domingo, 17 de mayo de 2009

No olviden mi bolígrafo.

Hay cosas que escribes que nacen del pensamiento consciente ya sea bien o mal intencionado, sea enamorado o abandonado, alegre o entristecido y hasta amargado, hay cosas que escribes que nacen del pensamiento inconsciente, reflejos de pasiones empedernidas o coplas que riman en tus sueños, rescates que logras de las zonas más desconocidas de tu alma sea atribulada, sea estática, histérico o sea puramente intuitivo.


Hoy me acosté tras leer la noticia de la muerte de Mario Benedetti, la noticia no me ha dejado dormir, igual llevan rabiando en mi conciencia los estados tempestuosos que azotan el quehacer cultural de nuestra isla, ráfagas huracanadas que golpean peligrosamente nuestra música, nuestras artes plásticas, el oficio de nuestros actores cada día más se ahoga sin oportunidades, la faena educativa amenazada de zozobrar ante el embate del interés comercial, el periodismo asediado al igual que otros medios de comunicación por sanguinarios piratas extranjeros que vienen por el botín de nuestras verdades para suplantarlas con mentiras plásticas importadas.

Leo que el estimado Eduardo Galeano proclama ante la muerte de Benedetti:
“¿Qué puedo decir?", dijo el autor de "Las venas abiertas de América Latina", la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.


"Benedetti" significa "benditos" en italiano, y lo único que puedo decir es eso: Benditos los hombres y mujeres generosos como él, apenas acertó a decir Galeano.

Parece una contradicción que no pueda usted, un maestro del lenguaje, encontrar las palabras para expresarlo (el dolor por la muerte de Benedetti) -insistieron los periodistas.

No -respondió Galeano-, porque yo no solo soy enemigo de la inflación monetaria, sino también de la inflación "palabraria". Y me parece que el dolor se dice callando.”
(http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=83914&Itemid=1)

Obviamente respeto el silencio en tributo que ofrenda Galeano pero me atrevo a conjugar el sentimiento de otra manera porque en Puerto Rico el dolor nos obliga a no callar. En Puerto Rico la obra y figura de Benedetti representa espectacularmente los retos que ensombrecen nuestro futuro.

Y ¿porqué insisto en 'benedettizar' el presente de nuestras luchas en la isla...?, leamos sus palabras:

“No, no puede cambiar nada (sobre escribir). Yo no recuerdo ninguna revolución que se haya ganado con un soneto, por ejemplo.

(Clarín:) Suena a batalla perdida.

No, porque uno escribe para esclarecer la mente de un individuo, del ciudadano de a pie. Además, es una cuestión de conciencia. Si yo estoy en contra de la globalización de la economía, de la corrupción y de la hipocresía, lo digo y lo escribo. Justamente las causas en las que creo y que son derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo dormir tranquilo. No me siento derrotado en cuanto a mis creencias ideológicas y voy a seguir luchando por ellas. Sin éxito, eso sí.





(Clarín:) Hay que defender la derrota, dijo el poeta.

Es que la utopía es una cosa que debemos mantener….Aunque de cada utopía se realice un diez por ciento, gracias a ese diez por ciento la humanidad ha mejorado un poco. Yo soy un optimista incorregible.” (1)

Y cogiendo prestado de Galeano, bendito sea entonces que Benedetti con su obra y su vida nos señale los caminos a seguir en estos tiempos que la isla es víctima del asedio de estas inclemencias tormentosas:

“La pasé muy mal, me amenazaron de muerte, me separaron de mi ciudad, de mi mujer, y sólo por algún azar me fui salvando, pero no por hacer concesiones…Como decía José Martí, la patria es la humanidad. En todos los países, en los que uno ha estado y en los que no ha estado, hay gente que por lo que piensa, por sus actitudes, por lo que hace, por lo que siente, por su solidaridad, son como compatriotas de uno. La patria de cada uno está formada de esa gente. Porque en el propio país ha habido también torturadores, corruptos, y esos no son compatriotas míos…Son dos cosas que forman el carácter y la condición humana de uno, ¿no? Muchos de mis poemas son producto de ser hombre de pueblo, y estar cerca del pueblo siempre ha sido una máxima para mí. Lo mejor que me pudo haber pasado en la vida es que lo que escribo le haya tocado el corazón a esa gente, a ese pueblo, a ese hombre de a pie.” (2)







Entonces desde mañana hasta siempre, agradezcamos a Benedetti haciendo todo lo que tengamos que hacer para lograr lo que podamos lograr aunque derrotados por largos momentos, esperanzados eternamente en el futuro y enamorados.

