culto, ¡Jamás ni nunca! Para ellos eso es el mal, y para nosotros los puertorriqueños, por este mero acto del DE de Puerto Rico, nos sentimos abochornados ante el mundo, por una acción tan mediocre, tan mezquina y deplorable.
PEN CLUB DE PUERTO RICO
REPUDIA CENSURA DE LIBROS
San Juan, Puerto Rico, 14 de agosto de 2009,
“Efectivo de inmediato, queda terminantemente prohibido el uso de los siguientes textos: Antología personal de José Luis González, El entierro de Cortijo de Edgardo Rodríguez Juliá, Mejor te lo cuento: Antología personal de Juan Antonio Ramos, Reunión de espejos de José Luis Vega, Aura de Carlos Fuentes,” así lee el documento que censura obras de nuestra literatura. Hay que hablar claro. Existe el censor y existe la obra censurada.
El escritor tiene la pasión por hablar y escribir. El censor vive de amordazar. Impedir que cinco obras fundamentales de la literatura latinoamericana sean leídas por estudiantes de undécimo grado de las escuelas de Puerto Rico, es censura.
El “Indice de libros prohibidos”, la lista de obras que desde el 1559 al 1948 fueron recopiladas y prohibidas, y sus autores condenados por heréticos, porque sus obras “corrompían a los fieles”, no es cosa del pasado.
El Index sigue vivo y es peligroso. Hoy en pleno Siglo XXI, en nuestro propio suelo, revive este peligroso movimiento que contradice los propios cimientos de nuestra constitución: la libertad de expresión. Ninguna sociedad puede evadir el que exista la palabra del poder y la palabra del pueblo, el discurso del aparato del estado o “establishment”, y el discurso que emana de las fuentes de la cultura. Recordemos que toda una tradición de dictaduras en América Latina buscó su fundamento en la censura, el analfabetismo, la ignorancia y la pobreza.
Aclaremos: toda censura a un autor es también una censura a sus lectores. Esta desatinada determinación de parte de las autoridades del DE prohibe que nuestros jóvenes tengan la oportunidad de conocer esta importante literatura como ejercicio pleno de su libertad de conocer y de conocerse. Todo libro que despierte conciencia en los ciudadanos de su sentido de identidad, que nos identifique como puertorriqueños y que declare nuestra historia, lucha, y persistencia como pueblo y como parte de una tradición hispana, tiene como riesgo la censura en Puerto Rico.
Esto es intolerable y reaccionamos enérgicamente contra todo atentado de censura a nuestros escritores y hermanos latinoamericanos, en este caso Carlos Fuentes, en un acto contradictorio para la democracia y el crecimiento maduro de nuestros jóvenes. En momentos históricos de apertura, globalización, mega-comunicaciones, un Puerto Rico castrado y enmudecido por la censura constituye triste espectáculo internacional que nos anticipa un retroceso en la historia de las libertades democráticas.
La acción de censura del Secretario de Educación, Sr. Carlos Chardón, es intolerable. Hacemos un llamado a él y al Señor Gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, a que rectifiquen el acto anticonstitucional y antidemocrático cometido por la oficina de Asuntos Académicos del DE, episodio dramático que atenta contra la libertad y la expresión de las ideas, amenaza la enseñanza adecuada y plural de nuestros jóvenes, y nos entorpece el acceso a las realidades urgentes que deben discutirse en el aula escolar.
Mairym Cruz-Bernal
Presidenta
PEN CLUB DE PUERTO RICO
Gracias. Leí la Entrevista, muy original y necesaria.
Libros en la hoguera de la intolerancia
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Rosita Marrero / Primera Hora
Es una infamia.
Escritores censurados por el Departamento de Educación, como Edgardo Rodríguez Juliá y José Luis Vega, expresaron su indignación y preocupación ante la acción del Gobierno de excluir y proscribir a los autores puertorriqueños del currículo del sistema público de enseñanza, bajo el manto de una falsa moralidad.
El escritor Edgardo Rodríguez Juliá, autor de El entierro de Cortijo, catalogó la acción de “los burócratas” de Educación como una hipocresía.
Censuraron Mejor te lo cuento, de Juan Antonio Ramos, por sus pasajes en los que narra una actividad sexual.
