miércoles, 31 de octubre de 2018

La nueva cosecha. parte II


La nueva cosecha, parte I.
Al menos durante los 65 años que he estado vivo y, francamente, mucho más que eso, los socialistas hemos estado discutiendo con otros sectores de la izquierda, sobre si tiene sentido participar o no en las elecciones, y cómo.
Los socialistas hemos argumentado durante mucho tiempo que una estrategia política electoral desprovista de un verdadero trabajo de base no nos deja mejor (en términos de organización) como para justificarlo; y que, en cambio, debemos abordar el asunto de organizar un verdadero "partido socialista", aunque eso pueda resultar difícil en el "corto plazo"; y aunque entretanto, "el pueblo", sufrirá más de lo que podría sufrir si el "menor de los males", si bien uno capitalista, es elegido. 
(Y ese triste hecho molesta a muchos socialistas que conozco.)
Como socialista, simplemente quiero decir que quiero:
un sistema gubernamental donde el gobierno y no las corporaciones tienen la última palabra sobre lo que se produce y cómo se produce;
un sistema donde el resultado final no son las ganancias, sino la producción que beneficia a las personas y no contribuye a la muerte del planeta;
un plan de cuido médico administrado por un solo pagador para todos;
un verdadero "salario digno" para todos, 
un sistema electoral donde el ganador no es el candidato con el mejor respaldo financiero, sino el candidato con las mejores ideas;
educación superior gratuita y financiación suficiente para la educación escolar pública;
empresas que funcionen como colectivos o cooperativas de trabajadores, que han demostrado ser tan eficientes o más que las empresas privadas;
un gobierno donde todos puedan optar por una vivienda segura, sin importar el estado financiero del núcleo familiar.
Y un sistema social y cultural en que haya verdadero respeto para la diversidad y se elimine el discrimen, sexismo, homofobia y racismo.
Si bien los socialistas hemos estado argumentando por estos objetivos y compromisos durante décadas, hoy las cosas han cambiado profundamente. 
Nos han presentado una realidad nueva, innegable de que hoy el clima del planeta ha cambiado como consecuencia del capitalismo sobre el medio ambiente. 
Más concretamente, el planeta ahora ha cambiado hasta el punto que creo que la única opción que nos queda es el socialismo. O bien en un futuro derrotamos al capitalismo, o la sostenibilidad de nuestro planeta se perderá para siempre. "Perdido", en términos de la viabilidad de los humanos. El sistema capitalista hace que sea absolutamente imperativo que sea reemplazado.
Sin embargo lo que estamos viviendo con las nuevas configuraciones geopolíticas en nada nos brinda esperanzas y optimismo.
¿Por qué cambia esto la ecuación...?
Es 2018 y no hay pruebas convincentes de que el mundo capitalista esté preparado para hacer los cambios en cómo opera, qué produce y cómo lo produce y distribuye. Eso nos puede ofrecer una muerte lenta de nuestro planeta. Lo que también es cierto, y valida aún más mi argumento, es que, como sostiene Noam Chomsky, pasemos el "punto de inflexión", un momento teórico en el que se ha hecho tanto daño que no podremos prever un cambio fundamental. Solo avances parciales.
Naomi Klein tiene razón. 
Ya no vivimos en una democracia. Vivimos en una oligarquía corporativa. Por lo tanto, debemos dejar de comportarnos como el científico hipotético de Einstein que sigue intentando resolver el problema empleando una y otra vez la misma solución fallida, esperando que la solución fallida funcione milagrosamente. Einstein dice que es simplemente, "estúpido o loco".
Ahora, si fuera cierto que una revolución socialista fuera imposible, entonces, por supuesto, sería racional o lógico votar por el mal menor. 
Después de todo, ¿qué opción tendríamos entonces? 
En un mundo imperfecto no podemos renunciar a vivir por un ideal perfecto que está fuera de nuestro alcance.
Sin embargo, lejos de estar seguro de que una revolución socialista no es posible, creo que la historia y los acontecimientos recientes dejan claro que una revolución socialista es posible.
Pero en lo que respecta a la idea del socialismo, las cosas han cambiado mucho en los últimos años. Las cosas han cambiado tanto que alteran las probabilidades de lograr un partido socialista competitivo y viable, como el clima de la Tierra también ha cambiado hasta el punto en que es imperativo poner fin a la destrucción incesante del planeta por parte del capitalismo cada vez más grave. 
Es decir, ahora está claro que si la Tierra y su gente y otros seres vivos deben sobrevivir, es imperativo acabar con el capitalismo.
No estoy argumentando que será fácil. Ciertamente, las fuerzas capitalistas lo resistirían con cada truco del libro. Las probabilidades pueden ser adversas. El fracaso es por todos los medios una posibilidad.
Al concluir esta parte de mi argumento, realmente creo que debemos renunciar a las estrategias políticas miopes, de corto alcance y en última instancia, sin salida.


