viernes, 21 de marzo de 2014

Puede parecer una locura lo que estoy a punto de decir ... Porqué estoy feliz... ("Happy" de Pharrell Williams) (*)

...la única cosa que tenemos que temer es al miedo mismo - sin nombre, irracional, injustificado terror que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir el retroceso en avance... palabras de Franklin Delano Roosevelt.


El famoso actor Peter Ustinov conocido tanto por sus dotes histriónicos como por su profunda personalidad humanista fue abordado sobre el rol de las Naciones Unidas que tantas veces criticaba. Después de citar el hecho del monto gastado por los gobiernos del mundo en armas en comparación con fondos para los niños, Ustinov dijo:

"Creo que el pesimismo está totalmente desactualizado. Creo que es un lujo romántico. No creo que nadie puede permitirse ser pesimista... Es decir, hay tantas cosas que pueden salir mal, más el optimismo es lo único posible que nos puede salir bien. Siempre he pensado que un optimista es una persona que sabe exactamente lo triste que el mundo puede ser... Esa es la diferencia real. No, no me siento optimista porque lo prefiera sino porque simplemente tiene que ser. Es una obligación ser optimista."- Peter Ustinov en entrevista en la BBC

Algunos de los mejores análisis de la crisis financiera de 2007-2008 se han producido por Gillian Tett de Financial Times. Tett comenzó a advertir sobre la implosión financiera desde 2005, más o menos.

Gillian Tett tiene un doctorado en antropología social y es la Editora-directora (Estados Unidos) del Financial Times.

Antes del 2007, para la mayoría de los economistas,  la investigación de patrones sociales parecía irrelevante o sospechosa. 

Desde la crisis de 2007, sin embargo, cada vez más economistas se declaran conscientes de que sus modelos no necesariamente predicen el comportamiento económico: la cruda verdad del asunto es que la gente y los negocios exhiben a menudo todo tipo de comportamiento irracional.

Incluso Alan Greespan ha admitido (en su testimonio ante el Congreso de Estados Unidos) su incapacidad de predecir la crisis como resultado de un defecto de su forma de pensamiento. 

Los modelos económicos son falibles porque no toman en cuenta, en su complejidad, el elemento humano. 

Suposiciones comunes de la estructura de incentivos dentro de los bancos, por ejemplo, estan totalmente fuera de lugar. Los bancos no minimizan el riesgo (aunque lo cacarean muy de verdad lo que les interesa son las comisiones y el valor de colaterales expuestas en los préstamos: lo embargable), por el contrario, orientados a competir e incrementar su cuota de mercado ("market share"), viven proponiendo el riesgo que disimulan con análisis convenientes cortados y entallados por los mejores sastres (léase asesores) y planes de negocios "too good to be true". Luego la debacle del sector inmobiliario los expone como en su desnudez al emperador.

Se ha asumido durante mucho tiempo que las economías deben aprender a "compartir el dolor" para afrontar los cambios y el agotamiento de los recursos. Algunas culturas están mejor preparadas para hacerlo que otras.

¿Cómo, entonces, pueden contribuir los antropólogos a estos nuevos debates económicos? Uno puede sugerir los siguientes temas: cohesión, complejidad y crédito. ¿Qué es lo que permite a las personas permanecer juntos...?, y ¿cómo compartimos el dolor de la redistribución de recursos...???

La complejidad es una cuestión muy importante. Vivimos en una sociedad cada vez más conectada. Más que nunca, la gente tiene las tecnologías para participar en la sociedad, para formar parte de la economía y el sistema del mundo social. Sin embargo, la economía mundial es tan compleja que muy pocas personas entienden cómo funciona, tenemos que confiar en que la gente (a cargo) sabe lo que están haciendo. Al desplomarse el cuadro normal de las circunstancias económicas, igual se desplomó la credibilidad, desaparece la confianza y surgen todo tipo de expresiones del caos: en un mismo debate escuchas unos proponer destruir el aparato del gobierno mientras otros proponen mayores regulaciones e iniciativas públicas: dos propuestas totalmente inconexas en aparente sugerencia ante el mismo problema.