“No creo que haya en esto una contradicción, porque la política es también una forma del amor (aunque no viceversa). Hay que aventar cierta mentirosa imagen que suele presentar al luchador político como un ser tan riguroso en su disciplina, que es incapaz de amar como cualquier hijo de vecina, e incluso a la hija del vecino, sobre todo si está bien de piernas e ideología.” (3)

Trueque
Me das tu cuerpo patria y yo te doy mi río
tú noches de tu aroma / yo mis viejos acechos
tú sangre de tus labios / yo manos de alfarero
tú el césped de tu vértice / yo mi pobre ciprés


me das tu corazón ese verdugo
y yo te doy mi calma esa mentira
tú el vuelo de tus ojos / yo mi raíz al sol
tú la piel de tu tacto / yo mi tacto en tu piel

me das tu amanecida y yo te doy mi ángelus
tú me abres tus enigmas / yo te encierro en mi azar
me expulsas de tu olvido / yo nunca te he olvidado
te vas te vas te vienes / me voy me voy te espero.
Mario Benedetti

(1,2) Martinez, Ezequiel (2000). «Los 80 años de Mario Benedetti». Especial Mario Benedetti en El Clarín.
(3) http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/mbenedetti/obra.shtml

posdata.- El título de esta entrada se refiere al verso de Benedetti: "Cuando me entierren / por favor no se olviden / de mi bolígrafo." El poema pertenece a Rincón de haikus.
Partes de prensa sobre la vida y muerte de Benedetti además algunas reacciones de algunos escritores, poemas y opiniones de lectores en la sección de comentarios.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

UN OASIS DE AMOR POR MARIO BENEDETTI:
Pachi al igual que tú, entiendo que no se puede hacer silencio por la muerte de Mario Benedetti;a él no le hubiese gustado mucho. Por tanto, uniéndome a tus palabras y siguiendo el tema del amor y la política Mario Benedetti inicia su libro: EL AMOR LAS MUJERES y LA VIDA(1995) con una cita de Arthur Schopenhauer que dice: "El amor es la compensación de la muerte; su correlativo esencial". Entonces Mario Benedetti le contesta en el prólogo del libro con lo siguiente:"¿Acaso no vale para mostrar que, aun en su carácter tan sexualmente huraño como es el de este autor teutón, el amor es el único elemento que le sirve para enfrentar la muerte? De ahí a reconocer que el amor y las mujeres están más cerca de la vida que de la muerte, media sólo un paso." (Benedetti,p.8)Entonces, con esto lo que quiero concluir es que hasta Benedetti se hizo esa pregunta en una ocasión; pues llevaba muchos años escribiendo poesía-política; sin embargo no se había percatado que creando su poesía y practicando la política ya tenía mucho vólumenes escritos de poesía amorosa, amatoria o del amor. En fin, toda relación humana de alguna manera se ve permeada por el amor.¡Gracias por amar a Mario Bededetti; en esto momentos que las izquierdas del mundo anda sin rumbo. Marie Ramos Rosado, La Libre Pensadorade la UPR.

endi.com dijo...

Muere el poeta de las utopías

Mario Benedetti se apaga a los 88 años en Montevideo.

Agencia EFE / -

Montevideo - El escritor uruguayo Mario Benedetti murió ayer en Montevideo a la edad de 88 años, informaron a Efe fuentes próximas a su familia.

Benedetti, que padecía un delicado estado de salud, estaba en su domicilio de la capital uruguaya al momento de morir.

El escritor estuvo hospitalizado cuatro veces el año pasado en Montevideo, debido a diversos problemas físicos.

La primera vez entre enero y febrero de 2008, tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación; la segunda vez en marzo, con problemas respiratorios, y por tercera vez, en mayo del pasado año, a causa de una descompensación general.

