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"Duermete niño, duermete ya, que viene el cuco y te comerá..."
Todos sabemos del Cuco, el monstruo mitológico del cual los padres advirtieron para asustarnos y para hacernos que hagamos su voluntad. Hay quienes en un curioso desdoble de los prejuicios raciales han creído que dicho personaje tenebroso proviene de nuestros antepasados africanos ya que "suena africano". Tal vez sorprende saber que de donde llega es de un personaje europeo. El mito se originó en Portugal y Galicia. Según la Real Academia Española el "coco" se deriva de la lengua portuguesa, y se refiere a un fantasma con cabeza de calabaza. La leyenda del Cuco es ampliamente utilizada por los padres en España y Latinoamérica para hacer que sus niños vayan a dormir.
Este mecanismo tan simple es lo que podemos llamar un método disuasivo a diferencia de un persuasivo que es convencer.
Disuadir. Inducir, mover a alguien con razones a mudar de dictamen o a desistir de un propósito.
Todos sabemos qué ocurre con el Cuco una vez los niños se convencen que no existe y por otra lado el sistema requiere que le instales en los valores y creencias del menor ese conjunto temible de imágenes que se concretan en el personaje.
Anoche (Mensaje al Estado del Gobernador) escuchamos un replanteamiento del sistema del Cuco en el contexto de las necesidades que tenemos como pueblo de enfrentar la realidad de la violencia y la delincuencia. El Cuco "moderno" es eliminar el derecho a la fianza que ha de atemorizar a los propuestos asesinos de manera tal que se inhiban de llevar a cabo su fechoría. Este replanteamiento no es enteramente novel ya que hemos escuchado y atestiguado una serie prolongada de medidas "disuasivas" cada vez que el fracaso del sistema de justicia ante las estadísticas de criminalidad "inspira" a algún legislador y propone valientemente subir las penas de tal o cuales delitos. Sin embargo, el patrón de conducta delictiva sigue en aumento aunque debo reconocer que el "carjacking" parece haber sido impactado por el hecho de que se extendió jurisdiccionalmente a la esfera federal conjuntamente con una pena significativa.
Sobre el tema de la fianza confío que muchos excelentes comentaristas, abogados y profesores de Derecho nos han de brindar todos los argumentos y ángulos doctrinales. No pienso tratar ese aspecto que reconozco es de urgencia y fundamental.
Por mi parte me interesa hablar del asunto desde otra perspectiva: reformular el derecho de fianza como asunto de método de lograr cambios en patrones de conducta, es o no es realmente efectivo.
Toda disuasión (hasta en el contexto militar) es una estrategia que intenta desalentar acciones o amenazas. Se define la disuasión como: "estrategia y acciones que influencian la inhibición en la naturaleza de conductas futuras." El proponente se supone que puede ejercer tal influencia en la conducta de los sujetos-objetivos y mediante sus programas de investigación, verificar el desarrollo de dicho programa. Dada la disponibilidad de la tecnología avanzada y sistemas, la disuasión también requiere experimentar con conceptos operacionales revolucionarios, capacidades de organización y el desarrollo de una cultura que sin embargo por su naturaleza contiene un elemento alto de riesgos. Para tener un efecto disuasivo, la combinación de actividad técnica, experimental y operacional tiene que tener un foco estratégico claro. Nuevos procesos y esquemas de organizaciones son necesarios para proporcionar este foco.
La estrategia social como tema nunca ha sido particularmente realista. Esto significa que si usted intenta entender el realismo subyacente de una estrategia se ha de topar con niveles de suposiciones teóricas. Si usted intenta criticar una estrategia el ejercicio realista puede ser de gran ayuda. Se ha presumido que la ciencia de la disuasión es en gran parte un tema cuantitativo. Manteniendo niveles altos de imágenes o influencias en números relativamente elevados se asume que eventualmente logre resultados deseados, seguramente esto es un eufemismo para justificar la represión y la opresión oficializada.
Si la disuasión se deriva más de números, de infraestructura, y de políticas que de enfoques técnicos de sistemas sociales como el trabajo en las comunidades es meramente el Cuco aplicado. Las críticas principales de la disuasión en la literatura estratégica se centran en su naturaleza altamente ambigua, especialmente en lo referente a su operación. Se ha discutido que la disuasión no se traduce realmente a una estructura y doctrina apropiada de ley: de no haber resultados requiere mayores niveles de represión, menos derechos civiles, eventualmente arrestos y juicios sin debido proceso. Hay un buen elemento de verdad en eso, pero ese enfoque (del Cuco) tiende a ver la disuasión de una manera demasiado discreta.
La disuasión como parte integrante de una estrategia integrada por procesos culturales en las comunidades supera la negación implícita en dicho ejercicio. Debe ser analizada como tal. La estrategia de la disuasión trabaja en conjunto con el proceso educativo e informativo que al sumarse logra alterar el impulso delictivo de eso si hay volúmenes de data y estudios empíricos que se fortalecen con el sistema educativo.
Sin embargo por si solo primero requiere que el sujeto-objetivo sepa -digamos en el caso que nos ocupa- que ha habido cambios en los derechos a fianza (lo cual es una presunción bastante irreal); segundo, requiere que exista en la mente del sujeto-objetivo una clara noción de que va a cometer tales acciones (en el caso sugerido cometer asesinato premeditado lo que es tal vez una limitación muy seria de las definiciones); y tercero, es absolutamente incompatible con los niveles bajos de imputabilidad lo cual puede redundar hasta en peores consecuencias (eliminación violenta de testigos, propuestas criminales con mayor grado de sofisticación táctica cuasi-militar -parecido a lo que ocurre en las regiones dominadas por organizaciones criminales en México donde se llevan a cabo batallas a gran escala con narcos fuertemente armados hasta con recursos de artillería liviana y uso de explosivos/bombas).
