
Introducción.
La conmemoración del Grito de Lares es, antes que otra cosa, tradición viva y compromiso militante dentro del proceso social de los independentistas. De hecho una de las instancias en que se ordena el arresto de Albizu Campos es que un discurso durante dicha fecha viola las condiciones opresivas de la Ley de la Mordaza.
En este compendio queremos regresar a los eventos originarios y plantear someramente las causas y razones que dan vida a este movimiento. Suponemos de entrada que muchas de esas razones se refieren directa o indirectamente a las circunstancias actuales que vivimos en la isla.
La lucha libertaria en Puerto Rico: primeras manifestaciones e inicios.
Puerto Rico tuvo sus movimientos precursores emancipadores casi desde los inicios de su desarrollo colonial. La rebelión de los vecinos de San Germán, Ponce y Coamo de 1702-1711, desacataron al Gobierno y afirmaron la autoridad de los cabildos.

Desde 1795, el sistema esclavista comenzó a ser desafiado por los esclavos en el modelo de las revoluciones raciales de afirmación africana de Haití. En 1797, aparecieron unos pasquines clandestinos en la capital. En ellos se hablaba de la independencia y de los "hermanos caraqueños" como aliados en la misma causa. La primera expresión del separatismo criollo también había mostrado sus señas.
A comienzos del siglo XIX, en la coyuntura histórica de la invasión y ocupación de España por parte de la Francia del emperador Napoleón Bonaparte, en Puerto Rico se organizó un movimiento revolucionario con sede en la Villa de San Germán, encabezado por la élite criolla, para lograr la independencia. La llegada de tropas de España y la represión del liderato frustraron ese intento. Hubo otras tentativas revolucionarias en 1823 y en 1838.
Las rebeliones de esclavos eran frecuentes, especialmente las de las haciendas azucareras de Toa Baja, en 1843. Temeroso de que se siguiera el camino de los esclavos de Martinica, que se habían sublevado en esos años, el Gobernador de Puerto Rico promulgó en 1848 un Código Negro, que acentuó la represión.

Puerto Rico en el siglo XIX.
Durante la primera mitad del siglo XIX Puerto Rico se convirtió en una colonia azucarera de importancia mundial. Para entonces Cuba y Puerto Rico eran los últimos bastiones de España en América. A lo largo del siglo XIX, los puertorriqueños se agruparon en varias tendencias políticas: la conservadora, sostenedora de la dominación española; la reformista, que promovía el gobierno con mayor participación criolla y cambios económicos favorables a la Isla; y la independentista, que luchaba por la soberanía plena puertorriqueña.
El 4 de mayo de 1809 se celebran en Puerto Rico las primeras elecciones de su historia para escoger un diputado que representara a la Isla en la Junta de Gobierno del Reino. Saldrá electo Ramón Power y Giralt quien en 1812 llegará a ser primer vicepresidente de las Cortes de Cádiz. En esta época las tendencias políticas en la Isla, que no eran partidos ya que éstos no se formaron hasta la decada del 70, eran: el liberalismo que promovía para la Isla un gobierno propio con las mismas prerrogativas políticas y económicas que cualquier provincia española y por ende ser una de ellas, el conservadurismo que defendía el status de administración colonial de siempre con los destinos regidos totalmente desde la Madre Patria y el separatismo que, siguiendo el ejemplo dado por otras colonias, optaba por la soberanía.

