sábado, 5 de marzo de 2011

La bolchevique enamorada: documento histórico y reseña de una mujer inolvidable.

¿Cuál es el objetivo…? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrono es hombre o mujer. - A. Kollontai (1913)

El día de la Mujer (1913)

¿Qué es el día de la mujer? ¿Es realmente necesario? ¿No es una concesión a las mujeres de clase burguesa, a las feministas y sufragistas? ¿No es dañino para la unidad del movimiento obrero? Esas cuestiones todavía se oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La vida misma le ha dado una respuesta clara y elocuente a estas preguntas.

El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero.

El ejército organizado de mujeres trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las organizaciones obreras sólo tenías grupos dispersos de mujeres en las bases de los partidos obreros... Ahora los sindicatos ingleses tienen más de 292.000 mujeres sindicadas; en Alemania son alrededor de 200.000 sindicadas y 150.000 en el partido obrero, en Austria hay 47.000 en los sindicatos y 20.000 en el partido. En todas partes, en Italia, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, las mujeres de la clase obrera se están organizando a sí mismas.

El ejército de mujeres socialistas tiene casi un millón de miembros. ¡Una fuerza poderosa! Una fuerza con la que los poderes del mundo deben contar cuando se pone sobre la mesa el tema del coste de la vida, el seguro de maternidad, el trabajo infantil o la legislación para proteger a las trabajadoras.


Hubo un tiempo en el que los hombres trabajadores pensaron que deberían cargar ellos solos sobre sus hombros el peso de la lucha contra el capital, pensaron que ellos solos debían enfrentarse al «viejo mundo» sin el apoyo de sus compañeras. Sin embargo, como las mujeres de clase trabajadora entraron en las filas de aquellos que vendían su trabajo a cambio de un salario, forzadas a entrar en el mercado laboral por necesidad, porque su marido o padre estaba en el paro, los trabajadores empezaron a darse cuenta de que dejar atrás a las mujeres entre las filas de «no-conscientes» era dañar su causa y evitar que avanzara.

¿Qué nivel de conciencia posee una mujer que se sienta en el fogón, que no tiene derechos en la sociedad, en el estado o en la familia? ¡Ella no tiene ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o marido...

El retraso y falta de derechos sufridos por las mujeres, su dependencia e indiferencia no son beneficiosos para la clase trabajadora, y de hecho son un daño directo hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en esa lucha, como se la despertará?

La socialdemocracia extranjera no encontró la solución correcta inmediatamente. Las organizaciones obreras estaban abiertas a las mujeres, pero sólo unas pocas entraban. ¿Por qué? Porque la clase trabajadora al principio no se percató de que la mujer trabajadora es el miembro más degradado, tanto legal como socialmente, de la clase obrera, de que ella ha sido golpeada, intimidada, acosada a lo largo de los siglos, y de que para estimular su mente y su corazón se necesita una aproximación especial, palabras que ella, como mujer, entienda. Los trabajadores no se dieron cuenta inmediatamente de que en este mundo de falta de derechos y de explotación, la mujer está oprimida no sólo como trabajadora, si no también como madre, mujer. Sin embargo, cuando los miembros del partido socialista obrero entendieron esto, hicieron suya la lucha por la defensa de las trabajadoras como asalariadas, como madres, como mujeres.

Los socialistas en cada país comienzan a demandar una protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.


Cuanto más claramente el partido obrero percibía esta dicotomía mujer/trabajadora, más ansiosamente las mujeres se unían al partido, más apreciaban el rol del partido como su verdadero defensor y más decididamente sentían que la clase trabajadora también luchaba por sus necesidades.


Las mujeres trabajadoras, organizadas y conscientes, han hecho muchísimo para elucidar este objetivo. Ahora el peso del trabajo para atraer a las trabajadoras al movimiento socialista reside en las mismas trabajadoras. Los partidos en cada país tienen sus comités de mujeres, con sus secretariados y burós para la mujer. Estos comités de mujeres trabajan en la todavía gran población de mujeres no conscientes, levantando la conciencia de las trabajadoras a su alrededor.

