viernes, 12 de marzo de 2010

Para efecto del récord: La verdad de las protestas de los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico.


Hoy, se unen los estudiantes del sistema universitario público--no como estudiantes de diversas universidades, recintos y escuelas, sino como una única voz opuesta a los recortes presupuestarios propuestos al sistema del cual son parte… ¿Porqué debe el sistema universitario público llevar el peso de los recortes presupuestarios propuestos más recientes? Propongo que la vasta mayoría de la comunidad universitaria y el pueblo de Puerto Rico, juntos, plantea que no debe.

Hoy, los estudiantes universitarios, unidos a un sector mayoritario del profesorado, y los gremios de los empleados universitarios, y apoyados por sus familias le piden a todos los ciudadanos de todas las ideologías que favorezcan el poder de la educación y que exijamos que nuestra legislatura haga las inversiones necesarias en el futuro de nuestro pueblo. Los padres y los hermanos, los amigos y los vecinos, los maestros y los compañeros de los estudiantes universitarios miran a los estudiantes universitarios como una gran parte de nuestras esperanzas e ilusiones, como un paso necesario hacia nuestro destino como pueblo y no estamos en disposición de empeñar nuestro futuro.


Pedimos que todos los ciudadanos de Puerto Rico que estimen la educación como el futuro de nuestra isla se levanten por nuestro derecho a la educación. Si la Asamblea legislativa no encuentra soluciones creativas para abordar estos problemas, encontraremos alternativas para llenar sus asientos.

Este proceso no es exclusivo de Puerto Rico, de hecho es un proceso que se da en todos los estados y de hecho las primeras protestas y marchas masivas empiezan en California y Washington. Esto es evidencia clara y contundente que el proceso de Puerto Rico no es producto de un grupo de estudiantes motivados por el deseo de promover conducta revoltosa y si reflejo justificado de un malestar profundo y una queja legítima ante la imposición de una medida onerosa e injusta. La administración universitaria, estipulamos, no ha canalizado un proceso de debate y decisiones abierto, informado y verdaderamente representativo de una propuesta presupuestaria fundamental que requiere a todas luces y voces el empleo detallado y prudente del proceso democrático más amplio y sosegado.

Postulamos que los estudiantes universitarios en sus manifestaciones defienden con razón y con el respaldo del pueblo a la Ley Universitaria que define nuestro sistema universitario público:



El Artículo 2 (B) de la Ley Universitaria (20 de enero de 1966) establece lo siguiente como la Misión de la Universidad de Puerto Rico:
1.1.1. Conservar, enriquecer y diseminar los valores culturales del Pueblo de Puerto Rico y fortalecer la conciencia de su unidad en la tarea común para encontrarles soluciones a problemas en una forma democrática.
1.1.2. Buscar el desarrollo cabal del estudiante e impartirle un sentido de la responsabilidad del individuo hacia el bienestar general de la comunidad.
1.1.3. Desarrollar cabalmente la riqueza intelectual y espiritual latente en nuestra gente para que la inteligencia y el espíritu de esos individuos excepcionales que surgen en todas las esferas sociales, especialmente aquellos menos favorecidos económicamente, se puedan poner al servicio de la comunidad puertorriqueña.
1.1.4. Colaborar con otras organizaciones dentro de la esfera de acción apropiada para la universidad, en el estudio de los problemas de Puerto Rico.
1.1.5. Recordar que, por su propia naturaleza como universidad y su identificación con los ideales de Puerto Rico, la Universidad de Puerto Rico se une en una manera esencial a los valores e intereses de toda comunidad democrática.
1.1.6. Cultivar el amor al aprendizaje como conducente a la libertad y a estimular la búsqueda y la discusión del saber en una atmósfera de respeto y diálogo creativo.

Planteo sin dudas que alegar que lo suscrito en este planteamiento no es una fiel interpretación de los hechos y el estado de derecho es un grave y malintencionado error de juicio que solo busca justificar una medida presupuestaria que es altamente cuestionable.

7 comentarios:

Miguel González dijo...

Roberto, pienso que después de tantas décadas (desde los 68-78) de pasividad y apatía se ve hoy un renacer de unos estudiantes combativos. Llena de esperanzas ver a esta nueva cepa.

Barbara Gonzalez Camacho dijo...

los chicos universitarios son la vanguardia de las luchas..Que.Vivan los estudiantes!!!!

Cita M. Mendez Medina dijo...

LO BUENO DE ESTO ES QUE LOS ESTUDIANTES DE LOS 60 ESTAMOS EN PERFECTO ESTADO DE SALUD,ASI QUE CUENTEN CON NOSOTROS.

Juan Camacho dijo...

Lo escribiió Violeta y lo cantó Mercedes, Danny y otros más...!Que vivan los estudiantes, porque son la levadura, del pan que sale del horno....

Responsabilidad ante crisis de la UPR.- columna de miembro de Junta Sindicos UPR dijo...