Desde 1809 hasta 1836 predomina en las elecciones la tendencia liberal y sus candidatos representarán a la Isla en las cortes españolas.
Entre 1815 y 1837, se afirmó el absolutismo en España. A pesar de los retornos al orden constitucional de 1821-1822 y de 1837, el autoritarismo monárquico se hizo de un espacio firme en el orden español liquidando las posibilidades de un régimen liberal para las islas. Aquellos fueron también años de maduración de la primera generación de separatistas puertorriqueños de origen criollo y de afirmación de un abolicionismo de raíces afro-puertorriqueñas en este territorio. En 1837, se cerró aquel ciclo de reformas y cambios tras la segunda caída del liberalismo en la península.
Desde 1837 hasta 1869 las provincias de ultramar se regirán por un régimen especial sin representación en Cortes. Los independentistas, son una tendencia en incremento por el problema de la esclavitud tras la abolición en los Estados Unidos en 1865, la esclavitud continuaba siendo legal únicamente en Brasil, Cuba y Puerto Rico. En 1869 vuelven las elecciones para represantantes a Cortes y entre ese año y el de 1873 se dividirán los cargos entre liberales y conservadores.

En 1866-67, los comisionados liberales reformistas e independentistas José Julián Acosta, Francisco Mariano Quiñones y Segundo Ruiz Belvis denunciaron el despotismo colonial y formularon peticiones de consenso económicas: libertad de comercio, y fomento agrícola industrial; sociales: abolición de la esclavitud y del sistema de la libreta de jornaleros; y políticas: descentralización administrativa y mayor gobierno propio ante una Junta Informativa de Madrid.
El gobierno imperial ignoró las demandas, incumplió las viejas promesas de “Leyes Especiales” de carácter autonómico (la promesa de que las islas serían gobernadas por Leyes Especiales en atención a sus diferencias nunca se cumplió), impuso mayores impuestos a la colonia y el Gobernador español, usando de pretexto un motín de soldados en junio de 1867, ordenó el arresto de prominentes liberales.

Entre las causas que motivaron esta revuelta (el Grito de Lares) se cuentan la indiferencia del gobierno peninsular a las demandas de reforma de los puertorriqueños… [e]n lugar de mostrarse conciliador, intentaba resolver la situación con mayor represión, destierros y cárcel.
La situación social era aun peor que la política. Los puertorriqueños eran discriminados, no teniendo acceso a cargos en el gobierno.

La población de la Isla -en su mayoría, jornaleros, esclavos negros y hacendados de la montaña- estaban muy descontentos con el Régimen de la Libreta. Este sistema regulador les permitía a los patronos utilizar directrices más severas de trabajo. Si algún miembro de la población desafiaba la autoridad o no cumplía con la ley, se castigaba con severidad.
La tensión que el Gobierno había creado causó gran malestar.
En cuanto a los trabajadores, estos se hallaban económicamente explotados y no disfrutaban de sus derechos políticos, sociales y laborales…. [e]n el plano laboral las huelgas estaban prohibidas y se consideraban ilegales, y el despido era una institución aceptada por la administración colonial, por lo cual, los hacendados comúnmente hacían despidos arbitrarios de sus trabajadores jornaleros, o de sus peones o agregados,
Tarde en la noche del 23 de septiembre, ante el ejército rebelde de alrededor de seiscientos hombres congregados en su hacienda, el general Manuel Rojas…[e]n su discurso revolucionario, como ha documentado la historiadora Olga Jiménez, … “se dirigió a las tropas que estaban afuera y les habló… las contribuciones exorbitantes, de la corrupción de los funcionarios y del deber de ponerle fin a tal régimen de tiranía”.

Vemos que los anhelos libertarios venían acompañados ( y precedidos) por profundos deseos de reinvindicaciones económicas.
Los peones en esta situación se exponían a una triple explotación:
1) debían pagar al hacendado altos intereses usurarios por el préstamo que se les había otorgado, lo cual representaba una obligación financiera del peón ante su patrono;
2) al peón establecerse con su familia en las tierras de su amo, sí la tenía alojada en un bohío próximo a la vivienda del hacendado, éste periódicamente empleaba al trabajador o a su mujer, en distintos oficios u ocupaciones de su finca, es decir, en diversas labores fuera de su jornada obligatoria de trabajo en el cafetal, o usándolo como mandadero, o aprovechándose gratuitamente del trabajo de los hijos y de la mujer del agregado, que era empleaba casi siempre en los oficios domésticos de la vivienda del hacendado; y,
3) la explotación que afectaba al “agregao” en el desempeño de sus funciones de peón o jornalero, en sus rutinarias labores propias del trabajo de campo: podas regulares de los árboles, desyerbo, recolección de café, etc.