La última, desde el pasado 24 de abril hasta el 6 de mayo, cuando el escritor recibió el alta médica y regresó a su domicilio tras doce días de internación, al agravarse una enfermedad intestinal crónica.

Benedetti fue autor de más de 80 libros de poesía, novelas, cuentos y ensayos, así como de guiones de cine.

Los restos del poeta serán velados desde hoy en el Parlamento uruguayo, confirmaron fuentes oficiales.

Está previsto que participen en el sepelio el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, y el vicepresidente de la República y presidente de la Asamblea General, Rodolfo Nin Novoa. “Si Mario no dejó instrucciones en contrario, el martes (mañana) sus restos serán depositados en el Panteón Nacional”, dijo Mauricio Rosencof, director de Cultura de la Intendencia de Montevideo y amigo personal del escritor fallecido.

Su última obra publicada, el poemario “Testigo de uno mismo”, fue presentada en agosto del año pasado.

Antes de su último ingreso, Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es “Biografía para encontrarme”.

Pródigo creador

Benedetti deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó “en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda”.

“Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa”, señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro “Mario Benedetti. Un mito discretísimo”, con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y quizá la conciencia poética de todo un continente.

Esa poesía se convirtió en el único báculo para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico.

La de Benedetti ha sido “una vida que ha ido persiguiendo la utopía y que por eso mismo ha encontrado en la poesía su mejor expresión o, por lo menos, la más querida, la más auténtica”, señala Campanella.

Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Pedro Guerra, Rosa León, Juan Diego o Nacha Guevara son sólo algunos de los cantautores que han puesto música a los versos de Benedetti.

La poesía, decía Benedetti, es “un altillo de almas”, un “tragaluz para la utopía” y “un drenaje de la vida que enseña a no temer a la muerte”.

Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería.

“Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor, tengo la suerte de poder transformarlo en poesía”, afirmaba.

Títulos como aquel primerizo “La víspera indeleble”, sus “Poemas de la oficina”, el oriental y tan uruguayo “Rincón de Haikus”, los grandiosos tres “Inventarios” o las “Canciones del que no canta” se vieron coronados el año pasado con su último poemario, “Testigo de uno mismo”.

Este libro vino a ser “un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria”, con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo la novelista Sylvia Lago.

Además, en esta obra presentía ya el final de sus días, sin tapujos, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz y con un mundo reducido: “Acontece la noche y estoy solo / cargo conmigo mismo a duras penas / al buen amor se lo llevó la muerte / y no sé para quién seguir viviendo”.

La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Benedetti y así su principal novela, “La tregua”, es uno de los faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.

Hablan sus colegas

Escritores y amigos lamentaron la muerte del escritor uruguayo, de quien destacaron su capacidad para acercarse a los lectores gracias a un lenguaje directo y sencillo.

El escritor portugués afincado en Lanzarote y premio Nobel de Literatura en 1998, José Saramago, alabó la categoría literaria y la dimensión humana del escritor uruguayo y dijo que “era de un carácter humano extraordinario”.

“Hemos perdido y hemos ganado -señaló Saramago- porque están ahí sus libros, que afortunadamente nos sobreviven”.

El escritor José Manuel Caballero Bonald, Premio Nacional de Poesía en 2006, explicó que Benedetti “había unido la poesía y la historia de una forma muy hábil e inteligente”, y destacó de su obra la crítica social “agudizada” por la inteligencia.

Por su parte, el poeta Benjamín Prado subrayó que Benedetti “ha logrado el triunfo de conseguir con sus versos justo aquello que quería, que es estar muy cerca de los lectores y en muchos lectores”.

Señaló que su poesía “ha buscado a la multitud y la ha encontrado”.

Para la poeta hispano-uruguaya Cristina Peri Rossi, Benedetti ha sido un escritor de gran importancia “para los lectores de todo el mundo de habla hispana, no sólo en América Latina”.

http://www.elnuevodia.com/XStatic/endi/template/nota.aspx?n=570247

primera hora dijo...

Mario Benedetti: mito de la literatura en busca de la utopía y el compromiso social
domingo, 17 de mayo de 2009
Actualizado hace 9 horas (11:15 p.m. )
Juan Antonio Sanz / EFE

Montevideo.- El escritor uruguayo Mario Benedetti deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó "en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda".

"Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa", señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro "Mario Benedetti. Un mito discretísimo", con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y quizá la conciencia poética de todo un continente.

Esa poesía se convirtió en el único báculo para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico.

La de Benedetti ha sido "una vida que ha ido persiguiendo la utopía y que por eso mismo ha encontrado en la poesía su mejor expresión, o por lo menos, la más querida, la más auténtica", señala Campanella.

Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Pedro Guerra, Rosa León, Juan Diego o Nacha Guevara son solo algunos de los cantautores que han puesto música a los versos de Benedetti.

La poesía, decía Benedetti, es "un altillo de almas", un "tragaluz para la utopía" y "un drenaje de la vida/ que enseña a no temer a la muerte".

Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería.

"Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor tengo la suerte de poder transformarlo en poesía", afirmaba.

Títulos como aquel primerizo "La víspera indeleble", sus "Poemas de la oficina", el oriental y tan uruguayo "Rincón de Haikus", los grandiosos tres "Inventarios" o las "Canciones del que no canta" se vieron coronados el año pasado con su último poemario, "Testigo de uno mismo".

Este libro vino a ser "un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria", con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo la novelista Sylvia Lago.

Además, en esta obra presentía ya el final de sus días, sin tapujos, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz y con un mundo reducido: "Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo".

La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Benedetti y así su principal novela, "La tregua", es uno de los faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.

También dedicó tiempo a los cuentos, en los que "cada palabra tiene valor por sí misma" y, sobre todo, "tienen que ver con los sentimientos", como explicó en 1998 en un Taller de Literatura de la Casa de América de Madrid.

El cuento "es el género más gratificante, tanto para el autor como para el lector", pues "desde tiempo inmemorial a las personas les gusta que les cuentes cosas, y a algunos nos gusta contarlas", decía el autor de "Geografía", "La vecina orilla" o "Montevideanos".

Tanto la prosa como la poesía de Benedetti fueron reconocidas con amplitud y así lo corroboraron galardones como el Premio Reino Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Iberoamericano José Martí (2001) y el Menéndez Pelayo (2005).

En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco Miranda por el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por los cientos de estudiantes que reconocían en el poeta a su bardo nacional.

Chávez reconoció al autor de "Gracias por el fuego" como un icono de la izquierda latinoamericana, por ese compromiso social que reflejó en su vida, con su exilio durante la dictadura uruguaya en Argentina, Cuba y España, y, sobre todo, en su obra.

"La conciencia es la única religión", llegó a decir este crítico de la "gran hipocresía que rige toda la vida política" y de la globalización, a la que llamó "una dictadura indiscriminada, que cada vez conduce más al suicidio de la humanidad".

En declaraciones a Efe en junio de 2002, Benedetti explicaba que si bien "los poetas no tienen capacidad de influir sobre los Gobiernos", sí "llegan al ciudadano de a pie, y a veces sirven para esclarecer una duda, para dar una tímida respuesta a una pregunta que tiene alguien".

primera hora dijo...

José Saramago alaba la categoría literaria de Mario Benedetti
domingo, 17 de mayo de 2009
Actualizado hace 12 horas (08:46 p.m. )
Agencia EFE

Madrid.- El escritor y premio Nobel de Literatura en 1998, José Saramago, lamentó esta noche la muerte del escritor uruguayo Mario Bendetti, de 88 años, y alabó su categoría literaria y humana.

"Siempre quedaba esa ingenuidad que es pensar que lo inevitable se puede posponer, pero no se puede, y cuando llega, como acaba de llegar para Mario Benedetti, es muy duro".

El escritor portugués afincado en Lanzarote comentó a Efe que "todos sabíamos que Mario estaba mal, que con la enfermedad que tenía en cada minuto estaba en riesgo. La ingenuidad no ha sido posible. No hay milagros", lamentó.

De sus vivencias con el escritor uruguayo, Saramago, que formó parte del jurado de los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1999, recordó la alegría de Benedetti al obtener este premio. "Tuvo una alegría enorme", rememoró.

Con la muerte de Benedetti, dijo Saramago, vamos a conocer más de su vida. "Era un carácter humano extraordinario", enfatizó.

