jueves, 7 de mayo de 2009

Israel se niega a pedir disculpas por bombardear a la ONU en Gaza


06.05.09/22:47 h.
Agencia EFE
Israel se negó hoy a pedir disculpas por los bombardeos de su Ejército a seis instalaciones de la ONU en Gaza durante la ofensiva que lanzó contra Hamás a principios de año, al tiempo que rechazó un informe del organismo mundial crítico con su actuación en el conflicto.

"Consideramos que es vergonzoso. No lo aceptaremos nunca y no pediremos perdón, porque tenemos derecho de defender la vida de nuestros hijos y mujeres", aseguró el presidente de Israel, Simon Peres.

Poco antes de esas declaraciones a la prensa, Peres trasladó al al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el profundo descontento del Gobierno de su país con el contenido del documento elaborado por una comisión de investigación independiente.

El informe, enviado el martes al Consejo de Seguridad de la ONU, se suma una lista de duras críticas internacionales a la ofensiva militar israelí de diciembre y enero pasados, que se prolongó 22 días y dejó 1.400 palestinos muertos, muchos de ellos civiles.

Su contenido puede envenenar todavía más las delicadas relaciones entre Naciones Unidas y el Estado judío, que en general sospecha de la imparcialidad del organismo mundial y sus agencias en su conflicto con los palestinos.

Un Peres visiblemente enojado aseguró en un encuentro con la prensa, posterior a su reunión con Ban que su país no acepta "ni una palabra" del documento.

El informe elaborado por una comisión nombrada por Ban confirmó la responsabilidad del Ejército hebreo en el bombardeo de seis instalaciones de la ONU ocupadas por civiles palestinos y el ataque contra un convoy humanitario del organismo mundial.








El documento los atribuye a la "negligencia e imprudencia" de los militares israelíes, niega que los inmuebles bombardeados fueran empleados por Hamás para atacar a soldados israelíes y acusó al Ejército hebreo de ser indiferente a la seguridad de la población civil.

Peres arremetió contra los miembros de la comisión encabezada por el británico Ian Martin, ex presidente de Amnistía Internacional, de los que puso en duda su objetividad y les acusó de haber abusado el mandato de la investigación.

"Nunca supieron de los 4.000 cohetes lanzados contra los civiles israelíes, ¿qué se piensan, que somos niños, qué se creen, que Israel se levantó un día por la mañana y empezó a abrir fuego?", se preguntó.

El presidente israelí admitió que sus fuerzas pudieron haber cometido errores, pero negó categóricamente que se hubiera bombardeado intencionadamente las propiedades de la ONU.

Aseguró que el Gobierno israelí está considerando la posibilidad de pagar reparaciones a Naciones Unidas por los daños causados a sus propiedades en Gaza, que el informe valora en unos 10,5 millones de dólares, y que Ban, según indicó el martes, se plantea también la posibilidad de reclamar.

"No hay ninguna guerra en la que no se cometan errores. No quisiéramos que muriera ningún civil, pero la guerra es terrible. También murieron algunos de nuestros soldados por fuego amigo", apuntó.

Al mismo tiempo, se apresuró a aclarar que no considera a Ban personalmente responsable del resultado de la investigación y reafirmó que su país quiere estrechar las relaciones con la ONU.

Pese a las críticas israelíes, Ban mantiene su respaldo a las conclusiones del informe de que demuestran la autoría israelí de los ataques a la ONU, indicó la portavoz del organismo, Michele Montás.


Negó que la comisión se hubiera desviado de su mandato en el transcurso de sus trabajos y recalcó que el informe se ciñe al encargo de indagar los nueve ataques sufridos por personal o inmuebles de la ONU durante las hostilidades.

Montás reiteró la decisión de Ban de desoír la recomendación contenida del informe de poner en marcha una investigación imparcial propia de las supuestas violaciones del derecho internacional cometidas en Gaza y el sur de Israel durante las hostilidades.

Sin embargo, señaló que el secretario general solicitó en su reunión con Peres la colaboración de Israel en la investigación encargada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU al juez sudafricano Richard Goldstone.

En ese contexto, Human Rights Watch (HRW) pidió hoy a Naciones Unidas que presione al Gobierno israelí y a Hamás para asegurar su colaboración con la labor del magistrado sudafricano.