Salud, hambre y muertes.
Como sabemos la realidad social tiene implicaciones directas en la calidad de la vida de las comunidades afectadas. Sin embargo no tenemos que deducir ni imaginarnos las condiciones de salubridad y alimentos de los pobres boricuas del siglo XIX ya que ha habido esclarecedores e impactantes estudios en esos temas.
El investigador Fernando Picó en sus estudios escogió una muestra al azar de las defunciones ocurridas en Utuado durante los primeros tres días del mes de julio del año 1882, e hizo un registro de las causas de estas defunciones… cinco de los difuntos eran jornaleros, y murieron a causa de anemia, quienes tenían una edad promedio de 35 años. La anemia estaba determinada por la excesiva frugalidad de la comida del jíbaro jornalero, determinada por los bajos niveles saláriales existentes para entonces… De 1850 a 1890 imperan en el campo puertorriqueño unas condiciones de vida horribles, el hambre y la muerte estuvieron por doquier, y la población trabajadora, esclava y libre, vivía en medio de la pobreza extrema. Eran tiempos de profunda miseria material.
En 1887 menos del 20 por ciento de la población insular estaba alfabetizada, por lo tanto, más del 80 por ciento de la población de Puerto Rico no sabía leer ni escribir, y a fines de siglo, en 1890, "más de la mitad de los niños bautizados habían nacido fuera de matrimonio".

Un censo de 1860 contabilizó una población de 583.308, de los cuales 300.406 (51,5%) eran blancos y 282.775 (48,5%) eran personas de color, el último rubro incluía a las personas de herencia principalmente africana, (estudios recientes revelan que la descendencia taína se mezcla con la población general) mulatos y mestizos. La mayoría de la población de Puerto Rico vivía en situación de pobreza extrema.
La mayor parte de la población puertorriqueña a lo largo del siglo XIX sufrió las consecuencias de una severa desnutrición…
La novela puertorriqueña 'La Charca' del Dr. Manuel Zeno Gandía aunque publicada a finales del siglo XIX muestra mediante sus descripciones detalladas las condiciones precarias y enfermizas de la población campesina durante ese siglo. 'La Charca', que salió en 1894, detalla de manera impactante y conmovedora las condiciones pésimas en que vive el campesinado boricua. Veamos un pasaje que ilustra no solamente la situación imperante sino el dilema moral que dichas circunstancias necesariamente provocaban y debo añadir provocan todavía:

“Ante los males colectivos, ¿qué debían hacer los hombres de espíritu cultivado?, ¿qué debían hacer aquellos que con claridad de juicio reconocían la existencia del mal? Y entonces los dos sistemas forcejeaban en brutal pugilato. De un lado, el ideal: suprimir la propia personalidad; entregarse al análisis; buscar los bálsamos; clamar por el bien de todos; impulsar la ola política para escalar la orilla filosófica y fecundar la margen social; producir el campaneo de la publicidad, vociferar el dolor sentido para que lo conozca la sabiduría del siglo; llegar, si fuese necesario, al sacrificio personal ante el ara santa del bien de todos, ante el altar de la madre tierra en que se nace. De otro lado, lo práctico: pasar indiferentes; mirar o no mirar; volver la cara siempre: aplicarse al bien propio; ser epicúreo; puesto que la vida necesita de pan, cuidar con esmero que las inclemencias externas no apaguen la hornada; puesto que el espíritu tiene aspiraciones, entregarse al águila que a ellas con más rapidez conduzca; puesto que el sacrificio por lo demás lleva consigo el suplicio propio, el abandono en el dolor, el hambre para los hijos, el olvido del bien realizado y es, a la vez, viento huracanado que desparrama simientes de ingratitud y perfidia; puesto que tan profunda perturbación de la vida íntima viene como corolario del redentorismo... impere norabuena el adusto dios del egoísmo; guárdese silencio y déjese al miasma que trabaje incansable, aumentando con venenosos sedimentos la inmensa charca de la podredumbre social, y véndanse las almas y las conciencias..”
Tomado del primer capítulo de ’La Charca’ de Zeno Gandía.
Surge la pequeña burguesía criolla y sus manejos del sistema para beneficiar sus intereses como sector de clase.
Temprano en el siglo XIX ciudades como San Juan, Ponce y Mayagüez comenzaron a jugar un papel protagónico en el desarrollo de una economía nacional. Su prosperidad se debió, en buena medida, a sus puertos marítimos. Los grandes comerciantes de las zonas urbanas se convirtieron en el sector económico más poderoso del país… En gran medida, el subdesarrollo del sistema financiero durante el siglo XIX se debió a la oposición de los comerciantes al establecimiento de bancos formales pues esto afectaría una de sus actividades más lucrativas (los grandes comnercios monopolizaban el crédito para sus fines exclusivos y no existen fuentes de inversión para el desarrollo social): este desarrollo tardío de la banca como recurso financiero ha sido señalado en estudios históricos como razón principal del descalabro del sector agrícola y del endeudamiento masivo, léase pobreza y miseria de los trabajadores, todo en beneficio de los intereses comerciales que se consolidan con el apoyo del sistema colonial.

En la red y en la literatura existen una gran cantidad de recuentos de los hechos del Grito de Lares, para efecto de esta propuesta cito:
"El punto de reunión para la rebelión del Grito de Lares fue en una hacienda en el barrio Pezuela, en Lares. El propietario de este lugar era Manuel Rojas, un hacendado venezolano. De allí partieron cientos de personas hacia el pueblo. Algunos llevaban fusiles y revólveres; otros, sólo sus machetes de trabajo. A este grupo se le unieron otros ciudadanos provenientes del pueblo de Adjuntas. Se estima que habían más de 600 personas en esta conspiración. Por la noche, hacendados, algunos propietarios, jornaleros, esclavos y personas de diversos oficios tomaron por la fuerza el pueblo de Lares. En el ayuntamiento de Lares declararon la República de Puerto Rico, luego de capturar a los seguidores del régimen español, remover los símbolos de la monarquía y colocar la bandera de la República -hoy, la bandera de Lares.
Al mismo tiempo, los rebeldes se dirigieron a San Sebastián del Pepino para continuar su lucha. Pero cuando llegaron allí, los esperaban las milicias urbanas. Bajo el liderato de Manuel Rojas, los insurrectos lucharon hasta llegar a la iglesia del pueblo. Desde los balcones y el interior de las casas, enfrentaron la resistencia de la milicia. Los revolucionarios fueron derrotados, pero mantuvieron la esperanza de que el grito de independencia se propagara por toda la Isla.