"Hemos perdido y hemos ganado -continuó Saramago- porque están ahí sus libros, que afortunadamente nos sobreviven".

De la obra de Benedetti destacó su diversificación; poesía, cuentos, novelas..., "ha escrito todo, tenía una capacidad de trabajo extraordinaria, y con su genio, su talento y su coraje podemos decir que ha sido una obra muy hermosa".

"Hace años que no nos veíamos. En Uruguay coincidimos y recordábamos cosas, contábamos chistes..., era un carácter muy abierto, yo casi diría que Benedetti no guardaba rencor a nadie".

A juicio del escritor portugués, "Mario Benedetti siempre ha vivido en positivo", y eso, añadió, "es bueno porque en tiempos de pesimismo como son estos, su lección es que siempre hay la posibilidad de pensar que algo puede cambiar".

"Eso es lo que ha hecho a lo largo de toda su vida: trató de cambiar las cosas que estaban mal, lo que era injusto".

A veces, la vida de un autor no merece la pena conocerla pero -según Saramago- "en el caso de Mario Benedetti, su vida es un ejemplo".

Mario Benedetti, entre la melancolía y la ética social
domingo, 17 de mayo de 2009
Actualizado hace 12 horas (08:15 p.m. )
Agencia EFE

Montevideo.- El escritor Mario Benedetti murió hoy en Montevideo a los 88 años y dejó huérfana a la literatura uruguaya y latinoamericana de uno de sus poetas y narradores más prolíficos, venerado por generaciones por su ética social y su melancólico canto a la vida.

Galardonado en 1999 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en 2005 con el Internacional Menéndez Pelayo, Benedetti abordó todos los géneros literarios, en los que reflejó una mirada crítica de izquierdas que le llevaría al exilio y a ser, hasta sus últimos días, un firme detractor de la política exterior de Estados Unidos.

Sus poesías fueron cantadas por autores como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Nacha Guevara, Luis Pastor o Pedro Guerra, y sus novelas más famosas llevadas al cine, como "La tregua" (1974) o "Gracias por el fuego" (1985), a cargo del director argentino Sergio Renán.

Este exponente por antonomasia de la llamada generación uruguaya de 1945, la "generación crítica", nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, en el Departamento de Tacuarembo.

En 1928 comenzó sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo, donde, según contaba el propio Benedetti, gustaba de escribir en verso las lecciones e incluso sorprendió a sus maestros con un primer poema en ese idioma.

Las dificultades económicas solo le permitieron cursar un año de educación secundaria en el Liceo Miranda y después tuvo que ser casi autodidacta, compaginando los estudios con el trabajo, que comenzó a los 14 años en un taller de repuestos de automóvil.

Antes de dedicarse a la escritura, Benedett hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial.

Todos estos oficios supusieron un contacto con la realidad social de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo y la esencia de su escritura.

Entre 1938 y 1941 residió en Buenos Aires y en 1945 ingresó en el semanario Marcha como redactor y publicó su primer libro, "La víspera indeleble", de poesía.

En 1949 Benedetti avanzó en su carrera periodística con su labor en la destacada revista literaria Número, compaginando al tiempo sus tareas de crítico con una carrera imparable como escritor.

Así, en una década trepidante publicó obras como "Esta mañana y otros cuentos" (1949), "Poemas de oficina" (1956), "Ida y vuelta" (1958) y "La tregua" (1960).

Ya desde 1952 comenzó a implicarse de forma destacada en las protestas contra el tratado militar de Uruguay con Estados Unidos.

Su primer viaje a Europa lo hizo en 1957, como corresponsal de Marcha y El diario.

De 1961 data el libro "Mejor es meneallo", que agrupa sus crónicas humorísticas, firmadas con el pseudónimo de "Damocles".

Residió en París entre 1966 y 1967, donde trabajó como traductor y locutor para la Radio y Televisión Francesa, y luego de taquígrafo y traductor para la UNESCO.

En 1968 fundó en La Habana el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, que dirigió hasta 1971, y encabezó el Departamento de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montevideo, entre 1971 y 1973.