También examinan las demandas y cuestiones que afectan más directamente a la mujer: protección y provisión para las madres embarazadas o con hijos, legislación del trabajo femenino, campaña contra la prostitución y el trabajo infantil, la demanda de derechos políticos para las mujeres, la campaña contra la subida del coste de la vida...

Así, como miembros del partido, las mujeres trabajadoras luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo tiempo delinean y ponen en cuestión aquellas necesidades y sus demandas que les afectan más directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya esas demandas y lucha por ellas... Estas necesidades de las mujeres trabajadoras son parte de la causa de los trabajadores como clase.

En el día de la mujer las mujeres organizadas se manifiestan contra su falta de derechos. Pero algunos dicen ¿por qué está separación de las luchas de las mujeres? ¿Por qué hay un día de la Mujer, panfletos especiales para trabajadoras, conferencias y mítines? ¿No es, en fin, una concesión a las feministas y sufraguistas burguesas? Sólo aquellos que no comprendan la diferencia radical entre el movimiento de mujeres socialistas y las sufraguistas burguesas pueden pensar de esa manera.

¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrono es hombre o mujer.



Las feministas burguesas demandan la igualdad de derechos siempre y en cualquier lugar.

Las mujeres trabajadoras responden:

Demandamos derechos para todos los ciudadanos, hombres y mujeres, pero nosotras no sólo somos mujeres y trabajadoras, también somos madres. Y como madres, como mujeres que tendremos hijos en el futuro, demandamos un cuidado especial del gobierno, protección especial del estado y de la sociedad.

Las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo.

Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufragistas burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia entre sus objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de una mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora... Así pues, los trabajadores no deberían temer que haya un día separado y señalado como el Día de la Mujer, ni que haya conferencias especiales y panfletos o prensa especial para las mujeres.

Cada distinción especial hacia las mujeres en el trabajo de una organización obrera es una forma de elevar la conciencia de las trabajadoras y acercarlas a las filas de aquellos que están luchando por un futuro mejor. El Día de la Mujer y el lento, meticuloso trabajo llevado para elevar la auto-conciencia de la mujer trabajadora están sirviendo a la causa, no de la división, sino de la unión de la clase trabajadora.

Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer.

-Alexandra Kollontai. Notable economista política y revolucionaria rusa. La única mujer miembro del Comité Central de Lenin.


Alexandra Kollontai (1872-1952)

Alexandra Kollontai fue una de las principales figuras del feminismo revolucionario. Formó parte del primer Gobierno bolchevique, con Lenin y Trotsky y escribió numerosos trabajos sobre la mujer, entre los que destacamos: Los fundamentos sociales de la cuestión femenina (1909), La sociedad y la maternidad (1921) y Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (1926).

Nació en el seno de una familia aristocrática de San Petersburgo. Su padre era general del ejército imperial ruso y su madre hija de un comerciante de maderas. Criada mayormente por la servidumbre, tenía maestros privados en casa durante el año y pasaba el verano leyendo en la finca de la familia de Karelia en Finlandia, bajo dominación rusa en esa época. Así, Kollontai se interiorizó de la vida de los arrendatarios de tierras y los trabajadores agrícolas. Estudió literatura con Victor Ostrogorskii, obtuvo el título de maestra y comenzó a escribir.

Contra los deseos de sus padres, en 1893 se casó con su primo Vladimir Ludvigovich Kollontai, oficial de ejército. Luego del nacimiento de su hijo Mikhail, la vida de matrimonio resultó un gran desilusión, al sentirse atrapada en casa sin tiempo para escribir. Durante una inspección a una fábrica textil, Kollontai encontró un niño muerto en una vivienda hacinada de los barrios pobres, hecho que marcó su vida y la convirtió en revolucionaria. Aun enamorada de su marido, en 1898 Kollontai dejó atrás su vida matrimonial y a su hijo para estudiar economía política en Zurich.