Pero, por favor, eso es una hipocresía. Una sociedad que permite la violencia por televisión cruda y la sexualidad cruda, ¿de qué estamos hablando?. Estamos hablando de pura hipocresía. Es un libro que se ha usado en los grados superiores de este país para enseñar lenguas y problemas sociales.
“Lo mío es El entierro de Cortijo, ¿qué hay de esos valores? Ese lenguaje no se usa gratuitamente, se usa con un propósito estético, pero ese señor( el subsecretario de Asuntos Académicos, Juan Rodríguez) parece que es un burócrata de esos que no sabe nada. Y al secretario de Educación usted le pregunta y estoy seguro que no se ha leído ninguno de esos libros, ni el Gobernador tampoco. El secretario de Estado (Kenneth) McClintock tampoco. Esa gente está hablando sin conocimiento de causa. Es gente hablando sin conocimiento de causa, porque gente de segunda categoría estén encaprichados en prohibir esos libros”, afirmó.
Agregó que el impedir a los jóvenes la lectura de los autores puertorriqueños es alejarlos de nuestras señas de identidad.
“En El entierro de Cortijo se habla de la avenida Puerto Rico, de la avenida Providencia, del caserío Lloréns Torres. Se habla sobre la droga, sobre la locura en este país. No es porque yo me he empeñado en hablar de eso. No es nada que atente contra la pureza. No es nada que los estudiantes no sepan.”
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Rodríguez Juliá sostiene que el propósito también es quitarles posibilidades a los maestros de enseñarles una obra literaria bien escrita.
“Lo que es una obra que sea veraz, que tenga la realidad nuestra, que no tenga la babosada esa de Pablo Coelho, que es lo que está en el currículo. Es una desgracia”, dramatizó.
Criticó además el que se saque un pasaje de una obra literaria de contexto, como han hecho con el libro de Juan Antonio Ramos.
“Todo lo que se saca fuera de contexto en un libro, puede sonar y podría sonar algo escandalizante y eso es todavía una mayor irresponsabilidad, sacar de contexto un pasaje. Eso es lo que hacen los censores”, dijo.
José Luis Vega, autor de la antología Reunión de espejos, que recopila cuentos de varios autores, entre los que figuran Luis Rafael Sánchez, Ana Lydia Vega, Mayra Montero y Magali García Ramis, expresó que si el DE va a ser coherente con la decisión de censurar estas obras y las razones son que contienen de lenguaje popular y referencias al cuerpo y al erotismo, tendría que, por las mismas razones censurar gran parte de lo mejor de la literatura universal, empezando por el Cantar de los cantares.
La decisión implica también, dijo, excluir del DE a una generación de escritores puertorriqueños.
“Creo que es una torpeza pedagógica que parte de que hay temas que no son aptos para el salón de clase. Es la mejor oportunidad para que los muchachos enfrenten realidades sociales y la vida humana desde la perspectiva del arte”, apuntó.
“Están confundiendo la literatura escrita con intención artística. Están sobreponiendo sobre el arte un criterio de moralidad muy alta, por así decir. Detrás de todo esto hay un temor a la realidad puertorriqueña viva”, acotó.
De acuerdo con el literato, es una manera de impedir que los ciudadanos piensen con profundidad sobre su entorno, para exponerlos solamente a literatura que puede parecerles a esos funcionarios literatura no ofensiva.
Mientras, un grupo de escritores rechazaron la política de censura del DE motivada “por un puritanismo trasnochado que demoniza las referencias sexuales y los vocablos del habla cotidiana usados con fines estrictamente literarios”.
En tanto, el secretario Carlos Chardón anunció que revaluarán las obras, lo que estará a cargo del ex director del ICP, Juan Ramón de la Torre.
http://www.primerahora.com/diario/noticia/gobierno_y_politica/noticias/libros_en_la_hoguera_de_la_intolerancia/331040
El ICP no evaluará los libros vedados por el DE
Mientras, escritores protestan leyendo las obras prohibidas.
Por Sandra Caquías Cruz / End.scaquias@elnuevodia.com
El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) rechazó ayer que vaya a evaluar los libros que utiliza el Departamento de Educación (DE), como informó el secretario de la agencia, Carlos Chardón.