Responsabilidad ante crisis de la UPR
La Universidad de Puerto Rico probablemente atraviesa el cuadro fiscal más difícil en toda su historia. No es la única, ya que muchas de las universidades hermanas en los Estados Unidos de América y otros lugares en el mundo, se han visto obligadas a prescindir de personal, acortar horarios de trabajo y decretar reducciones salariales, entre otras medidas tomadas.

Hasta este momento, la Junta de Síndicos de la Universidad de Puerto Rico, a tono con su responsabilidad fiduciaria, ha estado considerando acciones dirigidas a afectar lo menos posible a los diversos sectores universitarios para mantener la estabilidad y la integridad del trabajo, tanto del cuerpo de profesores, como de todos los que contribuyen esmeradamente al gran proyecto educativo que es la Universidad, el cual deseamos mantener fortalecido.

Para el éxito de esta misión en el momento difícil en que nos encontramos, no sólo basta con establecer los mecanismos y las políticas mandatorias ante dicha realidad, para una mayor racionalización y eficiencia en el uso de los recursos mermados. También, el Pueblo de Puerto Rico tiene que descansar en la fe, confianza y tranquilidad, de que su primer centro docente fomenta y asegura para sus hijos la más respetuosa riqueza en la diversidad de ideas. Esto, sin que la búsqueda y el respeto de tal diversidad se vean empañados por controversias manipuladas y estériles, ajenas al fortalecimiento de la discusión democrática de ideas, con el único propósito de crear desestabilización y desasosiego, fomentadas por minúsculos sectores internos y externos, que no tienen un verdadero compromiso con nuestra institución universitaria. Estos pequeños sectores pretenden imponer su criterio en perjuicio de la mayoría de los universitarios.

El presidente de la Universidad de Puerto Rico, Dr. José Ramón de la Torre, asumió sus funciones hace apenas un mes y no se le ha dado el espacio que merece para poder analizar responsablemente el cuadro fiscal que atraviesa la Universidad y poder hacer recomendaciones realistas dentro de tal escenario. Luego de que ello ocurra, la Junta de Síndicos realizará un escrutinio sereno, cuidadoso y amplio, conforme a su responsabilidad fiduciaria, para tomar las decisiones finales. Sabemos que no es fácil, pero el Pueblo de Puerto Rico necesita de la toma de decisiones acertadas, aunque puedan ser difíciles, para que la Universidad de Puerto Rico pueda continuar desarrollando los mejores profesionales y ampliando su inserción en la difusión global del conocimiento.

Para ello, entre otras consideraciones, estamos obligados a continuar estimulando y nutriendo la investigación competitiva y el desarrollo de tecnologías que puedan aportar eficazmente a la generación del nuevo conocimiento y a su vez a la solución de los problemas y retos económicos, sociales y de infraestructura de nuestra isla.

El pasado jueves, 11 de marzo, observamos cómo, lamentablemente, un pequeño sector que no representa a la mayoría de la comunidad estudiantil, violentó las medidas de seguridad de la institución y tomó por la fuerza el Senado Académico en Río Piedras. Esta acción propició la cancelación abrupta de la sesión extraordinaria que iniciaría los trabajos de búsqueda del próximo rector o rectora.

Ese día estuvo ausente el diálogo sosegado, tan necesario, para permitir el flujo de ideas que puede contribuir a la estabilidad de la Universidad de Puerto Rico y a la consecución de su misión.

Es necesario que los sectores universitarios que de verdad quieren que nuestra universidad continúe fortaleciéndose como el mayor proyecto educativo integrado a la generación del conocimiento -los que constituyen la mayoría- fomenten el diálogo sereno y efectivo y no permitan que ante su falta de presencia u opinión, la pretensión del anarquismo institucional impida la protección y el progreso de esa gran inversión pública y capital social que es la Universidad de Puerto Rico.

YGRÍ RIVERA DE MARTÍNEZ

http://www.elnuevodia.com/voces/686248/

Ana Helvia Quintero dijo...

La crisis fiscal y la UPR
La crisis actual ha tenido consecuencias para las universidades de todo el mundo. Universidades públicas de gran calidad, como la Universidad de California, han tomado medidas drásticas para enfrentar las contracciones en los recaudos estatales.

Cada país, cada institución, desarrolla sus estrategias para resolver la situación tratando de salvar el papel tan importante que puede jugar la universidad en mejorar la situación actual. Como plantea, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander de España, “la inversión en la educación constituye la apuesta más eficaz a medio plazo para avanzar hacia sociedades más abiertas, socialmente más equilibradas y económicamente más dinámicas”.

Debemos tener en mente estas palabras al decidir la aportación del estado a la UPR.

No hay duda que la UPR debe establecer medidas de economías. De hecho, ya se han tomando varias, por ejemplo, la reducción de consumo energético, la congelación de los nombramientos de personal no docente.

Si bien la UPR debe aportar al proceso de economizar es necesario que el estado tenga cuidado de no tomar medidas en el proceso de contracción económica que debiliten a la UPR.