La nueva cosecha, parte II.  
A lo largo de los años, el movimiento ha incluido, entre otras, luchas por la identidad cultural y el derecho a ser nuestra propia nación, los derechos laborales y anticapitalistas y la organización feminista, así como una serie de acciones directas contra los gasoductos, la incineración de carbono y el medio ambiente, campañas comunitarias y de justicia social.
Si bien siempre seré parte del movimiento y creo en crear un mundo mejor a través del poder de las personas, a lo largo de los años me he sentido cada vez más frustrado con la cultura activista moderna y con la forma en que se comporta la izquierda de hoy.
En primer lugar, estoy cansado de ver a la gente convertirse en imbéciles pretenciosos que piensan que su "activismo", que consiste en realizar más homenajes y conmemoraciones que propuestas futuras, los hace mejores que los demás, incluso los grupos oprimidos y marginados (a los cuales supuestamente dedican sus esfuerzos). 
Cansado de que unos pocos consideren estúpidos a la gran mayoría, pero no se dan cuenta de que su mensaje no ha convencido ni puede atraer a las personas a las que insulta en gran parte por ser insultante. 
Que las personas estén mal informadas, que se les enseñe a temer al cambio y que no confíen en la izquierda es verdad, esa es la realidad y tenemos que buscar formas creativas de lograr una narrativa memorable, impactante y convincente, los insultos y las falsas pretensiones no han funcionado ni funcionarán. 
Y lo peor de todo, la izquierda no puede, por definición, ser sectarios, esa ha sido la estrategia del gobierno federal desde la década de 1930, dividirnos y hemos seguido acatando demasiado bien su plan.
Si alguna vez ha vivido entre grupos oprimidos y ha trabajado con ellos, hay algo que aprende de inmediato. Por lo general, no enmarcan sus visiones del mundo en términos de teorías académicas. En su mayor parte, tienden a no analizar sus experiencias en términos de poder y privilegio sistémico, conceptos o cultura alternativa. Ven problemas cotidianos como el desempleo, la pobreza y las limitaciones de la vivienda en busca de una salida. 
No hemos podido ofrecer esas salidas. Cuando hemos podido hablar en sus términos y hacer que comprendan problemas como las amenazas ambientales, responden.
Si bien muchos saben que están directamente afectados por la desigualdad de clase y la falta de oportunidades, no se sientan a reflexionar sobre el capitalismo. No. Están ocupados tratando de sobrevivir. Llegar al día siguiente. Satisfacer sus necesidades básicas. Su lenguaje es de necesidades. Están más preocupados por que sus voces sean escuchadas.
Sin embargo, presencio a tantos "activistas" que ignoran las realidades de la opresión a pesar de decir que les importa. 
Piensan que sentirse ofendido por algo es igual a experimentar las calles. 
Hablan de escuchar, ser humildes y no tener ideas preconcebidas, sin embargo, ignoran las experiencias vividas de aquellos que no hablan o piensen "correctamente". 
Y luego esperan que la gente los siga, tal vez porque tratan de vestirse de cierta manera de "gente pobre", mientras la izquierda perpetúa una forma de intolerancia que margina y "diferencia" a aquellos que no comparten su forma de pensar.
Estoy harto de las camarillas, las jerarquías, la vigilancia de los demás y los desequilibrios de poder irreal de organizaciones. 
Estoy agotado por el hecho de que cualquier diferencia de opinión conduce a una pelea o un ambiente de chismes. 
Estoy cansado de que la gente intente vivir la vida de otras personas incluso en los asuntos más personales. 
Es repugnante que la izquierda reclame estar luchando por una mejor manera de lidiar con los problemas sociales, pero no puede lidiar con sus propios problemas sociales, es frustrante que la izquierda hable sobre la comunidad y no sea en sí misma una comunidad.
Esto no es libertad. No es justicia social. No hay nada de "progresivo" o "radical" al respecto.
Como izquierda a menudo somos etiquetados como amenazas por el estado y debemos neutralizar dicho estereotipo, ¿no significa esto que la libertad de pensamiento y expresión son cruciales para nuestras luchas? 
Que siempre debemos defender nuestro derecho a cuestionar lo que se nos enseña o dice, nuestro derecho a ser diferentes, y a dudar como método de llegar a conclusiones. 
Como dice Noam Chomsky: "Si no creemos en la libertad de expresión de las personas con las cuales no estamos de acuerdo, no creemos en la libertad de expresión en lo absoluto". 
Tenemos el derecho de debatir y cuestionar el discurso de otras personas, pero cerramos o imposibilitamos el diálogo entre nosotros.
Si nos tomamos en serio la confrontación con el establecimiento, debemos arriesgarnos a los peligros y retos que darnos a entender impliquen.
Nuestras ideas no se pueden imponer a otras personas, sino que deben adoptarse voluntariamente. Esto requiere paciencia y disposición para trabajar con otros a medida que se exploren a sí mismos. Necesitamos estar ahí para responder preguntas, compartir dudas y dejar claro que ninguna pregunta es estúpida.
¡No siempre vamos a disfrutar del proceso! 
Pero algo me resulta claro, tenemos que intentar otras maneras, tenemos que replantear las formas tradicionales y buscar medios que funcionen:
Sin libertad de pensamiento y expresión, ninguna otra libertad puede existir.