“El ICP tiene la obligación en ley de favorecer la libertad y el pluralismo en la expresión artística y humanista. Por lo tanto, se infiere que el ICP no puede hacerse cargo de seleccionar los libros que serían pertinentes en ley al DE”, dijo su directora ejecutiva, Carmen Teresa Ruiz de Fischler. “El ICP no puede indicarle a un escritor cómo debe escribir”, subrayó. Mientras, Chardón informó que seleccionó a José Ramón de la Torre, presidente de la Junta de Directores del ICP, “para que éste, junto a un grupo de trabajo, recomiende las lecturas que han de hacerse disponibles a los estudiantes de escuela intermedia y superior”.
Horas antes, Chardón dijo a la prensa que su orden de retirar cinco libros del currículo de español se debió a que pensó en los niños de Educación Especial (EE).
“Yo no sé si ese niño tiene una capacidad mental, yo no sé si ese niño tiene discapacidad emocional, no sé, pero exponer a un niño con condiciones especiales a una circunstancias como esas a mí me sobrecogió”, dijo.
Mientras, las protestas por la acción del DE no paran. La narración de varios fragmentos de los libros vedados por esa agencia fue el arma que utilizó un grupo de escritores, periodistas, artistas y maestros para rechazar lo que llaman “la censura” a cinco escritores, cuatro de ellos puertorriqueños.
Unas potentes bocinas sirvieron para que a varias cuadras de las inmediaciones del DE, en Hato Rey, se escuchara, en voz de este grupo de profesionales, relatos que el DE decidió que no llegarán a manos de sus estudiantes. Las nubes grises amenazaban con un aguacero. Era la hora de almuerzo y los manifestantes se arremolinaban a escuchar la narración.
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La ex presidenta del ICP, Teresa Tió, repudió la acción del DE y hasta pidió la renuncia de Chardón.
“El señor Chardón yo creo que debiera renunciar, francamente”, dijo Tió. Mientras, los manifestantes continuaban congregándose. Algunos llegaron con pancartas y mensajes como “No a la censura” y “Respeto a los escritores”.
Una veintena de ellos se convirtió en narrador. Entre los relatos hubo un fragmento del libro “Mejor te lo cuento - Antología personal 1978 al 2005”, escrito por Juan Antonio Ramos.
Era la lectura que el Secretario de Educación había pedido a un grupo de periodistas que le leyeran en voz alta porque a él le daba “vergüenza”, leerlo. Nadie mostró asombro cuando la palabra vulgar utilizada para el órgano sexual masculino se escuchó por los altavoces.
“Estamos aquí condenando la censura. Venimos aquí a leer en voz alta lo que el Secretario no quiso leer”, dijo Rafael Lenin Torres, presidente de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico. “Estamos condenando cualquier acto de censura incluyendo la censura que ha cometido el DE”, abundó.
Margarita Mercado, una ama de casa que viajó de Toa Baja para la manifestación, dijo estar “en contra de lo que está haciendo el DE. No creo en ninguna clase de censura. Esto no debió haber pasado”.
También hubo sacerdotes entre los manifestantes. “Estamos a favor de que los estudiantes se expongan a todo tipo de literatura. No es a través de la censura y cohesión que esto (selección de libro para el currículo escolar) se debe decidir”, dijo padre Yamil Samalot, profesor de teología y director del Santuario Nacional a San Martín.
Entre la docena de escritores que se dieron cita a la manifestación estaba Magaly García Ramis, Jalil Sued Badillo, Edgardo López, Tina Casanova, Marcos Rodríguez y Stefan Antomattei.
Los maestros estuvieron representados por la Asociación de Maestros y la Federación de Maestros. También se unió a los manifestantes la Confederación Nacional de Asociaciones de Profesores Universitarios.
Mayrym Cruz Bernard, presidenta del Pen Club, destacó que la situación permite ayudado que los escritores y la comunidad haga conciencia “de lo delicado y frágil que es estar ante un país, que en estos momentos, nos está censurando”.
http://www.elnuevodia.com/XStatic/endi/template/nota.aspx?n=616133
Censuremos lo “apropiado”
Censuremos lo “apropiado”
El asunto de la censura de libros en el Departamento de Educación levanta pasiones sobre issues muy conocidos. Esto de la censura, según he podido investigar en años de estudio sobre el tema, es como una ola.
El Departamento de Educación escoge en silencio sus currículos, a consejo -sabio a veces, tarados las más- sobre qué libros son o no son apropiados para determinado grado.