El tercer tema es el crédito, cuyo funcionamiento se basa en la confianza. En nuestra sociedad compleja, pocas personas discuten la confianza como problema fundamental de la economía, sin embargo su existencia es vital para viabilizar uno de los instrumentos más importantes para promover actividad empresarial y consumo.



La mayoría de nosotros piensa en la antropología como el estudio de la cultura humana que se realiza principalmente a través de trabajos de campo entre los grupos tribales "primitivos". La antropología suele estar asociada con la comprensión de las civilizaciones antiguas, sin embargo, los investigadores modernos sostienen que la antropología tiene mucho más que ofrecer como una herramienta indispensable para complementar otros campos de investigación, como la economía.

La fuerza de la antropología, en este momento, diría que viene tratando de hacer sentido simbólico de su experiencia, en lugar de mirar hacia atrás. Lo importante no es tener sentido del pasado sino una mirada del presente.

La antropología es, ante todo, una forma de pensar que se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida humana, distinguiéndose por intentar explicar la diversidad humana. Como una herramienta, la antropología ofrece perspectivas únicas en la dimensión informal de la vida social y cultural, hace hincapié en los contrastes entre lo que la gente dicen y lo que hacen y entre la estructura formal de la sociedad y lo que realmente sucede.

Oportunidades (o al menos nuevas circunstancias) se abrieron por la crisis financiera de 2008 y la exposición de grietas en la hegemonía intelectual de la economía de libre mercado; y recomienda seguir más allá del fundamentalismo de mercado. Las ideas generales dan poder a los resultados concretos de la investigación de campo: la máscara de la ideología neoliberal ha sido arrancada de la política de la economía mundial. 

Hablando específicamente de finanzas, los cómos y cuáles, las infraestructuras y operaciones, los canales y formas, los hechos en conflictos dialécticos que yacen tras el discurso acaramelado de las relaciones públicas de los sectores de interés (las tribus modernas). Esto permite a los antropólogos más aventajados y relevantes hacer lo que siempre han hecho mejor: prestar atención a los pequeños detalles técnicos, las prácticas y tendencias, los guiños y epistemologías de la vida cotidiana en sistemas más amplios. Producen una literatura que contiene ideas y evidencias de los mundos de las finanzas y sistemas sociales a la que haríamos bien en prestar atención. 



A veces hay demasiada crítica sin suficiente investigación. Las cosas nunca son tan simples como "abstracción", "ficción", o simplemente "fraude". Aunque es ampliamente reconocido que la estrategia es importante para la sociedad, las organizaciones y los mercados, los procesos por el que las ideas estratégicas, teorías y modelos influyen en las personas, organizaciones y mercados permanecen bajo estudio mínimo.

¿Cómo son las expectativas afectadas por la crisis económica?

Podemos evaluar el impacto de la crisis financiera del 2008 en el optimismo disposicional de estudiantes universitarios, una medida ampliamente utilizada de expectativas generalizadas para el futuro.

Según un estudio (University of Rochester, University of Pennsylvania, Duke University) de tres grupos de estudiantes, graduados desde 2007 a 2009, encontramos que el optimismo disposicional es un rasgo individual estable y robusto. Nos encontramos que la crisis económica de 2008 se ha enfrentado en estas nuevas generaciones con un optimismo disposicional notable aunque no necesariamente apoyada en conocimientos claros de qué los espera en el futuro...

Un riesgo más sutil, pero pernicioso, es la complacencia, el dejar que todo siga de mal en peor, el sucumbir....


Si bien es cierto que las dimensiones y el probable impacto de la crisis económico-financiera y, sin duda, las soluciones deben ser descubiertas, para una comprensión completa del dilema (o dilemas), el impacto cultural se convierte en sí mismo en un obstáculo tanto para la recuperación como los cambios necesarios. Como planteaba Ustinov, el optimismo es necesario para lograr las iniciativas; el pesimismo y el cinismo como asunto de definiciones retrasa, inhible y hasta mata las ideas.