Roberto 'Pachi' Ortiz Feliciano


viernes, 31 de agosto de 2018

No olviden nuestros nombres...



Hablemos de la muerte masiva y el arte. Hace un poco más de ochenta años, Pablo Picasso recibió una comisión que cambiaría para siempre su carrera. La República Española, entonces en medio de la Guerra Civil española contra el futuro dictador fascista Francisco Franco, le pidió a Picasso, entre otros artistas prominentes, que creara una pintura para su pabellón en la Exposición Internacional de París de 1937. El trabajo que hizo fue "Guernica", pintura mural inspirada en el bombardeo de un pequeño pueblo vasco. 
El 26 de abril de 1937, Franco ordenó a la Legión Cóndor nazi (cedida a Franco por Hitler) que arrojara bombas sobre Guernica, era un objetivo simbólico. El brutal atentado mató a cientos de personas (los informes varían alrededor de 1.700) y hirió a 900 más.
La pintura de Picasso es, sin duda, la obra de arte más importante producida en el siglo XX, el tema es la guerra, el mensaje es anti guerra. Tenga en cuenta esta dicotomía ya que la revisaremos nuevamente.
En 1938, Lewis Mumford proclamó la "muerte del monumento", viendo el proceso de "momificación arquitectónica" como anatema de la memoria que distancia la muerte trágica del contexto histórico.
Solo algunas otras consideraciones iniciales, "monumental" significa grande, importante y duradero, pero un monumento (más allá de las elegías a la violencia, la opresión y el imperialismo) puede ser un monumento dialógico que critica abiertamente el propósito o los hechos que son el tema en cuestión.
Los monumentos son arte público, porque operan en el espacio público, siempre tienen un contexto social y político para su significado, presentación y composición. La ubicación, percepciones y puntos de vista a veces contradictorios del significado de la cultura íntimamente ligados. El arte público, y más específicamente los monumentos, a menudo están conectados con las relaciones de poder, este es el subtexto que debe examinarse.
Arte para qué es interrogante inescapable.
Las esculturas públicas, que a menudo se vuelven invisibles en la vida cotidiana, de acuerdo con la literatura sobre el paisaje conmemorativo de la historia del arte, se relacionan con el cambiante terreno del sentimiento público; las prominentes historiadoras del arte Erika Doss, Harriet Senie y Mechtild Widrich escriben cada una textos significativos en la última década que historizan esta tendencia, criticando las implicaciones y evidentes manipulaciones políticas.
"La arquitectura monumental simplemente atiende llamadas a la participación pública y la experiencia del espectador sin obligar a los espectadores a asumir la responsabilidad del pasado y la propiedad del futuro".

- Mechtild Widrich, "Performative Monuments: The Rematerialisation of Public Art" (Manchester: Manchester University Press, 2014)