En esas silenciosas acciones se han impuesto como lecturas del Departamento de Educación libros como El alquimista de Pablo Cohelo mientras han sido expurgadas La palma del cacique y La cuarterona del padre de nuestras letras, Alejandro Tapia y Rivera. Y eso se ha hecho en silencio y nadie se ha quejado.
Ahora que las acciones salen a la luz pública, todos sacamos lanzas porque se trata de indiscutibles obras del más excelso mérito literario como la de los colegas Juan Antonio Ramos, la antología de José Luis Vega, Edgardo Rodríguez Juliá y la del maestro Carlos Fuentes, con su obra maestra Aura.
Lógico que todos saquemos armas y nos lancemos al ruedo con nuestra buena sarta de cinismos, protestas y exigencias.
Pero hicimos lo mismo con la novela de Olga Nolla, La segunda hija. ¿Y qué pasó? Nada.
Lo que sucede en las mentes de los que hacen los currículos es absolutamente invisible y no tenemos parte en eso por sencillas razones políticas. En Puerto Rico hay cientos de intelectuales capacitados para realizar un currículo apropiado. ¿Por qué no los contratan? Porque no son del partido. ¿Y quién hace el currículo? Los obedientes al partido. ¿Hay “adecuación” y “propiedad” en eso?
Aquí el asunto no es la libertad literaria -que no nos ciegue la pasión libertaria de la creatividad-, aquí el asunto es la definición de lo que es “apropiado” para estudiantes de 11 y 12. Es correcto lo dicho por el Gobernador en este issue, hay lecturas que son apropiadas, hay otras que no. Estupendo, hasta yo estoy de acuerdo con él. Como muy bien dijo la colega Mayra Santos Febres, “no se le debe dar un churrasco a un bebé”.
Pero ese no es el punto. El punto es qué quiere decir “apropiado”. La definición de lo que es “apropiado” es lo que tiene que suscitar nuestra sospecha.
Es lógico que una escena de sexo explícita, sacada de su contexto literario, pueda ser altamente reprochable en una lectura del sistema de educación pública, venga de la pluma que venga. Pero por otro lado, si utilizamos una espúrea moralidad y el pánico sexual para censurar valores que tienen que ver con la identidad, con el sentido de nación, con el juicio crítico de nuestra sociedad actual, con el pasado histórico y doloroso de nuestra nación, ahí estamos hablando de un problema mucho mayor que la mera censura moral.
La pregunta es, ¿qué valores se quieren privilegiar e inculcar en la mente de estos estudiantes y qué lecturas se están usando para ello?
¿Por qué estas lecturas son expurgadas y no otras?
¿Qué es lo “apropiado” para el Departamento de Educación?
¡Que lo digan!
Cuando sepamos esto, entonces sabremos si nuestras protestas tienen o no sentido y dirección.
Se ha dado demasiada importancia a la “censura” siniestra contra la que todos estamos en pie de lucha, pero esa bola de humo esconde otras muchas censuras que ocurren en los escritorios del Departamento de Educación, censuras de las que nunca nos enteramos.
Entre la censura al libro de Olga Nolla y ésta, fueron censuradas, sacadas, del currículo las obras de Alejandro Tapia y Rivera, y se han ido otras con la excusa de “cambio de currículo” que son obras formativas de nuestra puertorriqueñidad y de los valores que necesitan estos jóvenes para sobrellevar este tenebroso presente.
ROBERTO RAMOS PEREA
http://www.elnuevodia.com/columna/616480/
Inapropiado
Hay palabras sospechosas. ‘Apropiada’ puede ser una de ellas. Me perturbo si alguien dice que tal cosa es apropiada para mí. Fue eso lo que les dijeron a las mujeres durante siglos: que el corsé y la casa eran lo apropiado. El resto de la historia ya la conocemos.
Decirle a una joven de dieciséis años que una obra de arte es inapropiada para ella no se distancia demasiado de lo anterior. A esa edad, lo único inapropiado es no leer las obras más “inapropiadas”, mejor conocidas como los grandes libros del mundo.
El conocimiento es un mundo infinito donde toda la belleza y toda la monstruosidad de la vida cobran significación, correspondencia. No se puede ser “estudiante” si no se tiene acceso a ese mundo.
