TRANSICIONES ENERGÉTICAS Y COLONIALISMO
¿Qué nos dice la historia sobre las transiciones energéticas?
La premisa simple e indudable: tierras libres donde los nativos vivían pescando, cazando y cultivando para cubrir sus necesidades fueron esclavizadas y sus tierras colonizadas para producir riquezas para países extranjeros.
¿Qué nos dicen las transiciones energéticas sobre la historia del colonialismo?
Son las historias entrecruzadas de colonias que se vieron obligadas a transformar sus recursos en energía para la producción de riqueza para los colonizadores.
Los aspectos sociales a menudo se dejan fuera de las discusiones sobre las transiciones energéticas, que a menudo están dominadas por narrativas económicas, de ingeniería o científicas.
Colonialismo energético. El concepto de colonialismo energético se convirtió en un tema destacado cuando el director de Power Shift Africa y famoso activista, Mohamed Adow, acusó a las naciones europeas de practicar el colonialismo energético.
El colonialismo energético se define como una situación en la que países y empresas extranjeras utilizan tierras y recursos pertenecientes a otro país para generar energía para sus propios beneficios y ganancias.
En el siglo XXI se necesita una transición en la que las fuentes de energía utilizadas masivamente en los últimos dos siglos ya no estarán disponibles. Al mismo tiempo, esta crisis exacerba los conflictos socioambientales y económicos.
En este sentido, existe un debate abierto sobre las energías renovables debido a la problemática y los impactos ambientales que generan los combustibles fósiles en el medio ambiente.
En tiempos de crisis como los que vivimos, si nos tomamos en serio ir más allá de los combustibles fósiles, es crucial examinar de cerca los vínculos entre los combustibles fósiles y la economía, y abordar las relaciones de poder y las jerarquías del sistema energético. Estas relaciones tienen sus raíces en legados coloniales, así como en prácticas de despojo y saqueo.
Cuando hablamos de energía en el imaginario popular, hablamos de recursos. La modalidad de control y saqueo de estos recursos se denomina extractivismo tal vez por surgir inicialmente de extraer oro y otros metales además de piedras preciosas de gran valor para el mercado europeo.
Se puso en marcha en 1492 con la conquista de las Américas y se estructura a través del colonialismo, la esclavitud, la explotación y la pura violencia. Continúa hoy con el desarrollo del colonismo energético.
Llamemos a las cosas por su nombre: es la versión energética del colonialismo. Y el problema es que los ricos una vez más nos dicen que sigamos siendo pobres, y nuevamente debemos someternos a sus esquemas de avaricia.
Esta situación ha sido impuesta y moldeada por el colonialismo y los intentos de romper hasta ahora han sido derrotados por nuevas herramientas de subyugación: deudas paralizantes, la religión del “libre mercado/comercio”, programas de ajuste estructural (como la Junta de Control Fiscal), entre otros.
Estas herramientas de dominación no solo encierran a los países en un modelo económico con objetivos externos, respondiendo a las demandas de los países ricos y las corporaciones extranjeras, sino que también limitan el espacio político para tomar decisiones soberanas, como alejarse de los combustibles fósiles y desarrollar un sistema energético equitativo.
Lo hizo Francia con Total en Argelia: Desplazar costos de una industria destructiva es una estrategia del capital en la que el racismo ambiental se une al colonialismo energético insertando a un pueblo en una posición subordinada con una división del trabajo profundamente injusta: por un lado, proveedores de un reservorio de mano de obra barata, y por otro como mercado cautivo.
Una transición verde y justa debe transformar y descolonizar fundamentalmente nuestro sistema económico de lo que no es apto para el propósito de la justicia ambiental a nivel social, ecológico e incluso biológico.
Necesitamos romper con la lógica colonialista y racializada (así como de género) de los sistemas energéticos que, si no se cuestionan, solo generan un nuevo extractivismo y explotación (de la naturaleza y el trabajo).
Todas y cada una de las conversaciones sobre la transición verde y la sostenibilidad deben romper con la fachada retórica de los esquemas coloniales de saqueo y dominación.
Pachi Ortizfeliciano.
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