martes, 5 de febrero de 2019

El acuerdo de Cofina; pacto con el Diablo


Me permito adelantar que el reciente acuerdo de Cofina es una criatura destinada al Suicidio, nace con tales deformidades que sus propias definiciones la han de estrangular. 


No hay ciencia que salve al engendro de tanto desamor. De manera que podemos sugerir que como acuerdo fracasa porque implica necesariamente un desacuerdo inevitable entre las partes. 


Desde las visiones opuestas de la recuperación, el ascenso de la austeridad como proyecto político y económico allana el camino para la hegemonía del nuevo modelo centrado en el capital financiero impulsado por la élite económica, basado en una burguesa fantasía no pragmática y no económica.

Es la frase “que se joda” rimada como elegía absurda representada por juglares de la clerecía banquera todos con sus blancas nalgas expuestas ya que ha vencido el “saca tu culo” de la élite.

Se ha reforzado una reconfiguración de la fortuna de los ricos, los intereses del capital, la posición de los ciudadanos de ingresos medios y más pobres, y el estado mismo. Y los mayores perdedores hemos sido los ciudadanos más pobres. Esta nueva política tampoco está impulsada simplemente por la austeridad económica sino por la rampante avaricia. Una política austera que ha minado la imaginación política y ha robado a la gente la esperanza de que las cosas podrían, algún día, mejorar. En todos los niveles, la austeridad restringe los términos del debate racional y coarta la creatividad en una era en que la creatividad y la imaginación son esenciales. Reina en el acuerdo de Cofina la más maquillada estupidez y la celulitis de la inhumanidad.

Sin embargo, este discurso es un argumento familiar que prioriza lo económico por encima de lo social: los recortes en el gasto social se consideran problemáticos, se corre el riesgo de socavar el crecimiento, cuando una mayor igualdad económica es importante porque promueve el crecimiento, se ha contratado el inverso de modo que es contrato insocial.

Como muestra nuestra investigación, hay poco de qué sentirse optimistas en cuanto a la expansión de la política social. El terreno del bienestar posterior a la crisis de la deuda se puede caracterizar como uno de "neo-austeridad". Esta es la problemática clave de la política con la que estamos lidiando en la actualidad. Esto, más que la moralidad de la desigualdad, es la principal contradicción dentro del neoliberalismo.

Las contradicciones son claras, el rumbo lleva directo al precipicio, hay poco que indique que los fundamentos económicos nos salven de caer estrepitosamente de manera que realmente lo que hemos hecho es el proverbial pacto con el Diablo cuando esta criatura del caos no tiene la menor paciencia.


Nota de referencia. El significado de la expresión "pacto con el Diablo" se ha expandido para incluir intercambios, contratos y negocios que buscan una meta inmoral e injusta por medios malignos, fraudulentos y engañosos. El término "un pacto con el Diablo" se usa metafóricamente para referirse al contrato o trato percibido como un negocio esencialmente malvado. También conocido como contrato o acuerdo con el Diablo, es un motivo cultural ejemplificado por la leyenda de Fausto.