Las obras en cuestión no sólo han sido denominadas “inapropiadas” (soeces, grotescas y chabacanas) sino que fueron “terminantemente prohibidas”. El Sr. Chardón no sólo actúa como todo un analfabeta sino que se esmera en utilizar el lenguaje más ridículo y sin sentido.
Imagino a los muchachos iniciando un contrabando de libros. “Media docena de Reunión de espejos”, dirá uno, antes de recibirlos en una bolsa de estraza para ‘culiarse’.
“Se tiraron los pigs”, gritará otro y las muchachas ya sabrán dónde esconder en tiempo récord las copias de Aura.
Estudiar es desafiar la necedad. Hacerlo en el sistema público puertorriqueño es desafiar una necedad mayor. ¿O cómo entender que obras como éstas recién hayan sido integradas como referencia del currículo cuando hace más de quince años son lecturas obligadas en los colegios?
Esa es la gran hipocresía. Mientras los hijos del Gobernador están leyendo grandes obras (Aura, específicamente) en el colegio católico, ¿qué van a leer los hijos de los pobres?
El señor Fortuño se apunta otra con el panderetismo nacional y, de paso, el tonto útil de Educación le sirve de cortina de humo para sabrá Dios cuántos chanchullos que deben estar tramándose ahora mismo tras todas estas noticias absurdas.
Si algo está claro es que a este gobierno nadie lo salva de su fracaso. Ni siquiera Dios, ni la mejor literatura del mundo.
MARI MARI NARVÁEZ
periodista
http://www.elnuevodia.com/columna/616579/
Indignación con Educación
sábado, 19 de septiembre de 2009
Ivelisse Rivera Quiñones / Primera Hora
Organizaciones que luchan por los derechos de los estudiantes de educación especial en el país se expresaron indignadas con que el secretario del Departamento de Educación, Carlos Chardón, haya utilizado a la población como excusa para tratar de justificar la censura a cinco textos literarios.
Además, le recordaron al Secretario que su lucha de todo los días es para lograr la integración y evitar la discriminación de los estudiantes con necesidades especiales, lo que entienden está ocurriendo con la exclusión de la población al uso de la literatura.
“Es una falta de respeto que el doctor Chardón utilice a nuestra población para justificar la censura de libros. La situación que debe preocuparle y ocuparle es la demanda de clase que ya existe por la falta de servicios a la población especial, los cuales cada día que pasa están peor y en un mayor incumplimiento”, expresó la Alianza de Autismo de Puerto Rico.
Por la misma línea se manifestó Carmen Warren, portavoz del Comité Timón de Padres de Estudiantes de Educación Especial. Warren fue un poco más allá y agregó que las expresiones de Chardón lo que demuestran es una “falta de conocimiento de las capacidades y de cuál es el alcance de los estudiantes de educación especial”.
Warren también le pidió a Chardón que “que se ponga a atender las urgencias que tenemos como la falta de equipo, materiales educativos y hasta maestros. Aquí hay asuntos más importantes que estar censurando libros”.
Katherine Vázquez, del grupo de Apoyo Autismo en la Montaña, al igual que las otras dos organizaciones entiende que son los maestros de español los que deben decidir lo que es apto o no para sus alumnos.
“Entiendo que para eso es que están los maestros en el salón, para manejar las clases. Además, a los padres siempre nos están diciendo que debemos de hablarles a los hijos de todos los temas incluyendo drogas, violencia y hasta sexo, así que no entiendo por qué no pueden discutirlos en los salones”, dijo Vázquez.
http://www.primerahora.com/XStatic/primerahora/template/content.aspx?se=nota&id=332002
Esto es cierto? será una broma no?
"pensamiento sin control" "netamente subversivo"
Qué coño es Puerto Rico? Es un Estado de derecho? una democracia? Un estado "libre" asociado? Pero a quién diablos habeis elegido para gobernaros?...decidmelo por favor que no entiendo nada, de nada.....