En los setenta desarrolló una intensa actividad política, como dirigente del Movimiento 26 de Marzo, del que fue cofundador en 1971 y al que representó en el Frente Amplio, coalición izquierdista que alcanzó el poder en 2005.

Con el golpe militar de 1973 renunció a su cargo universitario y se exilió, primero en Argentina y después en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado.

Se instaló en Cuba en 1976 y un año más tarde se trasladó a Madrid, donde permaneció hasta 1985, cuando, con el fin de la dictadura uruguaya, puso fin a doce años de exilio.

Entre las obras de esta época aparecen "Letras del continente mestizo" (1967), "Inventario 70" (1970), "El escritor latinoamericano y la revolución posible" (1974) y "Con y sin nostalgia" (1977).

Su obra teatral "Pedro y el capitán" (1979) fue representada en Madrid en 1981 y un año después aparecieron sus "Cuentos" y la novela "Primavera con una esquina rota".

En 1984 publicó "Geografías" y "El desexilio y otras conjeturas" y tres años después, tras volver a Uruguay, se convirtió en miembro del Consejo Editor de la revista de izquierdas Brecha.

De 1985 data su colaboración con Joan Manuel Serrat en el disco "El sur también existe".

A partir de entonces su producción es imparable, con títulos como "Despiste y franquezas" (1991), "La borra del café" (1993), "Andamios" (1996) y los poemarios "Mas acá del horizonte" (1997) y "La vida, ese paréntesis" (1998).

En la década siguiente aparecieron "El porvenir de mi pasado" (2003), "Memoria y esperanza, un mensaje para los jóvenes" (2004) y los poemarios "El mundo que respira" (2001), "Existir todavía" (2004) y "Vivir adrede" (2007), entre otros.

Benedetti recibió numerosas distinciones, entre ellas la Medalla Haydee Santamaría del 30 aniversario de la Casa de las Américas en La Habana (1989) y la Medalla Gabriela Mistral del Gobierno chileno (1996).

Además, el premio León Felipe de España a los valores cívicos (1997), el Iberoamericano José Martí y el Internacional italiano de Literatura La Cultura del Mar, ambos en 2001, año en que también fue nombrado "Ciudadano Ilustre de Montevideo".

El escritor, doctor Honoris Causa por universidades de España, Uruguay y Argentina, enviudó en 2006 de Luz López Alegre, con quien se había casado en 1946.

En 2007 fue condecorado con la Orden Francisco de Miranda en grado de generalísimo por el Gobierno venezolano y en 2008 obtuvo el I Premio ALBA del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas en la categoría de Letras.

Ese mismo año fue hospitalizado en tres ocasiones aquejado de deshidratación por una dolencia intestinal y un cuadro de infección urinaria, lo que no le impidió seguir escribiendo.

En agosto de 2008 presentó "Testigo de uno mismo", su último poemario, un "resumen" de su carrera que lo reafirmó como una de las piedras angulares de la poesía latinoamericana, según la escritora Sylvia Lago.

Anna Carrión dijo...

Has visto a Benedetti sentado en el Bar...escena de El Lado Oscuro Del Corazón? Un gran tesoro sus poemas..Saludos Pachi

elpais dijo...

OBITUARIO
Adiós al poeta del compromiso
Muere Mario Benedetti después de una larga vida de lucha contra la adversidad y en defensa de la alegría.

JUAN CRUZ - Madrid - 17/05/2009

Murió Mario Benedetti. El poeta resistente, que vivió el exilio y la enfermedad (un asma pertinaz, obsesiva) le fueron rompiendo, pero él se mantuvo siempre "en defensa de la alegría". Finalmente, una agonía causada por un fallo intestinal, que hizo deprimentes sus últimos días, le rompieron del todo, y murió ayer a los 88 años, en su tierra, Montevideo. Nació en Paso de los Toros, pero esta urbe que parece un microcosmos literario fue el lugar al que volvió siempre, de todos los exilios. Era al final (y esta expresión la acuñó él) un desexiliado. Pero su alma sufrió las heridas de todos los exilios.