Es la teórica rusa quien articuló de forma más racional y sistemática feminismo y marxismo. Kollontai no se limita a incluir a la mujer en la revolución socialista, sino que define el tipo de revolución que la mujer necesita. No basta con la abolición de la propiedad privada y con que la mujer se incorpore a la producción; es necesaria una revolución de la vida cotidiana y de las costumbres, forjar una nueva concepción del mundo y, muy especialmente, una nueva relación entre los sexos. Sin estos cambios, que contribuyen a la efectiva emancipación de la mujer, no podrá hablarse realmente de revolución socialista, por mucho que el proletariado haya conquistado el poder político. Por eso en su teoría no tiene sentido hablar de "un aplazamiento" de liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución.

La contribución teórica más original de Kollontai, y que iba a suscitar un amplio debate en la historia de la emancipación femenina, incluso fuera de Europa, tiene que ver con la idea de la libertad sexual. En la línea tradicional de Marx y Engels, Orígenes de la familia, Kollontai afirmaba que la igualdad, el reconocimiento recíproco de los derechos y la comprensión fraternal debían constituirse en principios rectores de las relaciones entre hombres y mujeres. Sostuvo, pues, el derecho de la mujer a una total paridad con el hombre en la vida social, familiar y sexual.

De hecho, Kollontai tuvo numerosos enfrentamientos con sus camaradas varones y con todos los que, desde una hostil indiferencia, negaban la necesidad de una lucha específica y defendían que los cambios relativos a la emancipación de la mujer eran una simple cuestión de superestructura. Tal y como ha señalado Ann Foremann, Kollontai "fue la única de los dirigentes bolcheviques en integrar teóricamente los problemas de la sexualidad y la opresión de la mujer, dentro de la lucha revolucionaria." (Kollonta, A., La mujer nueva y la moral sexual, Madrid, Ayuso, 1977, p. 70.)

Al llegar Lenin a Rusia, éste se puso al lado de Kollontai y reclamó todo el poder para los soviets en sus Tesis de abril, y lograron convencer a la dirección del Partido Bolchevique.

En julio se celebró el VI Congreso del Partido donde se escogieron los miembros del Comité Central, entre ellos Kollontai. El 10 de octubre el Comité Central votó a favor de la insurrección y el 25 tuvo lugar la toma del Palacio de Invierno que instauró las bases para un estado obrero. En el nuevo gobierno, Kollontai fue elegida Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Con la revolución rusa se alcanzó una igualdad política, económica y sexual entre mujeres y hombres y, con ella, se establecieron las bases para una igualdad real entre sexos. Las mujeres consiguieron el pleno derecho al voto, las leyes civiles hicieron del matrimonio una relación voluntaria, eliminaron la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos, igualaron los derechos laborales de la mujer a los del hombre, dieron el mismo salario a las mujeres y un salario universal de maternidad.

Así, la Rusia soviética fue el primer país del mundo donde se estableció total libertad de divorcio y donde el aborto fue libre y gratuito. Para eliminar las bases económicas de la familia tradicional se establecieron una serie de decretos que abolieron el derecho de herencia, de modo que las propiedades de los ricos fallecidos pasaban al estado y se invertían en transferir el trabajo doméstico a las instituciones públicas: casas de maternidad, guarderías, parvularios, escuelas, comedores populares, lavanderías populares, centros de reparación de ropa, etc., que ayudaron a la mujer a librarse de las tareas tradicionalmente asignadas a ella.