Algunas de estas medidas podrían tener consecuencias nefastas en el futuro. Por ejemplo, se ha argumentado que se debe revisar la fórmula de financiamiento establecida en la ley desde 1966 abriendo los fondos destinados a la UPR a la competencia para la financiación con las universidades privadas. Esta propuesta se fundamenta en la alegación falaz que otras universidades son más eficientes que la UPR, aduciendo un menor gasto por estudiante. Es cierto que al dividir el total invertido en la UPR por estudiante, el gasto es mayor que el de otras universidades del país.

Ahora bien, el argumento obvia los indicadores críticos de eficiencia como la retención y las tasas de graduación, que en la UPR son en promedio casi el doble de las universidades privadas. Tampoco se toma en cuenta que la UPR sobresale en las pruebas de reválidas profesionales como la de los maestros, médicos y abogados. O sea, que la inversión en la UPR es más rentable y productiva en aquellos elementos críticos en economías exitosas del siglo 21. El argumento además hace caso omiso a que la inversión en la UPR incluye toda una infraestructura que permite desarrollar una institución: que produce un 95% de la investigación científica del país; que se encuentra entre las 10 primeras universidades de Estados Unidos en el campo de la ingeniería; que es líder en la investigación sobre el cáncer y condiciones neurodegenerativas; que alberga las colecciones bibliográficas principales del país y una de las mejores colecciones del mundo sobre el Caribe; que es custodio de importantes patrimonios culturales, arquitectónicos y naturales. Estos logros requieren de una estabilidad económica que brinda la fórmula.

Si bien la UPR debe participar en las medidas de economías no debemos exigirle más de lo que estamos exigiendo a todos, por ejemplo, el porcentaje del IVU que estaba destinado al fondo de amortización de la deuda acumulada, conocido como Cofina, y que formaba parte de la base de la fórmula de financiamiento universitario, se sustrajo de dicha base, lo cual implica millones de dólares menos para la UPR.

En la economía globalizada actual el factor estratégico es la producción y aplicación del conocimiento lo que requiere enormes inversiones de escala masiva en la infraestructura y el personal cualificado.

Reducir la inversión en esa infraestructura, que en la actualidad se concentra en la UPR, redundará en el futuro en el debilitamiento estructural de la economía.

En estos momentos difíciles es preciso fortalecer las instituciones que nos pueden ayudar a construir un mejor futuro.

La Universidad de Puerto Rico es sin duda una de estas instituciones.

http://www.elnuevodia.com/columna/688486/

Fiscalización y minorías dijo...

Hace unos días la presidenta de la Junta de Síndicos de la UPR publicó una columna criticando recientes manifestaciones en el Recinto de Río Piedras. Esta lucha de la comunidad universitaria surge de una legítima preocupación al anunciarse una serie de medidas debido a una crisis presupuestaria de alrededor de $100 millones que afectará adversamente nuestra educación pública.

Ante un inminente daño producto de una crisis fiscal, que se perpetúa en un discurso utilitarista, la comunidad universitaria se levanta y reclama sus derechos como parte integral del sistema. Más allá de imputaciones equívocas de anarquismo, lo que se reclama en la UPR es el derecho a ser escuchados. No puede tacharse de anarquista a quien reclama mayor participación en decisiones que afectan de manera directa y adversa el sistema público universitario. Tampoco es anarquismo reivindicar el derecho a tener acceso a información que evidencie la crisis presupuestaria y los criterios utilizados para seleccionar ciertas medidas drásticas y no otras.

Lo anunciado hasta ahora presenta graves problemas de accesibilidad a presentes y futuros estudiantes universitarios. Si bien estamos ante una institución pública, las soluciones parecieran dirigirse a caminos que facilitan modelos de estructura corporativos y privatización bajo el supuesto de subsanar una crisis fiscal.

Pedirle al pueblo que descanse en la fe, confianza y tranquilidad de lo que decida la Administración, persigue disuadir la fiscalización como derecho y deber de todo ciudadano y ciudadana, al igual que miembros de la comunidad universitaria, de conocer y expresarse sobre asuntos que atañen esta institución.

Así, es fundamental reconocer el rol activo de grupos pertenecientes a la comunidad universitaria, que aunque algunos cataloguen como “minorías” carentes de legitimidad, ejecutan una función fiscalizadora vital.

Debemos preguntarnos si la Junta de Síndicos de la UPR, independientemente de su autoridad legal, puede en realidad reclamar mayor representatividad de los intereses universitarios, que los cerca de 500 manifestantes ejerciendo su derecho a la libertad de expresión frente a la Torre del Recinto de Río Piedras el 11 de marzo.

Por último, ¿y qué si al final se tratara de minorías? Una sociedad democrática y pluralista se nutre precisamente de sus minorías. Recordemos que para superar el discurso excluyente de minorías, el ordenamiento jurídico cuenta con preceptos, como la igual protección de las leyes, que procuran salvaguardar estos derechos ante sectores mayoritarios.

Al fin, las minorías también son importantes porque forman parte esencial de la comunidad, de la sociedad y del país. ¿No les corresponde precisamente a éstas el principal deber de fiscalizar en un sistema democrático?
AMARIS TORRES RIVERA

http://www.elnuevodia.com/voces/694044/