Así que los contornos afectivos y performativos de la vida pública han alterado fundamentalmente la naturaleza de los nuevos monumentos y estructuras conmemorativas en el espacio público para incorporar nuevas experiencias y sentimientos, y con suerte las nuevas estrategias para estos espacios simbólicos no solo desvian, distraen, alteran o niegan la historia, sino proponen formas de contextualizar los espacios públicos para que el público participe en la creación de un futuro democrático en lugar del escapismo revisionista o la incesante apología oficialista. 
Y así, los contra-monumentos han surgido como un nuevo modo crítico de práctica conmemorativa.
Una razón por la cual "Guernica" de Picasso se considera un tesoro en términos de historia del arte es que parece proporcionar un puente entre lo que algunos consideraban polos imposibles en una oferta o propuesta creativa dialéctica: la idea de hacer una declaración política y una declaración artística al mismo tiempo sin incidir en lo panfletario o propagandístico. Guernica traiciona el estereotipo, irrumpe la tradición y se divorcia de la práctica académica. Toma un tema muy tradicional, la guerra, y lo hizo relevante para nuevos tiempos, nuevas audiencias y nuevas sensibilidades.
Ahora, tras esta breve ponderación, sirvan mis preocupaciones como muestra de que NO necesitamos ni queremos un adefesio decorado de las excusas o los falsos arrepentimientos del gobierno, 
NO necesitamos nada que nos aleje de meditar sobre las implicaciones de la negligencia, el prejuicio y el discrimen, y las miles de muertos que produjeron tras el huracán.
pachi/ ROF

jueves, 23 de agosto de 2018

La cosecha necesaria...


Por verse si germina algo nuevo... Nuestra realidad, las estructuras sociales que nos esclavizan y engañan, los mecanismos de gobierno que nos traicionan y los sistemas económicos heredados por nuestra isla han producido una sociedad al borde de una falla catastrófica y sistémica, estamos justo por caer en el precipicio de la mayor pobreza social y cultural de nuestra historia en más de cien años. A pesar de la producción de riqueza sin precedentes, la desigualdad económica es más obscena que nunca. Las industrias dañan irreversiblemente el medio ambiente a medida que los mercados del capitalismo inhumano continúan recompensando a las entidades corporativas con beneficios paradójicos generados por la explotación de los recursos, la negación de fuentes sostenibles y la opresión de la gran mayoría. En estos tiempos, el futuro de Puerto Rico depende de su capacidad y talento para crear, imaginar, inventar, soñar y realizar una nueva isla para un nuevo tipo de futuro, por lo que es importante analizar y comprender los diferentes aspectos sociales, económicos, e ideas políticas que podemos desarrollar, es urgente entender que nuestras necesidades y las limitaciones que enfrentamos son señales de los cambios por venir. Comienza por comprender qué alternativa necesitamos para sustituir el sistema actual, cómo se vería y cómo podría funcionar; en otras palabras, comienza por comprender el socialismo. Es mi profunda convicción que la ruta del cambio requiere sobrepasar los discursos tradicionales, debemos crear un nuevo lenguaje de libertad económica e igualdad social, eso creo y humildemente propongo.
pachi/ ROF

jueves, 26 de julio de 2018

La voz alternativa...