"La incapacidad de Israel y Hamás de investigarse a sí mismos, junto a las conclusiones de la comisión y lo que HRW descubrió en Gaza, demuestran la necesidad de una investigación integral e imparcial", afirmó la responsable para Oriente Medio de la organización de derechos humano, Sarah Leah Whitson.


La ofensiva contra Hamás por el Ejército israelí del 27 de diciembre al 17 de enero pasados se saldó con 1.400 palestinos muertos y 5.000 heridos.

Los cohetes lanzados por milicianos palestinos desde Gaza contra localidades israelíes causaron heridas a 13 civiles.
http://www.telecinco.es/informativos/internacional/noticia/918818/918818

posdata- favor ver:
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2009/03/prohibido-olvidar-la-crisis-de-gaza.html
http://losretosdigitales.blogspot.com/2009/03/escenas-de-la-crisis-de-gaza.html

2 comentarios:

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

Informe culpa Israel de crímenes guerra en ofensiva Gaza por muerte 313 niños

EFE , Jerusalén | 14/05/2009 - hace 1 día 1 hora | comentarios | +1 -0 (1 votos)

El Ejército israelí cometió crímenes de guerra en su última ofensiva en Gaza al lanzar "ataques indiscriminados" que mataron a 313 niños, sobre todo en sus casas o cerca de ellas, denunció hoy una ONG palestina en un informe.

El estudio, del Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, en sus siglas en inglés), incluye un listado de los 313 palestinos menores de 18 años del total de 1.414 que perdieron la vida en la operación israelí en Gaza de diciembre y enero pasados.

La "inmensa mayoría" pereció cuando se encontraba en sus casas o cerca de ellas en "zonas residenciales densamente pobladas de Gaza capital y el norte de la franja", agrega el informe, titulado "Crímenes de guerra contra niños".

"Las constantes afirmaciones del Gobierno de Israel de que sus fuerzas actuaron dentro de los parámetros del Derecho Internacional no resisten el examen de los hechos", señala el texto.

El estudio recuerda que los niños "también se benefician de todas las cláusulas relativas al tratamiento de personas protegidas bajo la Cuarta Convención de Ginebra", que "Israel violó a lo largo de su ofensiva al no tomar precauciones en los ataques o distinguir entre civiles y combatientes u objetivos militares".

Casi tres cuartas partes de los niños murieron a consecuencia de bombardeos o el impacto de proyectiles, entre ellos misiles guiados.

Al menos una quinta parte lo hizo por disparos de artillería, un 5% por disparos de balas y un 1,5 por ciento por fósforo blanco, cuyo uso en zonas muy pobladas está implícitamente prohibido en las leyes de guerra, destaca el PCHR.

Por edades, un 15% de los niños muertos eran menores de cinco años, un 23 por ciento tenían entre cinco y diez años y el 62 por ciento restante entre once y diecisiete.

En cuanto al sexo, un 69 por ciento eran varones y un 31 por ciento niñas.

El PCHR presenta trece casos de estudio, como el de los doce niños de la familia al-Dayah que murieron en su hogar de la ciudad de Gaza por un ataque aéreo; los seis que perdieron la vida en casa junto a su madre, Manal al-Battran, en el campo de refugiados de al-Bureij o los cuatro que perecieron cuando un proyectil impactó en el domicilio de los Salha en Yabalia.

La ONG deja fuera del cómputo a siete menores palestinos muertos como milicianos, así como reitera su condena al empleo de niños para el combate armado y pide a las milicias palestinas que "pongan fin a este abuso".

El informe dedica dos apartados a consecuencias menos conocidas de la ofensiva: los heridos y los traumas psicológicos en menores.

En cuanto al primer punto, cifra en 1.606 el número de menores heridos, un tercio del total, en algunos casos "con horribles minusvalías, heridas en la cabeza y la espina dorsal, desfiguración facial, quemaduras y amputaciones".

Respecto al impacto psicológico, el PCHR recurre a datos del Programa de Salud Mental del Área de Gaza para subrayar que, durante la ofensiva, un 89% de los niños presenció la destrucción de hogares, un 65% fue forzado a evacuar sus casas y un 55% recibió la noticia de la muerte de un familiar o allegado.