En Lares, muchos esperaron por refuerzos. Betances se suponía que llegara a la Isla con hombres y armas para unirse a la Revolución. La espera fue en vano, pues a Betances lo habían detenido en Santo Domingo, y las armas fueron confiscadas. Los demás habitantes de la Isla tampoco se unieron al clamor de independencia del Grito de Lares.
La reacción española
Como el Gobierno español estaba sobre aviso, reaccionó con rapidez a esta revuelta y arrinconó a los rebeldes en pocas horas. Los rebeldes, por su parte, huyeron a esconderse en las montañas del oeste.
En el corto tiempo que duró, la República de Puerto Rico tuvo como presidente a Francisco Ramírez. El gabinete de este Gobierno estaba constituido por Aurelio Méndez, Clemente Millán, Federico Valencia y Bernabé Pol. A ellos se les sumaban ocho comandantes militares. Todos fueron parte de un Gobierno de sólo horas de duración.
En España se había llevado a cabo la Revolución gloriosa seis días antes. Los líderes de esta revolución compartían con los rebeldes su descontento con la monarquía de Isabel II. Por esta razón, a pesar de que los cientos de rebeldes apresados fueron sometidos a grandes abusos, el Gobierno provisional en España les otorgó la amnistía. Las condenas a muerte se conmutaron por la prisión."
Tomado de
http://pr.kalipedia.com/historia-puertorico/tema/epoca-colonial/lucha.html?x=20080803klphishpr_35.Kes&ap=1
Podemos concluir que el Grito de Lares es definitivamente fruto de un sentimiento político nacionalista emergente, de la gesta patriótica de unos puertorriqueños que ofrendaron sus vidas por unos ideales de futuro pero, sin dudas, también es produucto del malestar generalizado con la situación económica, social y del sistema de justicia en la isla.
(Recomiendo leer nota de César A. Rosado Ramos que aparece en los comentarios.)
Ejercicio propuesto: Del Grito de Lares al Grito de Puerto Rico.
Si nos fijamos la gran mayoría de los problemas que aquejaban a la isla se reproducen o repiten en estos tiempos. Los factores que justificaban el enorme descontento: pobreza, opresión de los trabajadores, crisis en el sistema de salud, despidos injustos, crisis en el sistema educativo, en fin la insensibilidad del gobierno en atender los reclamos del pueblo siguen vigentes.