Su muerte se produjo semanas después de su última hospitalización por fallos multiorgánicos que al final le cegaron el humor y la vida; pero había empezado a morir mucho antes; hace tres años falleció su mujer, Luz, con la que vivió toda la vida, en la libertad y en el destierro; él creyó siempre que la enfermedad de Luz, que se olvidaba de apagar las luces de la casa, en Madrid, era una simple distracción, e incluso le compró artilugios con los que dominar las consecuencias de su sordera. El poeta del compromiso, del amor y de la alegría, sintió luego que, en efecto, esas ausencias eran debidas a un alzheimer que inundó la casa de desolación y de huida.

Se fue con ella, de nuevo, a Montevideo, y allí la cuidó hasta que finalmente le dejó del todo. Y le dejó malherido. Benedetti tuvo algunos momentos de alegría después, como cuando Hortensia Campanella, su biógrafa última, le entregó el manuscrito en el que se condensa la vida entera del escritor que nos ha dejado. Él ironizó ante tanto papel, y delante de Ariel, su fiel ayudante, dijo: "¿Tanto he hecho?"

Pero su alma estaba herida; seguía escribiendo, poemas, haikus, animado por su editor de poemas, Chus Visor; tenía la casa llena de literatura; en un tiempo él fue política, enteramente, sus poemas estaban al servicio de la rabia que le produjeron las dictaduras del sur, la suya, la uruguaya, que le persiguió a muerte, y la argentina, que fue cómplice de aquella y también quiso matarle. Mató a un amigo suyo, el líder político Zelmar Michelini, y esta muerte fue un símbolo de las muertes que hubo antes y después en la vida acosada de hombres como él. Luz fue su bastón. Y Palma y Cuba y Lima sus lugares de exilio; a los tres les guardó siempre gratitud; fue un gran defensor de la Cuba de Fidel, por eso mismo, pero jamás utilizó esa afinidad para discutir, en los últimos tiempos sobre todo, lo que en esa revolución que él quiso se fue torciendo.

Era un hombre cordial, enteramente, pero era un tímido absoluto. Los que le conocieron en España le recuerda, por ejemplo, en la Feria del Libro de Madrid, puntilloso, anotando con palotes los libros que firmaba; y le recuerdan rechazando el pescado con espinas y en general las tonterías; era un conversador tranquilo; llegaba a los sitios con su maletita marrón gastada, y dentro llevaba siempre poemas o cartas, en esos momentos en que cumplía compromisos parecía a la vez el escolar que fue y también el oficinista.

Su apariencia era la de un juez de paz, pero nunca hubo paz dentro de su alma, ni siquiera cuando se le vio feliz, con sus manos a la espalda, con su mirada desvaída por las lentillas, con su bigote largo e invariable a lo largo de una vida en la tantos se enamoraron al tiempo que recitaban sus poemas o escuchaban las canciones que hicieron con sus versos su paisano Daniel Viglietti y el catalán Joan Manuel Serrat. Con Viglietti tiene una anécdota que se parece a algunas de las que le convertían también en un escolar huidizo al que le asustaba la fama, al tiempo que le agradaba que algunos, ante sus recitales multitudinarios, le dijeran que parecía una estrella de rock.

Hubiera sido incapaz de cantar, pero un día se encontró con Viglietti en París, en un aeropuerto, y Daniel le dijo a Mario: "Estoy haciendo música para sus poemas". "Y yo estoy haciendo poemas". Entonces el poeta se quedó pensando, y añadió, riendo como reía, como para no molestar: "Tenemos que hacer algo con esta casualidad". De esa casualidad nacieron conciertos, libros; eran como dos en la carretera; cuando vimos a Viglietti en Montevideo, en el entierro de Idea Vilariño, a mediados de abril, la gran amiga generacional de Mario, el cantante nos dijo: "Y lo de Mario. Estamos tan mal, y vamos aún a lo peor".

Se apaga la voz de su compañero, pero quedan la voz de las canciones.

Montevideo fue su último sitio, y fue casi el primero. Su largo recorrido por la vida conoció una interrupción terrible, cuando los médicos le detectaron tumores que aconsejaron operación, en el Hospital XII de Octubre de Madrid. Allí le atendió, entre otros, el doctor José Toledo, que le conocía, y todo el mundo se desvivió por él como si no fuera tan solo un enfermo sino un padre, o un hermano, el hombre que había iluminado con sus versos (de amor, de política, de tierra, de aire) la vida de cualquiera. Un día, poseído por el dramatismo al que a veces lo llevó su pesimismo, el que también está en sus poemas, y en sus narraciones, Mario decidió abandonarse.