El pasado abril, tras una investigación interna, el Ejército israelí concluyó que el número de total de muertos palestinos fue de 1.166, de los que 709 eran milicianos de Hamás o la Yihad Islámica, 162 eran "hombres de entre 16 y 45 años cuya conexión con Hamás no está clara" y 295 eran civiles.

http://www.adn.es/politica/20090514/NWS-2545-Informe-Israel-Gaza-ofensiva-crimenes.html

Newsweek dijo...

If Obama Is Serious

He should get tough with Israel.
Aaron David Miller
NEWSWEEK
From the magazine issue dated Jan 12, 2009

Jews worry for a living; their tragic history compels them to do so. In the next few years, there will be plenty to worry about, particularly when it comes to Israel. The current operation in Gaza won't do much to ease these worries or to address Israel's longer-term security needs. The potential for a nuclear Iran, combined with the growing accuracy and lethality of Hamas and Hizbullah rockets, will create tremendous concern. Anxiety may also be provoked by something else: an Obama administration determined to repair America's image and credibility and to reach a deal in the Middle East.

Don't get me wrong. Barack Obama—as every other U.S. president before him—will protect the special relationship with Israel. But the days of America's exclusive ties to Israel may be coming to an end. Despite efforts to sound reassuring during the campaign, the new administration will have to be tough, much tougher than either Bill Clinton or George W. Bush were, if it's serious about Arab-Israeli peacemaking.

The departure point for a viable peace deal—either with Syria or the Palestinians—must not be based purely on what the political traffic in Israel will bear, but on the requirements of all sides. The new president seems tougher and more focused than his predecessors; he's unlikely to become enthralled by either of Israel's two leading candidates for prime minister—centrist Foreign Minister Tzipi Livni, or Likudnik Benjamin Netanyahu. Indeed, if it's the latter, he may well find himself (like Clinton) privately frustrated with Netanyahu's tough policies. Unlike Clinton, if Israeli behavior crosses the line, he should allow those frustrations to surface publicly in the service of American national interests.

The issue at hand is to find the right balance in America's ties with Israel. Driven by shared values and based on America's 60-year commitment to Israel's security and well-being, the special relationship is rock solid. But for the past 16 years, the United States has allowed that special bond to become exclusive in ways that undermine America's, and Israel's, national interests.

If Obama is serious about peacemaking he'll have to adjust that balance in two ways. First, whatever the transgressions of the Palestinians (and there are many, including terror, violence and incitement), he'll also have to deal with Israel's behavior on the ground. The Gaza crisis is a case in point. Israel has every reason to defend itself against Hamas. But does it make sense for America to support its policy of punishing Hamas by making life unbearable for 1.5 million Gazans by denying aid and economic development? The answer is no.

Then there's the settlements issue. In 25 years of working on this issue for six secretaries of state, I can't recall one meeting where we had a serious discussion with an Israeli prime minister about the damage that settlement activity—including land confiscation, bypass roads and housing demolitions—does to the peacemaking process. There is a need to impose some accountability. And this can only come from the president. But Obama should make it clear that America will not lend its auspices to a peacemaking process in which the actions of either side willfully undermine the chances of an agreement America is trying to broker. No process at all would be better than a dishonest one that hurts America's credibility.

Second, Obama will have to maintain his independence and tactical flexibility to play the mediator's role. This means not road testing everything with Israel first before previewing it to the other side, a practice we followed scrupulously during the Clinton and Bush 43 years. America must also not agree to every idea proposed by an Israeli prime minister. Our willingness to go along with Ehud Barak's make-or-break strategy at the Camp David summit proved very costly where more disciplined critical thinking on our part might have helped preempt the catastrophe that followed. Coordinating with Israel on matters relating to its security is one thing. Giving Israel a veto over American negotiating tactics and positions, particularly when it comes to bridging gaps between the two sides, is quite another.

If the new president adjusts his thinking when it comes to Israel, and is prepared to be tough with the Arabs as well, the next several years could be fascinating and productive ones. I hope so, because the national interest demands it. The process of American mediation will be excruciatingly painful for Arabs, Israelis and Americans. But if done right, with toughness and fairness, it could produce the first real opportunity for a peace deal in many years.

Miller, an adviser for Democratic and Republican administrations and author of “The Much Too Promised Land,” is at the Woodrow Wilson Center.
URL: http://www.newsweek.com/id/177716