viernes, 11 de diciembre de 2009

A dos semanas, un duelo de ideas sobre aspectos navideños...

Quisiera invitarte a un duelo de ideas, un ejercicio de contradicciones, planteamientos y replanteamientos sobre cosas que pocos queremos aceptar que caracterizan a esta época pero que pocos se atreverían sinceramente a negar...







la envidia florece con las pascuas..





Interesado, acompáñame, veamos primero:

La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.
Miguel de Unamuno

La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Francisco de Quevedo


Borges pensaba que hay quienes dicen que lo bueno es envidiable… pero siendo la envidia una declaración de inferioridad de quien la padece brota la interrogante... ¿cómo puede ser bueno?

En fin, nadie realmente es digno de envidia porque la envidia al ser la adversaria de la fortuna y la virtud es esencialmente indigna, es insultarse a uno mismo, la envidia muestra cuán desdichados nos sentimos, y la constante y hasta enfermiza atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto nos despreciamos, nadie que confía en sí, envidia la virtud o la fortuna del otro...


pero igual de cierto es que todos ante momentos ajenos de plena felicidad, amor o alegría sentimos el correr agrio de un chorro de envidia por nuestras venas, es tan humano como el temor y la inseguridad pero la manera que enfrentamos nuestras limitaciones es la manera que crecemos para superarlas, en ese sentido el problema no es tener hambre, es ¿qué hacer para aplacar esa hambre y cuidar que una necesidad si acaso normal no se convierta en gula?...

hay algo igual fácil de entender y es que en una sociedad de desigualdades atroces repleta de imágenes tan contrastantes y seductores mensajes de valores materiales, en un mundo basado en la avaricia y la falta de sensibilidad, cierta cuota de envidia es casi inevitable y entendible tal vez hasta saludable ya que tantos tienen tan poco cuando los pocos que tienen casi todo hacen lo que sea por tener aún más, planteada de esta manera hay una envidia originaria, un hambre real que surge de la inequidad que evoluciona para convertirse en pasión igualitaria, en anhelo de justicia pero que a su vez no puede lograr el ideal de justicia sin haber perdido o superado esa hambre espiritual de la que nos habla Unamuno…













qué ejercicio de contradicciones, siendo el orgullo el dorso o el antónimo de la modestia ambas características humanas poseen el poder de apaciguar a la envidia porque cierto es que el orgullo, que nos inspira tanta envidia, sirve también para moderarla, y la modestia, es capaz de desarmar la envidia, ya que le resta el valor al objeto o la situación que la anima…


finalmente se me antoja que la virtud y la fortuna son luz mientras que la envidia, sombra, nace la luz, nace la sombra que conspira para derrotar a la luz sin embargo si desaparece la luz, desaparece la sombra y solo queda el vacío…


Favor ver:
Re Navidad
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2008/12/re-navidad.html

1 comentario:

Ligia M. Rivera dijo...

Sin lugar a dudas esto es un ejercicio de contradicciones. Que pena es pensar que la envidia florece con las pascuas. Es cierto que pocos lo podriamos aceptar hasta cierto grado. De ahi nuestra peremne lucha. A la misma vez recuerdo ese por ciento de ella que es positiva....cuando decimos "envidia de la buena". Asi que es bien paradogico el ... Ver más...asunto este. Pienso que es algo "espiritual" si alegra mi espiritu y produce satisfaccion sin oprimir a otro diria es "envidia de la buena". De la otra.....ya todos sabemos que es uno de los "gigantes" que combatimos a diario.