Para utilizar la imagen de la copa medio llena o medio vacía, quienes quieren ver el desbordamiento, siendo optimistas, tienen (el potencial de lograr) consecuencias de gran alcance. Los mismos hechos, las mismas circunstancias, totalmente diferente disposición.



El futuro es difícil, pero no imposible, y la realidad en sus justos tonos y detalles, es el único escenario (no logramos materializar las ilusiones vanas, las utopías ideológicas ni debemos permitir que las sombras de los temores e inseguridades nos paralicen cuando de moverse se trata). Pero en el camino, habrá problemas, dolor. ¿Vale la pena la insistencia sobre lo inevitable de lo evitable? La respuesta es un sí rotundo. Pero no parece tan obvio cuando debemos empezar la odisea. En cualquier caso, son cuestiones fascinantes como el zarpar a un viaje sin estar completamente seguros de nuestros mapas.

Solíamos tener un sentido real del pragmatismo, siempre haciendo hincapié en las soluciones que mezclan todas las herramientas disponibles. Este espíritu de un mañana que puede ser moldeado, diseñando y planificado, ha estado bajo ataque implacable por ambos extremos del eje político tristemente insípido de la izquierda intolerante hasta la furibunda derecha, de maneras diferentes comparten su pasión por el fracaso inevitable. Si no podemos superar esta ola de furia dogmática, entonces sí, el futuro es sombrío.

En un nivel, puedes entender la causa de la actitud pesimista de hoy. Y en efecto, propuestas económicas a veces pueden traer tantos problemas como los que resuelven. Tenemos que mantener la rendición de cuentas y crítica implacable, constante. La transparencia no es asunto de ética, es mera sobrevivencia y requisito procesal.



Con los ojos abiertos y un montón de buena voluntad, podemos superar este fetiche tonto del cinismo nuestro de cada día. La vil mentira es plantear categóricamente que no hay soluciones. Es el desafío avanzar, proponer, construir, cambiar, creer... El reto es trabajar con un sentido de propósito y no sólo hipnotizados por los cantos de sirenas de los beneficios o ganancias (aguardando hambrientas en los peñascos). Propósito produce ganancias y no al revés. Reinvertimos el dinero, el dinero existe para moverse más allá de los latones (tipo galletas Sultana) que enterramos en modernos escondrijos financieros (tal vez en Suiza, Panamá o las islas Cayman), lo sacamos para construir nuestro propósito, para darle vida útil, no al revés (la verdad inescapable, el dinero ahorrado pierde potencial de crecimiento, en pocas palabras se desgasta, pierde valor, decrece...). De hecho, parece que la mayoría de la gente entiende que sin una actitud optimista, con visión de futuro, innovación y progreso nos movemos a un ritmo lento que no logra escapar del pantanal y el lodo.

Para medir verdaderamente el poder del optimismo, ayuda suponer el contexto de una cultura de pesimismo que no promueve sino que reprime. Una extraña mórbida penumbra.

Puedes entender, repito, la causa de la actitud pesimista de hoy: "Future shock" (incertidumbre crónico ante lo vendidero) es algo muy real. Muchos de nuestros conciudadanos no quieren siquiera pensar en el mañana - una razón más para insistir en los debates. Lo que es, sugiero, importante es reconocer el fetiche del cinismo, el culto al pesimismo, como hasta un manera esnob (elitista) de apartarte de las masas, del vulgo o de la polis: el pesimismo no es tanto un sistema de creencias sino una disposición actitudinal que colorea de tonos sombríos casi cualquier perspectiva, ciertamente hay una cosa como el pesimismo crítico pero es completamente supeditado a la impugnación de la información que resta de manera casi emotiva la credibilidad de los enfoques de los datos. 



El pesimismo no tiene contenido apreciable o crítica inherente, es reacción racionalizada a lo sumo. De hecho, se podría argumentar que el pesimismo general es sólo un tipo de disfunción cognitiva o de conducta reflexiva, algunas de las mismas características del cinismo. Pero el cínico tiene contenido vestigial que se remonta históricamente a la escuela griega del cinismo. Los cínicos originales fueron precursores de los estoicos, criticaban el materialismo (de ahí su desapego por las ciencias y el razonamiento lógico), y tenían la creencia de que el sufrimiento tiene raíces en la cultura del deseo. Las acepciones modernas todavía conservan por lo menos el mismo sabor heterodoxo de la amargura, ese gusto obsesivo por el disgusto y el desprecio solapado de las capacidades de la predicción científica: viven (o subsisten entre gruñidos y constantes quejas), aunque no lo aseveren, condenados al destino. 

