miércoles, 19 de marzo de 2008

Jueces, juezas y otros actores-artículo de Efrén Rivera Ramos

Jueces, juezas y otros actores
El grupo rezumaba entusiasmo. Secretarios de Justicia y jueces de
tribunales supremos estatales de los Estados Unidos. Activistas y
académicos. Estudiantes y profesores de programas clínicos y
representantes de organizaciones de derechos humanos. Se reunieron en
la Escuela de Derecho de la Universidad de Yale para discutir cómo
promover la abogacía de interés público en el nivel de los estados y
las comunidades locales en vista del retroceso en ese tema en la
esfera federal.

Desde la batalla contra las empresas tabacaleras desplegada por los
procuradores generales de una treintena de estados hasta el litigio
reciente iniciado por la ciudad de San Francisco en favor del derecho
de las parejas del mismo sexo al matrimonio, se fueron sucediendo las
narraciones y análisis de luchas concluidas y pendientes, libradas en
medio de un ambiente hostil hacia esos reclamos en el gobierno central.

Algunas personalidades sintetizaron con sus presentaciones y su
talante el espíritu y significado de la convocatoria. Una de ellas fue
Margaret Hilary Marshall.

La honorable Margaret Marshall es la jueza presidenta de la Corte
Suprema de Massachusets. Fue la segunda mujer nombrada a ese cuerpo y
la primera en presidirlo, datos de consideración si se piensa que esa
institución, establecida en el 1692, es la corte apelativa en
funciones más antigua del hemisferio occidental.

Esta destacada jurista ha recibido reconocimientos abundantes por su
compromiso con los derechos humanos desde su juventud. Nació y se crió
en Sudáfrica, donde presidió una organización estudiantil que combatía
contra el régimen del "apartheid". Tras viajar a los Estados Unidos
para realizar estudios graduados, echó raíces en ese país. Estudió
derecho y se especializó en el área de propiedad intelectual. Presidió
la Asociación de Abogados y Abogadas de Boston y fue asesora legal de
la Universidad de Harvard. Un gobernador republicano la nombró a la
Corte Suprema del estado y otro, también republicano, la designó jueza
presidenta.

Su notoriedad alcanzó nuevas dimensiones cuando en el año 2003
escribió la opinión mayoritaria en el caso que declaró
inconstitucional la prohibición del matrimonio entre las parejas del
mismo sexo en Massachusets. El tribunal decidió que la disposición
violentaba las garantías de libertad e igualdad de la constitución del
estado.

Como señaló la propia magistrada en Yale, la decisión era cónsona con
la historia de una institución -la Corte que preside- que declaró
inconstitucional la esclavitud en el año 1783, ochenta años antes de
que el presidente Abraham Lincoln emitiera su famosa declaración
emancipatoria de los esclavos.

Con esa referencia histórica, la jueza tal vez quiso minimizar la
importancia de su participación personal en el resultado
extraordinario del caso del 2003. Intención, si la tuvo, que me
pareció a tono con su sencillez y falta de pretensiones. Pero no puede
pasarse por alto el hecho de que su decisión requirió una gran
valentía personal y un sentido claro de propósitos. Los ataques
virulentos en su contra no se hicieron esperar, por supuesto.

Las historias y planteamientos que nutrieron la reunión reseñada
confirmaron varias cosas. En un sistema judicial de múltiples niveles
como el de los Estados Unidos, los tribunales estatales -y eso incluye
el de Puerto Rico (nos guste o no)- tienen margen para proteger los
derechos de los grupos más vulnerables a pesar del conservadurismo
prevaleciente en otros niveles. Los secretarios de Justicia y
procuradores generales tienen a su alcance lanzar iniciativas audaces
que promuevan el interés público en su mejor expresión. Las
comunidades y organizaciones locales pueden ser protagonistas del
cambio, contra viento y marea. Las escuelas de derecho pueden -y
deben- generar proyectos académicos y de servicio que amplíen las
posibilidades de acceso a la justicia.

El coloquio de marras era sobre temas jurídicos de envergadura y
asuntos enjundiosos de política pública. Pero en el fondo versó
también sobre el valor de los seres humanos en más de un sentido.
19-Marzo-2008
Efrén Rivera Ramos
Catedrático de Derecho
http://www.elnuevodia.com/diario/voces/380272

nota de rof- artículo se me señaló gracias a blog de profesora erika
fontanez
http://poderyambiente.blogspot.com/

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