En el siglo XIX la colonia esperaba por el Situado Mejicano para malgastarlo y beneficiar a la emergente clase pequeña burguesa mientras mantenía el injusto sistema de las libretas de jornaleros, luego (1810) al terminarse (el Situado) y tras un fallido ejercicio reformista (Real Cédula de Gracias en 1815) el absolutismo, la corrupción gubernamental y la avaricia de intereses económicos de los criollos adinerados sumieron a la isla en una profunda crisis de miseria, injusticias, hambruna y enfermedades; hoy el gobierno espera los fondos federales con el mismo ahinco para malgastarlos y beneficiar al "sector privado" mientras mediante la Ley 7 han erosionado el estado de derecho en la isla, despidiendo a miles y deshaciendo el sistema de defensa legal de los trabajadores mientras mediante sus decisiones unilaterales y oligárquicas empujan a la sociedad boricua hacia una crisis social severa y creciente.
Los independentistas hemos tenido un proyecto de libertad política vivo desde que los puertorriqueños en los albores de nuestra historia nos sentimos puertorriqueños y comenzamos a vivir una realidad, nuestra realidad nacional, diferente y autóctona. Hemos sido reprimidos y oprimidos por querer aspirar a nuestra evolución como pueblo: eso es el Grito de Lares.
Los puertorriqueños hemos sido sometidos a sistemas sociales coloniales basados en la explotación de los trabajadores y los deseos de minorías criollas e intereses capitalistas extranjeros de sustraer riquezas y lucros injustos de nuestra sociedad e isla: esto es el Grito de Puerto Rico.
Algunas notas de salida.-
Primero. Este recuento de los hechos relevantes a la gesta del Grito de Lares no sigue una línea narrativa basada en figuras protagónicas sino que ha buscado recrear el marco social e histórico de la era (siglo XIX). Sin embargo en parte para subsanar la ausencia de mención de ciertas figuras ciertamente cimeras favor ver en la sección de comentarios algunas notas biográficas asociadas e inevitables.
Segundo. Hay ciertos aspectos de los hechos directamente asociados al levantamiento que debo apuntar:
Tras el destierro Betances se trasladó a Santo Domingo. Allí fundó el Comité Revolucionario de Puerto Rico: la Junta Revolucionaria Matriz por lo tanto se encontraba en Santo Domingo, donde residía Betances en su exilio. Con el dinero recaudado, Betances compró 500 fusiles, seis cañones y el pequeño barco “El Telégrafo”. Contaban con la promesa de repúblicas suramericanas para ayuda efectiva.
Existían varios comités revolucionarios diseminados por la Isla:
"Capá Prieto“ en Mayagüez, centro de la conspiración, presidido por Mathias Bruckman;
"Centro Bravo” en Lares, presidido por Manuel Rojas;
“Lanzador del Norte” en Camuy, presidida por Manuel González; incluia al alcalde del pueblo; y,
Otras Juntas Revolucionarias en San Sebastián y Ponce.
La fecha original del levantamiento era el 29 de septiembre de 1868, en Camuy; el Grito de Yara sería el 10 de octubre.
Segundo Ruiz Belvis viajó a Chile para recibir la ayuda ofrecida por el gobierno, pero no la recibió y encontró la muerte en forma sospechosa.
Betances saldría de Santo Domingo con un pequeño ejército y usarían el barco “El Telegrafo” anclado en Saint Thomas.
El 20 de septiembre las autoridades españolas se enteraron de los planes:
A mediados de 1868 se sorprendió a Pedro García con una lista de revolucionarios.
Después se recibieron noticias sobre la conspiración en Aguadilla, Ponce y Arecibo.
El 19 de septiembre el capitán Juan Castañón escuchó una conversación entre dos conspiradores en el camino entre Camuy y Quebradillas.
El militar que había prometido su ayuda, traicionó e informó de los planes al Coronel Manuel de Iturriaga.
El Coronel procedió al allana de la residencia de Manuel María González en el Barrio Palomar de Camuy hallando documentos.
Por lo acontecido, los revolucionarios adelantaron la fecha del golpe que originalmente se llevaría a cabo en octubre en conjunto con el Grito de Yara en Cuba.
El gobierno dominicano le prohibió la salida a la expedición de Betances y el gobierno de Saint Thomas incautó la embarcación. Adelantaron los planes para el 23 y los cambiaron para Lares.
ROF
Favor ver:
Grito de Lares, Grito de Puerto Rico: retos y desafíos.
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2009/09/grito-de-lares-grito-de-puerto-rico_12.html
Grito de Lares, Grito de Puerto Rico: epílogo parcial, en proceso...
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2009/09/grito-de-lares-grito-de-puerto-rico_20.html
Basado en varias fuentes tales como:
http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=06101303&page=2
http://es.wikipedia.org/wiki/Grito_de_Lares
http://notihistoriadominicana.blogspot.com/2007/06/el-cafe-en-puerto-rico-en-el-siglo-xix.html
http://pr.kalipedia.com/historia-puertorico/tema/epoca-colonial/regimen-libreta.html?x=20080803klphishpr_35.Kes&ap=0
Fernando Picó: Amargo café (los pequeños y medianos caficultores de Utuado en la segunda mitad del siglo XIX). Ediciones Huracán, Río Piedras, Puerto Rico, 1981. 1ª. Edición.
Fernando Picó: Al Filo del Poder, Subalternos y dominantes en Puerto Rico, 1739-1910. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1993.
Fernando Picó: 1898: La guerra después de la guerra. Ediciones Huracán, Río Piedras, P.R., 1987.
Fernando Picó: Historia general de Puerto Rico. Ediciones Huracán, Río Piedras, P.R., 1988.
Fernando Picó: Cafetal adentro. Una historia de los trabajadores agrícolas en el Puerto Rico del siglo 19. Revista El Sol, Órgano oficial de la Asociación de Maestros de Puerto Rico. Año XXX, núm. 1, 1986.
Cruz Monclova, Lidio. Historia de Puerto Rico en el siglo XIX. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1957.
Díaz Soler, Luis M., Puerto Rico desde sus orígenes hasta el cese de la dominación española. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1994.
Silvestrini, Blanca G. y Luque de Sánchez, María Dolores, Historia de Puerto Rico: Trayectoria de un pueblo. Cultural Puertorriqueña. San Juan, P.R., 1987.
Scarano, Fransisco A., Puerto Rico, cinco siglos de historia. México, McGraw-Hill, 1994.
Para ver listados adicionales de recursos y fuentes de bibliografia favor ver los comentarios.