Como los conocemos sabemos que hasta ante lo delicioso y apetitoso insisten que algo malo debe haber o esconder...

El humor del pueblo lo retrata fielmente cuando ante el saludo normal de "Buenos días...", el cínico y el pesimista contestan: "¿qué tienen de buenos...???" 

Moraleja de que si insistes en ser infeliz no hay manera de alegrarte.

De modo que el colmo de un cinico es ser realista si partimos de la premisa que la realidad entreteje tanto avances como fracasos, y que ciertamente los fracasos debidamente interpretados abren las puertas a un futuro logro. Igual el colmo del pesimista es tener que aceptar dichos logros como muestras o evidencias de los adelantos del optimismo realista.

En todo caso se impone crear las agendas a base de proyecciones realistas y necesidades medidas por los datos y darse a la tarea.

Es agenda de urgencia el propulsar la creación de nuevas empresas de todos los tamaños, desde la microempresa, la empresa familiar, la empresa comunitaria hasta valientes esfuerzos de emplazamientos corporativos a mayor escala. Es agenda de urgencia resembrar, diversificar y proveer alternativas agrícolas y alimentarias mediante fincas artesanales, empresas agropecuarias y valientes propuestas de empresas agrarias. Es agenda de urgencia realambrar, potenciar mediante sistemas fotovoltaicos a distintos niveles, masificar y liberar la red cibernética, activar sistemas de retención de agua de lluvia a todos los niveles e independizar a la isla de la esclavitud energética. Agendas urgentes que todas requieren compromiso, oportunidades facilitadoras y sentido de propósito: referencia directa al optimismo aplicado como fuerza pragmática. 

Así que levamos ancla, atentos al horizonte, saboreando el viento salado debemos fijar el propósito impulsando creer en nuestras empresas, en nuestra gente y enfocados en la sustentabilidad como botín, pero para mí, primero es propósito, brújula y compás para encarar incertidumbres...



Permita hablar sobre qué es confianza y lo que no es, y cómo un sentido de propósito y de confianza hace la diferencia. Nuestros mayores recursos son nuestra gente. Gente que debemos valorar y desarrollar con una intensidad apasionada, motivación, educación de calidad y buen ejemplo. Sobre todo, en estos terribles momentos más que nunca, necesitamos construir un ambiente de confianza adecuada. Nuestra gente tiene todo el talento, inteligencia y capacidad necesaria para producir los éxitos que necesitamos para avanzar hacia una nueva economía, necesitamos ideas, creatividad, entusiasmo, iniciativas, resumo en precisamente ese concepto fundamental de la confianza.

¿Cómo desarrollar verdadera confianza? La primera etapa de verdadera confianza es saber que podemos aprender a través de muchas cosas, incluyendo las fallas, sin errores no habría ciencias naturales, precisamente de eso se trata, de hacer ajustes, recalibraciones, reformas y alternativas. En las variables y sus misterios se encuentra el arte. La verdadera confianza es abrazar el optimismo, incluso frente a grandes dificultades. Esperanza es la única respuesta y no es sentarse a esperar a Godot sino salir a buscarlo aunque no sepamos por dónde anda ni que aventuras esperan en el viaje. 

Investigaciones han demostrado que creemos que gente cínica y negativa es más inteligente que los optimistas pero simplemente no es verdad. De hecho la imaginación y la creatividad surgen del optimismo pero languidecen y agonizan bajo el asedio del pesimismo. Es el propósito; y las posibilidades que nacen de la necesidad, y ante la necesidad y los retos las rutas son la imaginación y la creatividad lo que nos hará una nación de solucionadores de problemas en lugar de agriados sin futuro.  Horizontes. Algunos desafortunados caminan mirando justo por delante de sus pies – es difícil conseguir un sentido de posibilidad de esa forma y ver delante de ti. Otros, quizás la mayoría de nosotros, vamos viendo hacia adelante y ligeramente abajo y pasamos la vida caminando bastante bien aunque nos demos uno que otro tropiezo o resbalón. Se trata de tener visión. Cuando logramos ver con propósito es cuando logramos grandes cosas, y salir del atolladero es una gran cosa.