Besos desde España
Otra caja de plomo
La orden de carácter militar del Departamento de Educación nos degrada a todos. Deprecia la obra de escritores consagrados, censura a un clásico como José Luis González, y pretende, con gran arrogancia, reducir la diversidad estética y cultural. Es significativo que los textos condenados, que de hecho representan poéticas muy diferentes, sean “terminantemente prohibidos” no por sus contenidos, de los que no se dice una palabra, sino por su lenguaje “extremadamente burdo y soez”. Es lo que ha ocurrido en el pasado con el Tuntún de Palés Matos, con La guaracha de Luis Rafael Sánchez, o con textos de Manuel Ramos Otero y Olga Nolla, obras que, con o sin censura explícita, han sido silenciadas en algunas escuelas.
En lugar de convocar a los escritores y a los maestros a un debate profundo sobre la compleja práctica de la lectura y sobre el canon literario escolar, el Departamento apunta sus armas contra libros y antologías recomendados durante el gobierno anterior. El amo decreta y los súbditos deben obedecer. Pero no ha ocurrido así. En medio de este escándalo, resultan admirables las elocuentes protestas de escritores, lectores y maestros en declaraciones y artículos que se han difundido en la prensa y por Internet. Los sujetos no son súbditos: han impugnado la anacrónica orden con energía, e incluso han convocado a leer en voz alta y en público los textos censurados.
Todo esto demuestra una vez más el poder de la literatura. Por un lado, en el discurso institucional se observa nítidamente el miedo que las posibilidades críticas de la literatura provocan en un gobierno autoritario. Por otro lado, la fuerza de la gran tradición literaria se hace visible en la solidaridad con que escritores y lectores han defendido la libertad que permite contar el mundo. Libertad para contar los sueños, el deseo, los enfrentamientos políticos, la muerte y la sexualidad.
Las cuestiones que suscita este decreto de “descontinuación” son múltiples. Como señala Chartier, la literatura y la historia se parecen porque el pasado está siempre presente. La censura ha sido constitutiva de la sociedad puertorriqueña, desde la prohibición de la imprenta en los primeros siglos hasta la expulsión de liberales, separatistas y abolicionistas, y la prisión de los nacionalistas. El espionaje macartista a lo largo del siglo XX ya no es secreto para nadie. El resultado fue un clima de censura y autocensura, lleno de verdades indecibles, como lo fue, por ejemplo, la crítica a la participación puertorriqueña en la guerra de Corea. Hoy nos encontramos en pleno retroceso.
En ese sentido, no me parece casual que el decreto quiera silenciar la voz de un autor ya clásico como José Luis González, quien encabeza la lista. Es como un destino, al igual que el de sus admirados Hostos y Betances. González es hoy una referencia ineludible cuando se habla de literatura caribeña y latinoamericana. Pero recordemos que su obra fue durante años censurada por comunista e independentista. Sólo la valentía intelectual de figuras como Nilita Vientós Gastón y René Marqués rompió en aquella época el silencio en torno a los textos del escritor exiliado en México.
En la Antología personal de González, prohibida hoy, se encuentran joyas de la literatura puertorriqueña, entre otras su cuento “Una caja de plomo que no se podía abrir”, que hoy puede ser leído como un relato sobre la represión: el plomo como la opacidad de una caja que la literatura puede empezar a abrir. Es el texto que me gustaría leer en voz alta para sumarme a la protesta. Lo leería junto al magnífico “Hacia una poética de lo soez” de Luis Rafael Sánchez.
ARCADIO DÍAZ QUIÑONES
ESCRITOR Y CATEDRÁTICO
http://www.elnuevodia.com/columna/619174/
Dios mio he leido esta entrevista y es como yo diria:Esta es una persona con cuerpo de elefante y cerebro de mime' Jamas podria creer que una persona desprecie la inteligencia de otros y en este caso a los jovenes de esta Patria de todos. Mientras existamos MAESTROS amantes de los estudiantes y de esta escuela puertorriqueña a estos censores se les hara dificil cumplir con esa tarea tan degradante. Mi Patria , aqui me tienes, cuenta conmigo para ayudar a concienciar a mis chicos y para hacer de Puerto Rico mejor para todos!!!!
Mayra Santos-Febres autorizó las siguientes declaraciones:
Es cierto. Yo recomendé al Departamento de Educación los libros Antología personal, de José Luis González; El entierro de Cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá; Mejor que te lo cuento: antología personal, de Juan Antonio Ramos; Reunión de espejos, una colección de cuentos editada por José Luis Vega; y Aura, de Carlos Fuentes. Recomendé otros libros que quizás también caigan dentro de la lsita de
revisiones: Las Fábulas de Esopo, La Oveja negra y otros cuentos de Augusto Monterroso, Querido Diego te abraza Quiela, de Elena Poniatowska, Cuentos de amor de locura y de muerte, de Horacio Quiroga, Pedro y el Capitán, de Mario Benedetti, entre otros .
