domingo, 12 de febrero de 2023

TRANSICIONES ENERGÉTICAS Y COLONIALISMO

 



TRANSICIONES ENERGÉTICAS Y COLONIALISMO

¿Qué nos dice la historia sobre las transiciones energéticas?
La premisa simple e indudable: tierras libres donde los nativos vivían pescando, cazando y cultivando para cubrir sus necesidades fueron esclavizadas y sus tierras colonizadas para producir riquezas para países extranjeros.
¿Qué nos dicen las transiciones energéticas sobre la historia del colonialismo? 
Son las historias entrecruzadas de colonias que se vieron obligadas a transformar sus recursos en energía para la producción de riqueza para los colonizadores. 
Los aspectos sociales a menudo se dejan fuera de las discusiones sobre las transiciones energéticas, que a menudo están dominadas por narrativas económicas, de ingeniería o científicas.
Colonialismo energético. El concepto de colonialismo energético se convirtió en un tema destacado cuando el director de Power Shift Africa y famoso activista, Mohamed Adow, acusó a las naciones europeas de practicar el colonialismo energético. 
El colonialismo energético se define como una situación en la que países y empresas extranjeras utilizan tierras y recursos pertenecientes a otro país para generar energía para sus propios beneficios y ganancias.
En el siglo XXI se necesita una transición en la que las fuentes de energía utilizadas masivamente en los últimos dos siglos ya no estarán disponibles. Al mismo tiempo, esta crisis exacerba los conflictos socioambientales y económicos.
En este sentido, existe un debate abierto sobre las energías renovables debido a la problemática y los impactos ambientales que generan los combustibles fósiles en el medio ambiente.
En tiempos de crisis como los que vivimos, si nos tomamos en serio ir más allá de los combustibles fósiles, es crucial examinar de cerca los vínculos entre los combustibles fósiles y la economía, y abordar las relaciones de poder y las jerarquías del sistema energético. Estas relaciones tienen sus raíces en legados coloniales, así como en prácticas de despojo y saqueo.
Cuando hablamos de energía en el imaginario popular, hablamos de recursos. La modalidad de control y saqueo de estos recursos se denomina extractivismo tal vez por surgir inicialmente de extraer oro y otros metales además de piedras preciosas de gran valor para el mercado europeo.
Se puso en marcha en 1492 con la conquista de las Américas y se estructura a través del colonialismo, la esclavitud, la explotación y la pura violencia. Continúa hoy con el desarrollo del colonismo energético.
Llamemos a las cosas por su nombre: es la versión energética del colonialismo. Y el problema es que los ricos una vez más nos dicen que sigamos siendo pobres, y nuevamente debemos someternos a sus esquemas de avaricia.
Esta situación ha sido impuesta y moldeada por el colonialismo y los intentos de romper hasta ahora han sido derrotados por nuevas herramientas de subyugación: deudas paralizantes, la religión del “libre mercado/comercio”, programas de ajuste estructural (como la Junta de Control Fiscal), entre otros.
Estas herramientas de dominación no solo encierran a los países en un modelo económico con objetivos externos, respondiendo a las demandas de los países ricos y las corporaciones extranjeras, sino que también limitan el espacio político para tomar decisiones soberanas, como alejarse de los combustibles fósiles y desarrollar un sistema energético equitativo.
Lo hizo Francia con Total en Argelia: Desplazar costos de una industria destructiva es una estrategia del capital en la que el racismo ambiental se une al colonialismo energético insertando a un pueblo en una posición subordinada con una división del trabajo profundamente injusta: por un lado, proveedores de un reservorio de mano de obra barata, y por otro como mercado cautivo.
Una transición verde y justa debe transformar y descolonizar fundamentalmente nuestro sistema económico de lo que no es apto para el propósito de la justicia ambiental a nivel social, ecológico e incluso biológico.
Necesitamos romper con la lógica colonialista y racializada (así como de género) de los sistemas energéticos que, si no se cuestionan, solo generan un nuevo extractivismo y explotación (de la naturaleza y el trabajo).
Todas y cada una de las conversaciones sobre la transición verde y la sostenibilidad deben romper con la fachada retórica de los esquemas coloniales de saqueo y dominación.

Pachi Ortizfeliciano.

ENERGY TRANSITIONS AND COLONIALISM

 


ENERGY TRANSITIONS AND COLONIALISM
What does history tell us about energy transitions?
The simple and undoubted premise: free lands where the natives lived fishing, hunting and cultivating to meet their needs were enslaved and their lands colonized to produce wealth for foreign countries.
What do energy transitions tell us about the history of colonialism?
They are the intertwined histories of colonies that were forced to transform their resources into energy for the production of wealth for the colonizers.
Social aspects are often left out of discussions of energy transitions, which are often dominated by economic, engineering, or scientific narratives.
energy colonialism. The concept of energy colonialism became a prominent issue when Power Shift Africa director and celebrity activist Mohamed Adow accused European nations of practicing energy colonialism.
Energy colonialism is defined as a situation in which foreign countries and companies use land and resources belonging to another country to generate energy for their own benefits and profits.
In the 21st century, a transition is needed in which the energy sources used massively in the last two centuries will no longer be available. At the same time, this crisis exacerbates socio-environmental and economic conflicts.
In this sense, there is an open debate on renewable energies due to the problems and environmental impacts generated by fossil fuels in the environment.
In times of crisis like these, if we are serious about going beyond fossil fuels, it is crucial to take a close look at the links between fossil fuels and the economy, and address power relations and hierarchies in the energy system. These relationships have their roots in colonial legacies, as well as in practices of dispossession and looting.
When we talk about energy in the popular imagination, we talk about resources. The modality of control and looting of these resources is called extractivism, perhaps because it initially arose from extracting gold and other metals as well as precious stones of great value for the European market.
It was launched in 1492 with the conquest of the Americas and is structured through colonialism, slavery, exploitation and sheer violence. It continues today with the development of energy colonism.
Let's call things by their name: it is the energetic version of colonialism. And the problem is that the rich once again tell us to stay poor, and we must once again submit to their greed schemes.
This situation has been imposed and shaped by colonialism and attempts to break it have thus far been defeated by new tools of subjugation: crippling debts, the religion of "free market/trade", structural adjustment programs (such as the Fiscal Control Board ), among others.
These tools of domination not only lock countries into an economic model with external objectives, responding to the demands of rich countries and foreign corporations, but also limit the political space to make sovereign decisions, such as moving away from fossil fuels and develop an equitable energy system.
France did it with Total in Algeria: Displacing the costs of a destructive industry is a strategy of capital in which environmental racism joins energy colonialism, inserting a people into a subordinate position with a profoundly unfair division of labor: on the one hand, providers of a reservoir of cheap labor, and on the other as a captive market.
A green and just transition must fundamentally transform and decolonize our economic system from what is unfit for the purpose of environmental justice on a social, ecological, and even biological level.
We need to break with the colonialist and racialized (as well as gender) logic of energy systems that, if not questioned, only generate a new extractivism and exploitation (of nature and work).
Any and all conversations about the green transition and sustainability must break through the rhetorical facade of colonial schemes of plunder and domination.