Amy Goodman, de Democracy Now, ha dicho: "Ve donde está el silencio, y di algo ..." En un ambiente mediático saturado de cobertura de relaciones públicas, payola y distracción, piensa en los rincones oscurbos de la crisis económica que no son cubiertos o son ignorados. Amplifiquemos las voces de aquellos que de lo contrario son silenciados por un sistema vicioso de status quo colonial y violencia estatal.
Cuando los poderes establecidos ("establishment") insisten en que no hay otras ideas, formas o maneras, debemos ser, como dice Marcia Rivera, la voz alternativa. Las luchas por los derechos se convierten también en una lucha por comunicar a los demás lo demás.
El mejor ejemplo, tal vez, las voces femeninas sepultadas por una sociedad machista y paternalista a pesar de ser la mayoría de la población y las más perjudicadas por la crisis económica.
La esperanza, por la que optamos, es importante porque puede hacer que el momento presente sea menos difícil de soportar. Si creemos que el mañana puede ser mejor, de alguna manera nos estamos preparando para cambios, a buscarlos y lograrlos.
La crisis de la deuda ha sido nuestra mayor amenaza en el siglo actual. Las cosas solo empeoraron con el impacto de María e Irma que desenmascaron la cruda realidad de la pobreza y la desigualdad económica obscena.
Las medidas de austeridad que se han implementado y las medidas unilaterales que la Junta de Control propone, han retrasado nuestro crecimiento económico hasta detenerse por completo, de hecho estamos deshaciendo lo que se logró en los pasados cincuenta años.
En primer lugar, no ha habido sanciones para aquellos que violaron la relación deuda / PIB. ¿Por qué no? La falta de una auditoría independiente ha conspirado para dejar a los culpables libres de sus crímenes económicos y de mala gobernanza.
En segundo lugar, las medidas de austeridad, detuvieron nuestra economía. Aumentaron el desempleo, redujeron el gasto de los consumidores y redujeron el capital necesario para la manufactura, y, al mismo tiempo, aumentaron una crisis inmobiliaria prolongada, profunda y en crecimiento alarmante, alimenta las olas de los migrantes y desarrollaron una nueva normal de bancarrota como lo usual.
La austeridad fiscal ha sido "muy contraproducente, y debe suspenderse hasta que la economía se encuentre claramente en una expansión económica autosostenida", dice Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics.
Según Richard Koo, economista jefe de Nomura Research Institute, una firma de consultoría con sede en Tokio, "la idea (austeridad) es un poco contradictoria porque, cuando un solo hogar, demasiado endeudado, reduce el gasto para pagar esa deuda, logra el equilibrio aunque sea mediante sacrificios. Sin embargo, cuando un país entero, y el gobierno no gasta o no puede gastar dinero, la economía pierde demanda. En otras palabras, los recortes masivos en el gasto pueden tener el efecto contrario sobre la economía en general. La "década perdida" de Japón se puede atribuir a este fenómeno. Nos quedamos con enormes activos y pasivos", dice Koo," cuando todos, incluido el gobierno, están pagando la deuda y nadie está gastando dinero, puede ocurrir una espiral deflacionista y luego colapsa la economía ", agrega Koo. Para estimular una recuperación, Koo sugiere" menos austeridad y más estímulo fiscal ".
Francesco Caselli, profesor de economía de la London School de Economía, está de acuerdo en que debe haber un "enfoque en las reformas estructurales en lugar de la austeridad".
"Los salarios deben aumentar y la demanda del gobierno de bienes y servicios aumentará", agrega Mauro Guillén, profesor de Wharton y director del Instituto Lauder.
Koo también pide esfuerzos de estímulo. "El rápido crecimiento paga fácilmente las deudas". En general, las medidas de austeridad impuestas no son reformas económicas y la caracterización del gobierno de los cambios de política como castigo es cuestionable. "Es importante tener una economía equilibrada y un presupuesto equilibrado, pero lleva mucho tiempo para países cuando participan en medidas de austeridad, tiene más sentido hacer ajustes ", señala.
Lamentablemente, los recortes presupuestarios son exactamente lo que no se debe hacer. La austeridad, la política de reducir el gasto estatal para resolver la deuda y los problemas de crecimiento, se vende como una extraña combinación de moralidad y seducción. Su moralidad falsa radica en el amor a la parsimonia, la verdad es que se ha demostrado que agrava la desigualdad económica y multiplica exponencialmente las riquezas en manos de los sectores sociales de élite más pequeños, las instituciones financieras y las grandes corporaciones.
En esta farsa de moralidad económica, los recortes conducen a la inversión y la inversión conduce al crecimiento. El gasto, por el contrario, conduce al consumo, y el consumo conduce a la deuda. La evidencia demuestra lo contrario.
La austeridad sugiere que puedes tener tu pastel y comértelo también, pero solo cuando cortas el pastel. Los cortes deben ser potenciadores del crecimiento, no retardadores del crecimiento. Restauran esa "confianza empresarial" de suma importancia necesaria para que la economía funcione. Sin embargo, hay un problema grande con esta línea de pensamiento. Lo primero es que la gente necesita tener ingresos para gastar. Entonces, al recortar el gasto, el resultado es la contracción de la economía.
Perversamente, la deuda aumenta, no se reduce, en relación con la (contracción) del PIB, que es lo que le ha sucedido a todos los países europeos que se han sometido a un programa de austeridad desde 2010. Ahora tienen más deuda, no menos. El fin de la locura inducida por los medios neoliberales: la austeridad hace que la deuda sea más grande, no más pequeña.
Pero si, mientras tanto, como hemos notado y los patrones econométricos revelan, hay una mayor consolidación de capital y concentración de riquezas en la élite, las instituciones financieras y las grandes corporaciones, ¿qué les importa la deuda que por cierto no estarán obligados a pagar en cantidades proporcionales?
¿Y la teoría de que los recortes conducirán a una mayor confianza? Dado que los recortes conducen a una mayor deuda, la verdad después de que las relaciones públicas, los estribillos promocionales y la publicidad se desvanezcan, es menos confianza, al menos para la manufactura, las pequeñas empresas y la agricultura local.
Es por eso que la austeridad es una idea peligrosa: no funciona en el mundo real. En el mundo imaginario de la austeridad, a medida que retrocedemos, adelantamos, mientras reducimos, crecemos, pero como cualquier agricultor puede testificar esa no es la realidad, cuando la cosecha se reduce, la producción también se reduce, las deudas se multiplican y la economía falla.
pachi / ROF