Recomendé clásicos de la literatura puertorriqueña como La Cuarterona de Alejandro Tapia y Rivera, La muñeca menor de Rosario Ferré.
El proceso de recomendación fue arduo, tomó meses de visitas a escuelas (Yauco, Cidra, Barceloneta, Arecibo), de conversaciones con maestros que me hicieron llegar sus necesidades. Luego cotejé las listas de lecturas del Programa de Maestría y Doctorado de la Universidad de Puerto Rico, y de la Universidad de Harvard, donde también he impartido clases. Consulté con compañeros profesores del Departamento de Estudios Hispánicos e hice las recomendaciones.
Recomendé estos libros, entre varios otros, y hoy, en medio de esta polémica, aún los recomiendo por las mismas razones que lo hice en un principio; porque nuestros adolescentes deben exponerse a textos que les inculquen el amor por la lectura; textos que les hablen de cosas con las que puedan conectarse; textos que les enseñen que los seres humanos somos capaces de transmutar experiencias y sentimientos en palabras, tal y como lo hace un músico o un pintor.
Recomendé estos libros no para que sustituyan otros libros, mucho menos a los clásicos, sino para añadir. Son libros que figuran en la lista de lecturas sduplementarias del Departamento de Educación. Ni siquiera forman parte del currículo. Pero los recomendé porque la educación se trata de eso, de añadir, como las capas que forman el tronco de un árbol. Esa es una de las principales lecciones de mi madre, maestra de español en las escuelas públicas de Carolina y Río Piedras durante más de 30 años y que he tratado de seguir yo en mis dos décadas de profesora universitaria.
Tampoco recomendé estos libros para que sustituyan criterios de maestros o padres. Y aunque lo tratara, no podría. Los maestros y los padres son la parte insustituible del proceso educativo. Estos libros, en las manos de un buen maestro o de un buen padre, podrían ser una gran herramienta para dar elecciones de vida a un adolescente.
Algunas partes de estos libros contienen palabras que algunos juzgarán fuertes. ¿La buena educación para un adolescente de 16 o 17 años es responderle con el silencio a la existencia de esas palabras (palabras que de seguro ha escuchado tanto que forman parte de su léxico) o la que muestra contextos adecuados para esas palabras?
(continua en la siguiente)
(sigue de anterior)
Además, la carga más fuerte de las palabras se la imprime la intención con que se usa. A mí los peores insultos me los han proferido con palabras que podrían formar parte del mensaje televisivo del gobernante de turno.
Sí hay temas que son menos aptos a determinadas edades. Por ejemplo, no recomendé ninguna de mis novelas. Pero no fue por pudor. Si además de mujer y negra, fuera pudorosa, difícilmente hubiese podido salir de los espacios que la sociedad me asignaba. No las recomendé porque considero que los temas que tocan son más apropiados para estudiantes universitarios.
Finalmente, quien implique que esas recomendaciones fueron una forma de colaboración con el gobierno anterior, tiene razón. De hecho, ahora busco la colaboración del gobierno de turno en lograr que se celebre el año próximo un encuentro de escritores, es probable que con la asistencia de al menos un premio Nóbel, que traiga una muestra de lo mejor de la literatura en lengua española al alcance de quien quiera escuchar alguna conferencia en la que, además del debate cultural nacional, se discutan asuntos que ahora son de mucha relevancia fuera de nuestras costas, como, por ejemplo, los estudios culturales y la otredad.
La verdad es que he estado en conversaciones con el actual secretario de Educación para que algunos de esos escritores visiten escuelas de distintas regiones del país.
Si el próximo gobierno es distinto a este y el anterior, de seguro también buscaré su colaboración.
Yo no elegí ninguno de esos gobiernos. Sólo elegí ayudar al desarrollo cultural de mi país, a hacer la cultura más accesible, para que en algún lugar, quizás en una urbanización como mi Country Club, o en una barriada urbana o en un campo o en un residencial público, alguna niña negra pueda tener un encuentro con algún libro u otra manifestación cultura que sea capaz de decirle, como en su momento me dijo a mí, ‘mira, tú no eres tan rara nada’.