Una vez la situación legal de las mujeres se había igualado a la de los hombres, hacía falta alcanzar una igualdad real y diaria. Por ese motivo, los bolcheviques lanzaron una campaña de movilización política de las mujeres, pues la mayoría seguían desarrollando los roles tradicionales. En noviembre de 1917 tuvo lugar la primera conferencia de mujeres impulsada por el partido y en noviembre de 1918 se celebró el primer Congreso de Mujeres Trabajadoras de toda Rusia. El congreso fue organizado, entre otras compañeras, por Alexandra Kollontai, quien realizó algunos de los discursos más importantes.


A partir de los años veinte, se convirtió en uno de los representantes más convencidos de la llamada "oposición obrera", una corriente muy destacada de la izquierda obrerista, que expresaba claras discrepancias ante la dirección del Partido, al que acusaba de excesivo centralismo y de limitar la libertad de discusión. En el programa y en la línea que inspiraba la tendencia obrerista se encontraba el nuevo papel que iba a asumir el sindicato: el control y la gestión de la industria.


En 1921, las diferentes tendencias que caracterizaban el debate interno del Partido fueron disueltas. Kollontai se adhirió a la "Declaración del 22", que retomaba algunas ideas de la "oposición obrera". Fue acusada de sectarismo y amenazada con la expulsión del partido. Kollontai, que criticaba explícitamente la línea política de Stalin, fue alejada del país y enviada en misión diplomática a Noruega, México y Suecia. Fue la primera mujer que ocupó el cargo de embajadora.


Escribió la novela ‘La bolchevique enamorada’, la única novela de Alexandra Kollontai quien, antes y después de esa experiencia literaria, se dedicó a escribir casi exclusivamente –con excepción de algunos relatos cortos- artículos y folletos de propaganda. Quizás a esa escasa trayectoria se deba el tono duro de sus diálogos, la austeridad de recursos en la descripción de personajes y escenarios y la falta de pretensiones de su estilo.

Ficha bibliográfica:

Archivo de documentos de Alexandra Kollontai (en inglés e incluye cintas audiofónicas de Kollontai):

http://www.marxists.org/archive/kollonta/index.htm


Traducción, edición y redacción adicional: ROF.

4 comentarios:

Irene Hernández dijo...

Los movimientos de la liberacion feminista, incluyendo la mas, recientes de este siglo, nos han colocado en una posicion de mas igualdad de derechos en la sociedad, ( gracias a feministas como Ms. Alexandra Kollantai)aunque todavia nos queda mucho por luchar...en los sectores laborales un ejemplo. tan importante es la concientizacion de estos derechos feministas por parte de nuestros companeros ( hombre) porque han sido la otra mitad de la problematica. La responsabilidad de la emancipacion femenina continuara en las manos de toda mujer, madre, trabajadora y miembra de la sociedad. (Great historical account on Ms. Alexandra Kollantai) Un abrazo, Roberto.

Anónimo dijo...

...de tu blog, esta es una de mis 2 preferidas... excelente y aprendi a galon, Roberto.

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

"El amor no es en absoluto un asunto privado que concierne solo a las dos personas amorosas: el amor posee un elemento de unión que es valioso para el colectivo".
- Alexandra Kollontai (Abran paso a Eros alado: una carta a la juventud trabajadora, 1923)

Love has a history dijo...

Alexandra Kollontai fue una de las escritoras bolcheviques más prolíficas sobre cuestiones de género, amor y matrimonio. Como cualquier buen marxista, Kollontai veía el amor no como un sentimiento eterno e inmutable, sino más bien como una construcción histórica, una que ha cambiado drásticamente con el tiempo. El amor tiene una historia y, a lo largo de la historia, se ha utilizado para organizar la sociedad en beneficio de una pequeña clase dominante. Como Kollontai sostiene en su texto Abran paso al Eros alado, en “todas las etapas del desarrollo histórico, la sociedad ha establecido normas que definen cuándo y bajo qué condiciones el amor es 'legal (es decir, corresponde a los intereses del colectivo social dado) y cuándo y bajo qué condiciones el amor es pecaminoso y criminal (es decir, contradice las tareas de la sociedad dada) ".