Propósito ofrece la posibilidad de construir organizaciones verdaderamente importantes y lo que diferencia a la gente; irónicamente tal vez de hecho es lo que hace ganar dinero también. Los miles de experimentos por lograr la bombilla eléctrica que fracasaron fueron la ruta del mundo moderno de la tecnología.

Las dos etapas finales en verdadera confianza son, en primer lugar, coraje y en segundo lugar actuar inspirado. 

Extrañamente van de la mano. 

Nunca podemos avanzar sin la determinación y el coraje de actuar. También necesitamos seguir actuando y haciendo lo que valga la pena. Nada empieza perfecto. Valor es actuar cuando tememos, no cuando estamos sin miedo.

Enfrentado a la peor adversidad y el desastre, Winston Churchill proclama que el pesimista ve dificultades en cada oportunidad mientras el optimista ve oportunidades en cada dificultad. Escoge. 

Tenemos grandes desafíos, que se exponen en cualquier plan de desarrollo nacional. Ellos son: 
La creación de puestos de trabajo y medios de ampliar la infraestructura; 
la transición a una economía sustentable; 
la transformación de los espacios urbanos y rurales; 
mejorar la educación y la formación vocacional; 
proporcionar atención médica de calidad; 
luchar contra la corrupción y mejorar la rendición de cuentas; 
en fin el viaje es incierto, los mapas inseguros pero es la ruta a la transformación y la unión de todas las personas sin prejuicios, discrímenes ni arbitrariedades, incluyendo a los puertorriqueños que viven en el extranjero y en los Estados Unidos. 

Los optimistas hacemos limonada con los limones y vemos el vaso medio lleno. Es una cualidad admirable: la más reciente investigación muestra que el temple de una disposición positiva con una pequeña dosis de realismo es la mejor manera de aumentar la resiliencia y lograr metas. 

El cálculo es la matemática del cambio y el movimiento. Si bien la capacitación en el cálculo es, sin duda, valiosa en la economía, el optimismo, que es la confianza en los cambios y movimientos, es igual de importante en la economía.



Leibniz dijo:

“El ser perfecto, en virtud de su perfección misma, debe crear el mejor de los mundos posibles, por lo cual se entiende aquel mundo que contiene el máximo de realidad, el máximo de esencia. Porque todos los posibles mundos son composibles, es decir compatibles entre si. Hay una infinidad de mundos posibles, compatibles y, entre tantos, necesariamente uno debe contener una materia más rica y mejor organizada."

Hay una idea muy arraigada en Leibniz y que ha sido muchas veces comentada -en general entendida muy mal, superficialmente, decir que el mundo es el mejor de los posibles.

Es posible todo lo que no es francamente e insosteniblemente contradictorio; por ejemplo, un círculo cuadrado es imposible porque justamente hay contradicción entre la circularidad y el cuadrado. Son posibles, diría Leibniz, como posibilidad abstracta, pero no real, no son composibles: es decir, por ejemplo, que aunque existen en la mitología y la literatura (y hubo siglos de gente que juraban que eran reales) no puede haber un organismo que sea mujer y pez, o hombre y caballo... no hay posibilidad real, una posibilidad concreta, y así mismo no hay mundo óptimo, no hay paraiso en la Tierra; sino lo mejor de lo posible, el que tiene mayor grado de perfección posible, tomando la realidad en conjunto como premisa, lo cual es plantear que sea lo más perfecto dentro del conocimiento pleno de que nunca va ser enteramente perfecto.

Por ahora en lo que ensayas ser optimista, 
sonreir ante la adversidad y hasta feliz, 
recomiendo esta tonada (*) pegajosa:
"Happy"