Claro que sería más fácil quedarse en la trinchera de lo que creo, desde donde puedo atacar a los que no crean en lo mismo que yo.
La cultura, sin embargo, es más importante que mis creencias y prejuicios.
Para leer un clásico
Alguien decía que un clásico de la literatura es un libro que muchos reconocen por el título y que pocos han leído, o que todos leímos “hace mucho tiempo”. Thomas Mann, en “Muerte en Venecia”, nos habla de cómo Aschenbach, el protagonista de esa novela corta ejemplar, era un escritor que ya había llegado a la bienaventurada edad en que su público lector lo mismo merecía la curiosidad de niños y adolescentes que la atención suprema de los adultos.
Para parafrasear del todo y ahora extrapolar con algún riesgo —pensando también en lo que mis maestros decían sobre “El Quijote”— el escritor clásico debe ser leído por niños y adolescentes, provoca en los adultos nada menos que el reconocimiento de cierta sabiduría, ésa que tenemos como propia y aquélla que nos sorprende por ajena.
Se trata de un equilibrio al fin logrado, después de toda una vida dedicada a la literatura.
Hay cierta serenidad en el escritor clásico. La prosa es concebida por el escritor, disfrutada por el lector, como arte sin artificio; la elocuencia es sutil, sugerente, pero sin asomo de oscuridad. El escritor casi escribe como hablaría un maestro, un sabio de cejas pobladas y sonrisa bonancible.
José Luis González, uno de los autores recientemente censurados por el subsecretario del Departamento de Educación y el secretario Chardón, el gobernador Fortuño y el secretario de Estado Kenneth McClintock, es justamente uno de esos raros autores.
Fui editor, para La Editorial de la Universidad de Puerto Rico, de la reedición de su censurada “Antología personal”. Posiblemente ese libro sea uno de los mejores de José Luis González. La selección fue hecha por el propio autor, un escritor maduro, en el reconocimiento de la propia valía como escritor ya clásico para niños y adolescentes, ello así por tantos de sus cuentos antológicos, distinción que lo acompañó por décadas, mucho antes de que alcanzara los años de los homenajes, ésos que confieren distinciones sin escudriñar la extensión de las virtudes.
José Luis me decía que en Puerto Rico los homenajes son más arriesgados que el olvido. Jamás pensó en este homenaje póstumo que le hubiese provocado mucha perplejidad y quizás algo de ironía. La ironía a veces no le era dable a un hombre algo inocentón, a quien una espiritista le auguró, para júbilo del escritor, “una vejez gloriosa”.
La perplejidad vendría de haberse sabido por décadas el autor de cuentos que aparecían en antologías del cuento puertorriqueño y latinoamericano.
José Luis tuvo el privilegio de escribir en su adolescencia, en su juventud y madurez, como también camino a la vejez. “Una caja de plomo que no se podía abrir”, “La carta”, “En el fondo del caño hay un negrito”, fueron cuentos escritos por un escritor joven y lecturas obligadas en mi adolescencia. Un cuento de su madurez, “La noche que volvimos a ser gente”, es un buen ejemplo de la serenidad y elocuencia antes aludida; es un cuento que conmueve y que, a la vez, por su humor, nos dibuja en los labios una sonrisa de sabio asentimiento.
“El oído de Dios”, también incluido en esa “Antología personal” ejemplifica esa belleza en la complejidad que reconocemos en los grandes artistas y escritores camino a la muerte.
En el entierro de José Luis González —segundo lustro de los años noventa, hoy José Luis tendría sobre ochenta años— la carretera de San Lorenzo me confirmaba el clasicismo del amigo escritor.
Niños y adolescentes de las escuelas de ese pueblo portaban pancartas con los títulos de los cuentos más leídos y los libros más conocidos de José Luis. Por un momento pensé que la literatura sí importa en este país. Y también pensé en la amarga sentencia de José Luis sobre el riesgo de los homenajes puertorriqueños.
Hoy le concedo razón; máxime cuando el homenaje ha llegado revestido con la infamia de la censura. Más que la chapucería de no leer, nos entristece la tragedia de olvidar.
EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ
ESCRITOR
http://www.elnuevodia.com/columna/621725/
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