miércoles, 30 de abril de 2008

Mensaje cierre jornadas estudiantiles





La Universidad de Puerto Rico en la Ley Orgánica, establece como objetivo y misión:
Transmitir e incrementar el saber por medio de las ciencias y de las artes, poniéndolo al servicio de la comunidad a través de la acción de sus profesores, investigadores, estudiantes y egresados, y, contribuir al cultivo y disfrute de los valores éticos y estéticos de la cultura.

Iniciamos esta serie de jornadas diciendo y hoy repito:

La alternativa a la violencia inclusive de ideas es el diálogo y la justicia. No hay paz social, sin justicia económica y ecológica.

Como afirma el salmo 84 “la justicia y la paz se besan”.

Y entonces, ¿de qué se trata el verdadero gran escenario de lo jurídico…? ¿Cuáles son los retos de la justicia…???

‘Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra el ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley... No venderemos, denegaremos ni retrasaremos a nadie su derecho ni la justicia.’

Más de ocho siglos han pasado y aún para superar los problemas actuales y velar por la mejora de las condiciones legales, económicas, sociales y ambientales, debemos comenzar por reconocer las dificultades a que nos enfrentamos.

Según Goethe, “la ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad.”

Los problemas más graves a que se enfrentan los pueblos, comprenden la escasez de recursos financieros, la falta de oportunidades de empleo, el aumento del número de personas sin hogar, el incremento de la pobreza y el desequilibrio creciente entre ricos y pobres, el aumento de la inseguridad y de los índices de delincuencia, las deficiencias y el deterioro del patrimonio de viviendas, los servicios básicos e infraestructuras, la falta de instalaciones sanitarias y docentes, el uso indebido de la tierra, la inseguridad en la tenencia, la creciente congestión del tráfico, el aumento de la contaminación, la falta de zonas verdes, las deficiencias en el abastecimiento de agua y el saneamiento, la falta de coordinación del desarrollo urbano y la creciente vulnerabilidad a los desastres.

En las ciudades y los pueblos de todo el mundo, grandes sectores de la población viven en condiciones deficientes y padecen graves problemas, inclusive de orden ecológico, que se ven agravados por la falta de capacidad de planificación y gestión integradora y justa, la desigualdad de inversiones y la brecha en acceso a la tecnología, y sin dudas, además de la escasez de oportunidades sociales y económicas.

Existen más de mil millones de personas que viven en condiciones de absoluta indigencia. Esto debe leerse como un hecho moralmente inaceptable, pero también como el signo de una ilegitimidad jurídica profunda.

Hoy el mundo vive con un enramado amplio y elegante de leyes, acuerdos internacionales, pactos, organizaciones multinacionales y constituciones y sin embargo, igualmente hoy vivimos el mayor cuadro de desigualdad e injusticia de toda la historia de la humanidad.

Pese a que algunas regiones del mundo han registrado un crecimiento sin precedentes y han mejorado las condiciones de vida de sus habitantes en los últimos años, la desigualdad entre ricos y pobres es mayor hoy que hace una década, reportó la ONU en el informe “Situación Mundial Social, 2005: El Predicamento Desigual”.

¿Entonces qué es la justicia?

Al menos en el pasado, parece haber habido poco desacuerdo. La definición fundamental lo que Platón escribió: “darle a cada cual lo suyo”.

¿Y qué es lo suyo hoy para un puertorriqueño?

Si pudiésemos reducir la población puertorriqueña a una aldea de solo 100 personas manteniendo las proporciones de nuestra sociedad actual, veríamos el siguiente cuadro:
solo 6 poseerían el 59 % de las riquezas, 3 serían extranjeros,
20 no tendrían trabajo,
30 serían personas en busca de vivienda propia sin realmente ninguna posibilidad de conseguirla,
40 serían mujeres jefas de familia solteras con hijos,
50 trabajarían para el gobierno,
60 recibirían asistencia económica de algún tipo.

Dice el jurista italiano Luigi Ferrajoli, “las desigualdades no tienen nada que ver con las identidades de las personas sino únicamente con sus discriminaciones y/o con su disparidad de condiciones sociales”

Corinto era la ciudad más grande de Grecia el primer siglo después de Cristo. Puerto cosmopolita de gran prosperidad económica se convirtió en un lugar famoso por la inmoralidad. El apóstol Pablo permaneció allí más de un año y medio, y logró establecer una comunidad cristiana notable. Tras partir hubo una crisis entre los nuevos cristianos. Las asambleas estaban perturbadas por una escandalosa división entre ricos y pobres. Hubo problemas, algunos muy graves. La división que existía dentro de los diferentes grupos y partidos, el apóstol lo quiso cortar de raíz recurriendo a la identidad de la comunidad.

Dijo el apóstol: “Todo es lícito, mas no todo es conveniente…Que nadie procure su propio interés, sino el de los demás.”

En la primera carta a los Corintios, capítulo trece encontramos un pasaje hermoso, se titula ‘No hay nada más perfecto que el amor’… Dice, entre otras cosas, que ‘son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.’

Hoy aquí reunidos, sin dudas,hay fe y esperanzas, ciertamente de lo que se trata esta noche es de una labor de amor, porque y cito nuevamente…“El amor es paciente, es bondadoso…no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor…no se alegra con la injusticia, se regocija con la verdad.”

Aspiramos a una unión de conciencias que verse sobre el consenso y alimente el respeto por las diferencias, aspiramos a poder trabajar mano en mano con personas de diferentes ideologías, diferentes trasfondos socioculturales, una visión ecuménica e igualitaria de la familia extendida de puertorriqueños y hermanos que hemos integrado a nuestro pueblo aunque provengan de puntos distantes, es cierto que somos los que hemos emergido del prejuicio y el discrimen los que tenemos el rol de declarar con voz amplia que podemos estar, ser y hacer juntos... pero igualmente cierto que sigue siendo una aspiración, un sueño, un reclamo...

El famoso juez del Supremo norteamericano Louis Brandeis, dijo: “En este mundo, la mayoría de las cosas dignas de hacerse habían sido declaradas imposibles antes de que fueran hechas”.

Y para terminar:

Una anécdota, una paradoja, un complejo y un temor.

La anécdota, al proponerse liberar las cotorras puertorriqueñas criadas en cautiverio, léase, nacidas y criadas en jaulas, uno de los problemas inmediatos y más difíciles era que no sabían volar ni sobrevivir en libertad.

La paradoja, cuando un estudio concluyó que genéticamente una notable mayoría de los puertorriqueños podíamos tener 'sangre taína', un sector alarmado de intelectuales puertorriqueños se lanzaron a criticar el procedimiento evaluativo del estudio y el tamaño de la muestra.

El complejo, gracias a las fallas de diseño del censo 2000, más del 80% de los puertorriqueños afirmaron ser de raza-color de tez blanca.

Y el temor: ¿qué tememos los puertorriqueños...?

Aunque no pretendo convencer, confío plenamente en que la mayoría, la enorme mayoría de los puertorriqueños, con diferencias de ideas, podemos trabajar juntos.
Gracias ha sido un enorme placer y privilegio haber colaborado, apoyado y asistido en estas jornadas, gracias y por favor, un aplauso para todos nosotros.



1 comentario:

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

¿cuál es el plan...??? senda y vital pregunta... ¿qué tal si empezamos con sembrar y regar solidaridad...??? y luego seguimos hablando, con todo que quiera hablar, escuchando a todos que quieran ser escuchados... y muy frecuentemente haremos que la solidaridad y las palabras se transformen en acción...