Como hubiera dicho Idea, que le precedió en la muerte, empezó a decir para qué. Detrás de esa decisión de no seguir hay algunos versos, como estos: "Me he ido quedando sin mis escogidos/ los me dieron vida/aliento/paso/ de soledad con su llamita tenue/ y el olfato para reconocer/ cuánta poesía era de madera/ y crecía en nosotros sin saberlo/ Me he quedado sin proust y sin vallejo/ sin quiroga ni onetti ni pessoa/ ni pavese ni walsh ni paco urondo/ sin eliseo diego sin alberti/ sin felisberto hernández sin neruda/ se fueron despacito en fila india".

En ese clima de desolación en el que lo pusieron la enfermedad y su porvenir Mario descuidó su aspecto, dejó de afeitarse, y alguien le dijo, una madrugada: "Así no puedes estar. Tú eres guapo, un hombre así parece enfermo. Ya no lo estás". Le bastó. Al día siguiente se rasuró del todo, se puso de limpio, y cuando este amigo le visitó otra vez y se hizo el distraído sobre su nuevo aspecto, el viejo poeta revivido le llamó la atención y le dijo:

-¿No te has fijado que hoy sí me afeité?

Era un hombre insobornable, el más comprometido de su tiempo. Su muerte deja en silencio mustio su época, su ejemplo y la raíz de sus versos. Pero los muchos que le cantan no lo dejarán, como él decía del verdadero amor, en lo oscuro.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Adios/poeta/compromiso/elpepucul/20090517elpepucul_6/Tes

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

PARÉNTESIS

Acompáñenme a entrar en el paréntesis

que alguien abrió cuando parió mi madre

y permanece aún en los otroras

y en los ahoras y en los puede ser

lo llaman vida si no tiene herrumbre

yo manejo el deseo con mis riendas

mientras trato de construir un río

en sus nubes los pájaros se esconden

no es posible viajar bajo sus alas

lo mejor es abrir el corazón

y llenar el paréntesis con sueños

los pájaros escapan como amores

y como amores vuelven a encontrarnos

son sencillos como las soledades

y repetidos como los insomnios

busco mis cómplices en la frontera

que media entre tu piel y mi pellejo

me oriento hacia el amor sin heroísmo

sin esperanzas pero con memoria

por ahora el paréntesis prosigue

abierto y taciturno como un túnel


CERRAR LOS OJOS

Cerremos estos ojos para entrar al misterio

el que acude con gozos y desdichas

así / en esta noche provocada

crearemos por fin nuestras propias estrellas

y nuestra hermosa colección de sueños

el pobre mundo seguirá rodando

lejos de nuestros párpados caídos

habrá hurtos abusos fechorías

o sea el espantoso ritmo de las cosas

allá en la calle seguirán los mismos

escaparates de las tentaciones

ah pero nuestros ojos tapados piensan sienten

lo que no pensaron ni sintieron antes

si pasado mañana los abrimos

el corazón acaso de encabrite

así hasta que los párpados

se nos caigan de nuevo

y volvamos al pacto de lo oscuro


PRESAGIOS

Los presagios nos cercan / nos oprimen

pueden llegar con vivas o con lágrimas

son quizá las propuestas del futuro

que acuden con su estilo mesurado

en la vejez / que nos agarra exhaustos

se le meten a uno entre las canas

y al recibirlos con melancolía

les hacemos un sitio en la memoria

los presagios inspiran desconfianza

mueven sus pétalos agonizantes

y van de a poco fabricando olvidos

heridas del amor con cicatrices

presagios son augurios / vaticinios

se entienden con el alma y con la lluvia

y suelen trabajar sobre seguro

no hay presagio más fiable que la muerte


Mario Benedetti, Montevideo 2008

Daritza Rodriguez dijo...

Mi poeta favorito!

Berlisse Desireé dijo...

Se nos fue otro grande... Ya nos quedan pocos... La literatura se extingue... Descanse en paz.