Como se dice en la calle cuando "está dañao, el tipo no piensa y va pa' encima comoquiera..." ¿Cómo funciona el disuasivo en estos estados alterados como en muertes por venganzas, vendettas, eventos de violencia de género, etc. ??? Simplemente es inpertinente. ¿Cómo funciona en escenarios de muertes por contrato o de luchas de punto/ territorio...??? Simplemente es inpertinente. No funciona, nada.
Los realistas basan sus objeciones en el expediente empírico. Una política de disuasión, dentro del modelo de equilibrio de fuerzas, puede animar cambios de conducta social pero dejado por si sola a su suerte redunda en seguir aumentando la población penal de delincuentes a nivel de soldados rasos.
Esto aumenta la tensión social y significa que es, en última instancia, autodestructiva desde un punto de vista de la seguridad pues afecta negativamente la estabilidad de familias y comunidades. Por supuesto la disuasión es especialmente autodestructiva para una administración que desatiende la economía doméstica.
Si, sin embargo, el propósito de la política de seguridad es mantener superioridad estratégica de modo que pueda actuar como protector sin importar la estabilidad, tal vez la disuasión sea una política que tiene cierto limitado sentido. Pero observe que la mayoría de los aspectos de dicha postura -uso de fuerza y presencia numérica de efectivos- realmente no son elementos de disuasión y este efecto es si acaso un subproducto de decisiones tomadas por otras razones digamos cuasi-militares. Este planteamiento tiende a estar en armonía con visiones clasistas de la política pública a ver, se crean zonas seguras, comunidades fortalecidas y vigiladas, y el patrullaje se intensifica en ciertas áreas donde vive "la gente buena".
Vemos en la ciudad de Nueva York como las estrategias policiales han generado y de hecho han instaurado un reinado de terror que se nutre de las violaciones frecuentes de derechos ciudadanos. El infamoso "stop and frisk" que tiende a ser enteramente racista y prejuiciado hacia los sectores de clases menos aventajadas al grado que digamos los "homeless" son para todos los efectos reales seres humanos sin derechos.
Analizando el poder de la semántica: el lenguaje de la disuasión. El gobierno está hablando el idioma de la disuasión, ellos proponen "cambiar las reglas del juego" para demostrar un poder indiscutible que obligue a cualquier agresor potencial a considerar su conducta dos veces. Esto tiene muchas implicaciones, comenzando con la incompatibilidad fundamental entre la política democrática y el uso de medios extremos, aun así las materias implicadas son hasta un poco más complicadas.
La base social amplia implica la presencia de ciudadanos comunes, que es muy probable que se conviertan en "daños colaterales", comunidades asediadas y zonas en las que en ciertos espacios operan bajo otros códigos sociales (no hay suficientes policías para cada calle y cada esquina). Aquí es adonde el lenguaje de la disuasión empieza a tener resultados negativos. Los errores también tienen un significado en el idioma de la disuasión. El mensaje es "cambia o pierde tu vida" ya que los efectivos policiales saben que dicho sospechoso no tiene digamos protecciones constitucionales. Los casos que hemos visto de personas imputadas por delitos violentos que no cometieron se pueden convertir en terreno fértil para tanto los prejuicios raciales, los estereotipos sociales y el 'dispara primero y pregunta después'. Debemos ser cuidadosos porque podemos olvidar nuestra prioridad fundamental: no tener víctimas inocentes en absoluto.
Lo cierto es que hay otro aspecto en este asunto y es económico, las actuales políticas en el área de la seguridad son un negocio multimillonario (se advierte que en los estudios económicos de la isla es de los sectores que más ha crecido como actividad productiva): la industria carcelaria es una empresa multimillonaria, que ha sido privatizada porque deja ganancias desde el punto de vista económico. Ninguna solución duradera vendrá en un futuro próximo mientras se invierta más en encarcelar gente que en educarlos. Simplemente es realmente difícil de aceptar como lógica en términos de unilateralismo contraproducente.
Todos queremos paz con cierta dignidad. Sabemos la clase de respuesta que el idioma de la disuasión produce: más presos por más tiempo. Se puede justificar solamente a través del doble estándar entre "lo(s) bueno(s)" y "lo(s) malo(s)" que suele ser un criterio enraizado en los prejuicios, el discrimen y la ausencia de análisis científico. Éste es el razonamiento que exacerba el odio. Líderes que parecen estar convencidos de llevar una "santa" guerra, una cruzada moralista no pueden realmente buscar juicios realistas para basar sus argumentos. Promueven una versión contemporánea de totalitarismo. Esto tiene muchas implicaciones, comenzando con la incompatibilidad fundamental entre la política democrática y el idioma de los Derechos civiles.
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Nota de salida.- Recomiendo que observes el concepto llamado apoderamiento o empoderamiento ("empowerment") en contraste con lo que hemos planteado, a saber: una propuesta de práctica social ("praxis") basado en compartir la información, recompensas, y el poder decisional con los ciudadanos de modo que puedan tomar iniciativas y decisiones para solucionar problemas y mejorar servicios y el funcionamiento de la comunidad. Se basa en la idea que dando a ciudadanos habilidades, recursos, autoridad, oportunidad, motivación, también incentivándolos a llevar a cabo responsabilidades se sienten autores de los resultados de sus acciones, y contribuirán a su capacidad y satisfacción.
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